Ricardo Fernández del Moral, una vez más -y van nueve- llegó, vio y venció. Esa es su grandeza, esa es su inmensa capacidad para el arte, y, como siempre, trasmitió y empatizó, en comunión perfecta con el auditorio. En este caso, publico selecto donde los haya. Todos estábamos por algo concreto, o porque lo conocíamos y éramos habituales o porque no, pero se había oído maravillas de su arte. Nadie salió defraudado. Ricardo no defrauda a nadie. Por eso el entrañable coliseo presentaba una buena entrada sin llegar a colgar “Entradas agotadas”. Al final, ya en la salida, la concurrencia comentaba y manifestaba las excelencias del manchego. Prueba de ello fue la masiva adquisición de su disco para el que se hizo una larga cola en el hall del teatro para ser dedicado y, finalmente, para las fotos de rigor. Ricardo es una estrella en Zamora, su segunda patria, pero también lo es en toda España y fuera de ella.

Su espectáculo lo presenta perfectamente hilado y bien cosido siguiendo la historia del universal arte, por eso abre por temporeras (canciones de trilla en este caso). El solo sobre el escenario, para seguidamente hacer tonás (martinete), chica y grande y el macho grabado por El Niño Gloria en 1931. Apoteósica salida. Continúa por lo que Ricardo anuncia como soleares de Córdoba, que en realidad son soleares antiguas de Triana a partir de El Fillo, pasando por Silverio Franconetti, hasta llegar, primeramente a Ramón el Ollero –o Ramón el de Triana- y después a su mejor discípulo Onofre Media Oreja, quien las lleva y promociona en la ciudad de los califas. Preciosas, medidas y perfectamente entendidas por la concurrencia. El manchego, a estas alturas está ya en perfecta simbiosis con los asistentes.

En el mismo compás pero con más ritmo “tenemos las alegrías”. Han salido sus solventes acompañantes: Ofelia Marquéz y Rosa Guerrero. Ejecución perfecta de Ricardo y acompañamiento a través de la danza de Ofelia, con también patadita de Rosa Guerrero.

“La importancia del adelantado a su tiempo Don Quijote y su racional Sancho, símbolos universales para la promoción de mi tierra, me han inspirado estos tangos”. Los conocidos e importantes tangos de Ricardo, con el acompañamiento de las citadas artistas. Descanso.

Regresa el de Daimiel solo, para interpretar malagueña con la explicación correspondiente. Inicia por media granaína de Chacón, como muy bien había establecido Pepe Marchena, según le dejó claro Aurelio Sellé al insigne flamencólogo José Blas Vega, de cómo debería de encararse la grande de Enrique Jiménez El Mellizo. Es decir, lo que habitualmente llamamos la chica del Mellizo, es en realidad una media granaína de Don Antonio Chacón.

Momento sublime donde los haya. Seguiriyas. Abre por la monumental de Antonio Cagancho. Continúa por El Nitri, para cerrar por toná liviana de Diego Lebrijano. Apoteósico. Él, y su magnífica bajañí.

Explica el mestizaje del flamenco cuando se asocia con otras músicas. Por ejemplo, las de ultramar. Mezcla denominada por Antonio Murciano como “Cantes de ida y vuelta”. Así, acompañado de las dos artistas, nos interpreta habaneras de Carlos Cano, en modo de tangos rumba, con preciso intercalo de tanguillos gaditanos. Los aplausos siguen siendo esclarecedores.

Encaran bulerías. “El último gran palo desarrollado en el devenir jondo”. Dedicadas a la Peña Flamenca Amigos del Cante por la impresionante labor que hacen. Muchas veces quitando tiempo a su familia, a sus ocupaciones personales y profesionales, y que este año celebra su cuarenta y cinco aniversario. Una de las más antiguas del mundo”. Dedicatoria que recibió un significativo y caluroso aplauso. Cerca de veinte minutos por este palo partiendo de las clásicas de Jerez -Santiago y La Plazuela-. Ricardo, como volvió a demostrarlo el jueves, es un excelso intérprete por este especial estilo, hasta incluir un amplio muestrario de coplas en este compás. Todo ello perfectamente adornado por el baile de Ofelia Márquez y las palmas y jaleos de Rosa Guerrero. Caluroso y prolongado aplauso del respetable respondido por Ricardo con tres fandangos inspirados en Manuel Torre y matices de El Carbonerillo. Definitivamente, con el público puesto de pie, son agasajados y despedidos los artistas. Indudablemente la noche respondió con creces a las altas expectativas creadas.

Próximo jueves, último del ciclo, dedicado al baile con la racial Alba Heredia, premio Desplante de 2015. Buen cierre para un perfecto Ciclo.