La excelsa María Vargas, la única voz femenina –prácticamente también masculina- viva y en activo de la recordada y añorada segunda Edad de Oro de la historia jonda, regresa a nuestra ciudad para inaugurar el año flamenco en la sede de la venerable institución cultural de Peña Trevinca. Será en actuación privada para socios, acompañantes e invitados de honor, hoy sábado a la hora habitual.

La sanluqueña, que desde su primera adolescencia, compartió cartel en igualdad de condiciones, con lo más granado de las féminas en las seis últimas décadas, La Perla de Cádiz, La Paquera, Fernanda y Bernarda de Utrera y La Niña de La Puebla, también lo hizo de igual a igual con las vacas sagradas masculinas de esa gloriosa época, como el gran Mairena, Caracol, Fosforito, Menese, Juan Talega, Chocolate, Sordera, Lebrijano, Curro Malena o el mismísimo Terremoto, quién la jalea en su primer disco. Es, por todo ello, la última gran reliquia que nos queda de ese prodigioso momento histórico, y lo más importante, en plenitud de facultades, con su grandiosa capacidad para mejorar y engrandecerse con el paso de los años, cual manzanilla de la tierra. Grandeza que sigue demostrando desde que nuestra Peña la recuperara definitivamente para el universal arte, después de una breve y gris travesía del desierto. En esa vuelta a los escenarios lo hace como cabecera de cartel en la XI Noche Flamenca de Villaralbo, en el 2009, desde entonces, como digo, no ha dejado de elevarse hasta alcanzar el cenit en el XLVII Festival Flamenco de Zamora del pasado año.

Esta noche será altamente especial para los amantes de las exquisiteces jondas, el metal puro de su voz gitana milenaria, su conocimiento flamenco de los aires de Jerez y Los Puertos mamados en la infancia y reforzados en la juventud, y la frescura y empatía de una cantaora racial de corazón abierto, por la que Zamora lleva tiempo apostado, constituirá todo un acontecimiento en un contexto íntimo y familiar.

Depositaria de numerosos premios de prestigio, así como de excelentes grabaciones, incluidas las derivadas de su corto recorrido por la copla de más alta enjundia. Ha sido acompañada por todos los grandes de la sonanta: Paco de Lucía, Melchor de Marchena, Diego del Gastor, Manuel y Juan Morao, su paisano Manolo Sanlucar, Parrilla, Pascual de Lorca o Paco Cepero.

Mariquita Vargas -nombre artístico de sus primeros años- sí es profeta en su tierra como lo atestigua el homenaje tributado por Sanlucar de Barrameda en marzo de 2010, con el consiguiente descubrimiento de un monolito que da nombre a una coqueta plaza: “Plaza de la Cantaora María Vargas”. Previamente, en el 2008 también fue reconocida con la Insignia de Oro de la flamenca y vinatera ciudad de la bahía. Así mismo, dispone de una sucinta pero soberanamente ilustrada biografía escrita por Mariuca Cano y publicada en 2011. Estará acompañada por la diestra y flamenca bajañí de los aires jerezanos, Juan Manuel Moneo. En este caso también, sobran las palabras.