Veo pasear a Maxi en soledad Santa Clara arriba, Santa Clara abajo; a veces, su recorrido es más amplio , sube hasta el alto de los curas y baja a visitar al padre Duero ; se sorprende de la suciedad que traen sus aguas oscuras y llenas de verdín hacen que una solitaria lágrima le llegue hasta su boca al recordar las aguas puras y cristalinas de su natal riomanzanas, donde podía divisar una hermosa trucha a distancia. Que al hacer su paseo matutino veía pastar a los ciervos en los prados en los que tanto había sudado; que al atardecer veía una hermosa raposa hurgar en la madriguera de un solitario conejo; que al anochecer no puede ver su estrella favorita con la que tanto soñaba. De vuelta a la calle de Santa Clara se esconde debajo de sus gafas tipo John Lennon y piensa , piensa...Quizás un día cansado de deambular por esta Zamora que poco a poco languidece le visite una zurita riomanzanera que antes de partir a tierras calurosas en su lenguaje que Maxi entiende a la perfección le diga: Maxi, te queremos, vuelve.