Rencoroso ya está en Benavente y va de tranquilo

Rencoroso va de tranquilo. Lo "valiente" del nombre no parece quitar lo cortés de su aparente obsecuencia, visto tanto sosiego, lo que en un bravo no debe suscitar ni una brizna de confianza. Le quitaron las fundas en el mueco sevillano sin que protestara y subió al camión sin rozar ni las paredes del cajón. Entró la mano en el guante.

El de Algarra embarcó a las 8.30 horas de la mañana en Almadén de la Plata como la seda y desembarcó en Benavente tras nueve horas de viaje, con la misma sedosa parsimonia. Ni un derrote en la subida al camión, ni tampoco en su entrada en el toril. Escarbó allí y escarbó aquí.

Ahí se quedó todo, aunque en la finca La Capitana no paraba de mostrar fijeza y una cierta agresividad contenida, según la concejala de Fiestas, Patricia Martín, que le presume fiero y peligroso pese a las apariencias.

En el toril fue recibido con un largo manguerazo de refresco. Levantó la cara y tomó el chorro de agua con fruición, sin mosquearse.

En la calle le aguardaban con paciencia. La cola para ver al enmaromado subía por la cuesta de la antigua calle Venezuela hasta el toril viejo sin solución de continuidad. Cientos de personas aguardaban para verlo. Una costumbre que no cambia.

El burel es cinqueño pasado (cumpliría seis años en diciembre), castaño, bragado corrido, codillero y meano y pesa 590 kilos. O pesaba, cuando fue presentado. Ayer en en la finca de Almadén parecía más musculado y ya en Benavente daba la misma impresión de envergadura bien equilibrada rematada con buenas y afiladas armas.

Este Rencoroso tiene encaste Juan Pedro Domecq. Dicen de los toros de Luis Algarra que son bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armónicas, bien encornados y astifinos, pudiendo presentar encornaduras en gancho Esta excepción no se da en el caso de Rencoroso, corniabierto y cornialto. Por lo demás hace honor a la descripción, incluso en lo de que tiene el cuello largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y la papada discreta.

Poco antes de las siete de la tarde llegó Rencoroso al Centro de Transportes, donde se preparó la comitiva de seguridad. En la avenida Maragatos aguardaban las doce peñas del toro. Es el segundo día más largo después del que deja el chupinazo, cuando se abren las fiestas.

Las peñas recorrieron el centro de la ciudad, mientras el camión se dirigía al toril para cumplimentar el desembarque, ser examinado por el veterinario de turno y descansar. La infraestructura blindada y sombría del interior del toril permite al público verlo sin molestarlo.

Rencoroso estaba a la suyo mientras el gentío desfilaba unos minutos para verlo. Hoy a las 19.30 comenzará a escribir la historia de su juego en Benavente.

Rencoroso, el Toro Enmaromado, ya descansa en Benavente

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