La Opinión de Zamora

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Emilio Castaño, el religioso de Benavente que puede ser beatificado por el Papa

El sacerdote, asesinado por milicianos en Ronda en 1936, forma parte de la primera Causa de los Santos de Málaga que ya está finalizada

Emilio Castaño Lobón en una imagen recuperada por los investigadores. Obispado de Málaga

Emilio Castaño Lobón, un sacerdote nacido en Benavente en 1864 y asesinado por milicianos en Ronda en julio de 1936, podría ser el primer religioso benaventano que beatifique el Vaticano. Castaño Lobón es uno de los 88 sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos de la primera Causa de los Santos de la Iglesia de Málaga, cuyo proceso de investigación acaba de cerrarse.

Toda la documentación de este proceso será enviada a Roma en los primeros meses de 2023.

La Iglesia de Málaga inició en el año 2007 la fase diocesana de la investigación para la canonización de los mártires de la Iglesia de Málaga en el siglo XX, que incluía a 215 sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos asesinados durante los primeros momentos de la Guerra Civil en la provincia malagueña.

Fosa común en el cementerio de San Lorenzo de Ronda donde se encuentran los restos del sacerdote.

Debido al volumen de la investigación esta se dividió en tres causas diferenciadas. La primera de ellas, que lleva el nombre del vicario de la Diócesis malagueña, Moisés Díaz-Caneja y Piñán, integra a 87 religiosos más, incluido el sacerdote benaventano Emilio Castaño Lobón.

La causa acaba de cerrarse a falta sólo de aspectos formales y procesales tras siete años de investigación. En esta primera parte del proceso se han buscado “las pruebas necesarias que confirmen la fama de martirio” de los 88 religiosos.

El obispo de Málaga nombró un grupo de jueces Ad Cassum, para facilitar la toma de declaraciones en toda la diócesis malagueña y se han efectuado numerosos exhortos a otras diócesis del país para tomar declaraciones a otros testigos. También se creó la Comisión Histórica con el fin de analizar la documentación recabada.

El caso de Emilio Castaño Lobón es uno de ellos. Los investigadores han podido completar prácticamente toda la semblanza de su vida a excepción de algunos datos que, debido a la desaparición de documentos, no han podido concretarse.

La semblanza

En esta investigación se ha recurrido al Obispado de Zamora, al de Astorga y al de Oviedo, y también al Archivo Municipal de Benavente, que confirmó y aportó la fe de nacimiento de Castaño Lobón, entre otra documentación.

Emilio Castaño Lobón nació en Benavente el 28 de mayo de 1864. Fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa María del Azogue de Benavente, el 30 de mayo del mismo año. Era el mayor de cuatro hermanos de los cuales dos fueron llamados al sacerdocio. La familia vivía en la calle Herreros y procedía de Quiruelas de Vidriales. Abandonó Benavente a principios del pasado siglo.

Posiblemente los dos hermanos cursaron estudios en el Seminario Conciliar de Oviedo, aspecto que no ha podido ser confirmado de forma fehaciente, aunque se sabe que un hermano Francisco dejó el seminario por enfermedad seis meses antes de terminar. Emilio fue ordenado sacerdote el 22 de mayo de 1891 y cantó misa al día siguiente.

Su actividad sacerdotal la desarrolló inicialmente como capellán en el Hospital Provincial de Benavente en 1906, y unos años más tarde se marchó como misionero a Argentina, a la Iglesia del San Juan Bautista en Cacharí (Azul, Buenos Aires).

La imagen recuperada del original del sacerdote benaventano. Obispado de Málaga

Probablemente ejerció en Argentina entre los años 1909 y 1916, aunque la consignación como párroco data de 1913. De esa época los investigadores han logrado recopilar documentos remitidos por la Iglesia de Argentina que indican que Emilio estaba vinculado a la Diócesis de Oviedo.

Regresó a España en 1916 y pasó por Jerez y Puerto Real (Cádiz), donde su hermano Francisco era empleado de los Ferrocarriles Andaluces. Sobre los años 20 ejerció su ministerio en Benagalbón (Málaga) y en toda la zona de influencia de la Axarquía malagueña: Venta de Zafarraya, Rincón de la Victoria, Alcaucín e incluso en pueblos más lejanos como Villanueva de Cauche y Villanueva de la Concepción.

En el relato somero de la semblanza de Emilio Castaño de esa etapa los investigadores recogen que todos estos desplazamientos los hizo a lomos de una pequeña borriquita.

A finales de los años 20, a su hermano, al que estaba muy unido, lo destinan como ferroviario a la estación de Alhaurín de la Torre. Este destino coincide con el que será el último traslado del sacerdote benaventano, que es nombrado coadjutor a la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Ronda.

Otro plato en la mesa

Los testimonios recogidos, entre ellos el del sacerdote y vicario de Ronda que en aquellos años era seminarista, José Parra Grossi lo describen como “un cura generoso, muy simpático y temperamental, como buen zamorano”.

Todos los días tenía por costumbre decirle a su asistenta Manuela que pusiera un plato de más en la mesa, pues siempre invitaba a comer a cualquier indigente o persona necesitada que se encontraba de camino, extremo que le solía reprochar su sobrina, con la que vivía en Ronda.

Los testimonios familiares y de José Parra Grossi, por aquel entonces seminarista y colaborador de la parroquia del Socorro, señala que Emilio fue detenido por unos milicianos en su casa, el día 25 de julio de 1936 y llevado a la cárcel de Ronda donde permaneció dos días junto a otros sacerdotes.

El 27 de julio, dos días después de ser detenido, fue conducido a las afueras del pueblo, a la carretera que va de Ronda a Cuevas del Becerro, y junto a otros dos sacerdotes fue fusilado. Tenía 72 años.

Sus restos, según relató a sus familiares el médico que levantó el acta de defunción, junto con el de los otros dos sacerdotes, fueron enterrados en una gran fosa común bajo una gran cruz en el cementerio de San Lorenzo de Ronda, donde continúan hoy en día.

Con la causa finalizada, será el Vaticano el que a partir del próximo año tendrá que estudiar toda la documentación. Este proceso puede durar varios años hasta que la resolución del proceso de canonización se convierta en una declaración oficial del Papa beatificando a Emilio Castaño Lobón y a los 87 religiosos de la causa.

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