Ya en casa, el bombero de Zamora que viajó a Turquía: "Hemos visto cosas terribles"

La frustración de Javier Bodego, presidente de la ONG Acción Norte: "No rescatamos a nadie con vida, vuelves con una sensación agridulce"

En el centro, Javier Bodego, durante una de las intervenciones en Turquía. | ONG Acción Norte

En el centro, Javier Bodego, durante una de las intervenciones en Turquía. | ONG Acción Norte / Eva Ponte

"Esto es de lo peor que he vivido. Te vas para casa con una sensación agridulce porque nos hubiera gustado haber trabajado algo más allí, quizás un par de días, pero no ha sido posible". Así explica el zamorano Javier Bodego, cuáles son sus sentimientos cuando acaba de aterrizar en tierra española tras cuatro días de intenso trabajo con el que ha prestado su ayuda en la búsqueda de desaparecidos en la zona cero del terremoto que el lunes de la pasada semana sacudió Turquía y a la vecina Siria.

A la derecha, Javier Bodego en una de las intervenciones en Turquía, junto a uno de sus compañeros. . | ONG Acción Norte

A la derecha, Javier Bodego en una de las intervenciones en Turquía, junto a uno de sus compañeros. . | ONG Acción Norte / Eva Ponte

Bodego, presidente de la ONG Acción Norte, se preparaba para emprender su regreso a casa, en Santibáñez de Tera, sobreponiéndose a imágenes dantescas y sucesivas tragedias personales que día tras día se ha ido encontrando junto a sus compañeros de viaje. Javier se trasladó hasta Turquía el pasado miércoles con un grupo de bomberos de Vitoria y un día más tarde lo hizo otro grupo de otros diez voluntarios de esta ONG de Castilla y León. “Pero ya nos hemos venido todos, por una cuestión de seguridad”, explica, mientras resopla. Sobre el terreno han colaborado con equipos

Un grupo de intervención en las labores de rescate de la pasada semana en Turquía. | ONG Acción Norte

Un grupo de intervención en las labores de rescate de la pasada semana en Turquía. | ONG Acción Norte / Eva Ponte

Desde el jueves han estado trabajando en tareas de búsqueda de supervivientes en la población de Adiyaman, una ciudad situada en el sureste de Turquía. "La situación de esta ciudad era la de edificios totalmente colapsados, pero estamos hablando de que este era una de las mejores con un 70% de colapso. Pero el terremoto ha dejado ciudades arrasadas del todo. Había trabajo a patadas allí pero al final no nos han dejado estar más que estos cuatro días", lamenta este hombre, vecino del Valle del Tera y acostumbrado a intervenir en situaciones complicadas y catástrofes internacionales.

Colaboración con perros guías

En su intervención han colaborado con perros guías y con los bomberos de Turquía. "Estamos desolados, porque no hemos podido encontrar a nadie con vida. Íbamos a rescatar supervivientes pero no ha sido posible a pesar de todo el trabajo realizado", lamenta Javier. Han trabajado durante horas en cada jornada, dependiendo, eso sí, de los perros guía. "Hemos hecho unas dieciséis horas diarias, dependíamos un poco de los perros que también tenían que descansar", puntualizó. "Se han revisado muchas viviendas, muchas y no aparecía nada. Hemos ido casa por casa y no hemos tenido suerte. Lo que queríamos era descartar que en esas viviendas no había nadie vivo antes de que comenzaran a pasar las máquinas".

Narra cómo era su día a día y la "pena" de ver situaciones personales trágicas.

La tragedia del día a día

"No he vivido nada igual antes. Porque te puedes encontrar con un siniestro en un momento determinado. Pero es que allí dabas diez pasos y te encontrabas con una madre que quería sacar a su madre y su hija, seguías andando y veías a una persona que le faltaban cuatro o cinco personas de su familia. Estabas durante horas haciendo labores de rescate que no daban resultados. Eso te va haciendo mella en el ánimo", señala el zamorano.

Del mismo modo, hace hincapié en "la entereza de la gente de allí. Salías de la vivienda y diciéndoles que presumiblemente no había signos de vida y te seguían agradeciendo la labor que hacíamos. Hemos visto cosas terribles", asegura el zamorano.

Explica lo más difícil cuando las víctimas mortales son niños. "Nosotros no interveníamos para sacar a personas muertas, sino a posibles supervivientes, pero en alguna ocasión venía algún familiar que nos pedía que sacáramos el cuerpo de su hijo. Yo tengo niños y es muy duro eso. Lo intentamos pero era imposible, era necesario que interviniera la retroexcavadora y levantar la estructura para ello".

Señala Javier Bodego que su labor, la de la ONG Acción Norte que preside, aquí finaliza en Turquía. "Los dos equipos ya estamos de vuelta en España. Ahora lo que necesitan allí es dinero para poder comprar las viviendas prefabricadas para que la gente pueda comenzar a alojarse en ellas. Tienen agua y alimentación pero hace mucho frío. Y pasan horas junto a los escombros esperando algún signo de vida, pero es muy difícil", lamenta.

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