De la misma forma en que se hiciera siglos atrás, los vecinos de Bretocino comenzaron a llegar a la plaza del pueblo con el sol de mediodía brillando en el cielo sobre el Valle. Allí se encontraban casi una decena de puestos, distribuidos por la zona para ofrecer a los visitantes todo tipo de productos artesanales con un denominador común, la ilusión y el esmero por hacerlo lo mejor posible.

Visitantes del mercado medieval de Bretocino. | C. G. R.

La cuarta edición del mercado medieval de Bretocino tuvo lugar durante la jornada de ayer, desde las 12:00 horas y hasta la caída del sol. Desde un puesto con tejas pintadas y decoradas a mano, hasta la bisutería más delicada, pasando por un puesto de los más pequeños “mercaderes” con su coqueto puesto de limonada. Después de las tres primeras horas de mercado, llegó el momento del descanso para yantar. A las 18:00 horas, la actividad en el mercado volvió a ponerse en marcha y, unos noventa minutos después, comenzaron a llegar las sorpresas a la plaza de Bretocino.

Un puesto de tejas en Bretocino. | C. G. R.

A medida que el sol iba cayendo, el aura en Bretocino comenzaba a tornarse más mística con el espectáculo de danza oriental “Yemaya”. Por último, con el cielo nocturno ya perfectamente visible, comenzó el espectáculo de fuego para poner fin al mercado.

Los más pequeños también tuvieron su puesto. | C. G. R.

Visitantes en uno de los puestos del mercado. | C. G. R.

Puestos a la entrada del mercado. | C. G. R.

Visitantes disfrutando de la sesión vermú en Bretocino. | C. G. R.