Pocas cosas gustan más que una buena charla, lejos de banales conversaciones insustanciales o con personas que primero hablan y después piensan, dejando de lado la postura más dialogante.

Es por ello que el Ayuntamiento de Benavente, a través de su Concejalía de Educación, Bienestar Social e Igualdad, decidió recuperar este verano los Cafés Filosóficos, a los que todo aquel que quisiera, podía asistir y aportar su punto de vista y sus opiniones sobre los múltiples temas tratados en cada una de las sesiones.

Estos Cafés Filosóficos han tenido lugar los días 27 de julio, 3 y 11 de agosto, y contaron con la colaboración del profesor Pello Biain González.

Una de las sesiones de los Cafés Filosóficos

Antonio Vega, concejal encargado de la organización de estas actividades, que tenían lugar en la Casa de Solita, ha manifestado su agradecimiento a todo el pueblo benaventano al apuntar que la respuesta de la gente ha sido “altamente satisfactoria”. “Hemos tenido una participación media de treinta personas”, añade.

“En los tiempos actuales, donde se habla tanto y escucha tan poco, que se hagan este tipo de actividades es una oportunidad muy grande y hay que aprovecharla", apuntaba el Concejal.

En estas actividades, según comenta Antonio Vega, los asistentes, que han mostrado un gran interés, “aprenden a pensar primero y hablar después, y hacerlo con orden y con rigor”.

“Y esto es algo que entraña una dificultad y requiere entrenamiento”, explica. Y ese entrenamiento se encuentra alejado de la filosofía académica enseñada en los institutos, que priva en muchas ocasiones a los alumnos de la posibilidad de debatir y pensar con profundidad.

Desde la organización de estos Cafés Filosóficos apuntan que se han tomado desde un punto más bien educativo. “Se trataba de aprender a organizar el pensamiento, aprender a expresarse y a explicitar exactamente cuál es el objeto de cada intervención” explica Antonio Vega y añade que “también tiene una dimensión terapéutica porque, igual que en la psicología cognitiva, se ayuda al paciente a organizar el pensamiento y a expresar la dolencia que tenga”.

Según ha confirmado el propio Antonio Vega, desde el consistorio benaventano se está valorando la posibilidad de ampliar estas actividades al resto del año, aunque el formato sería diferente.

“Estamos estudiando seguir celebrando estos cafés filosóficos durante todo el año, online, con el profesor que ha participado aquí, y que lo haría telemáticamente desde el País Vasco”.

Esta posibilidad hace pensar, no solo a Antonio Vega, sino a todo el consistorio benaventano en el interés que ha mostrado la población en esta serie de eventos. “Estoy convencido de la oportunidad y la conveniencia de este tipo de actividades”, sentencia.

Lo que estos cafés pretenden es que la sociedad abandone tan antiguas y perjudiciales actitudes como la expresión de opiniones sagradas o verdades absolutas que nadie puede refutar o la obsesión por convencer a los demás e imponer el criterio propio por encima de cualquier otro.

La población de Benavente sabe que es importante pensar antes de hablar, porque de esta manera se alcanzará una conversación mucho más enriquecedora y sana para todos los interlocutores. De ahí que haya acogido con tanto interés una actividad que lo único que buscaba era entablar tertulias profundas e interesantes, lejos de la banalidad y la superficialidad de quien habla para no decir nada.