La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Vuelven las desbrozadoras naturales a este pueblo de Zamora

Los asnos zamoranos leoneses regresan a las piscinas de Santa Croya tras haber perdido gran parte de su pasto a causa del incendio

Vuelven las desbrozadoras naturales Carlos García Rodríguez

La zona de la piscina natural de Santa Croya de Tera vuelve a disfrutar de la compañía de unos particulares visitantes, que observan expectantes a todos los bañistas y paseantes que por allí desfilan. Los asnos zamoranos leoneses han sido de nuevo trasladados al área para tener alimento asegurado y ayudar a la limpieza de las parcelas aledañas.

En un año muy convulso a todos los niveles, el económico es uno de los más afectados. El alto precio de las materias primas, entre las que se encuentra el alimento de los animales, ha llevado las consecuencias del incendio a ser todavía más graves, por lo que el pasto de Santa Croya cobra mayor importancia en la conservación de la raza zamorano leonesa.

El fuego originado en Losacio el pasado 17 de julio, y que arrasó más de 36.000 hectáreas, dejó tras de sí una estela de desolación y un ennegrecido monte que tardará años en recuperarse.

Las pérdidas naturales y económicas, de un valor incalculable, han afectado a todos los niveles de la vida de la zona, en la que el monte suponía uno de los principales sustentos.

Vuelven las desbrozadoras naturales Carlos García Rodríguez

No han quedado exentos de estas enormes pérdidas los animales de AsZal, la asociación dedicada conservación y protección del asno zamorano-leonés. AsZal tiene en Santa Croya de Tera uno de sus principales baluartes para la defensa de un patrimonio genético y cultural tan grande como el del asno zamorano leonés.

El incendio, no obstante, cargó con fuerza sobre este centro de conservación y las parcelas de alrededor, donde pastaban los animales.

“Los burros estaban en shock, en cuanto encontraron una parcela lejos del fuego, no se movieron de ahí, notaban el peligro”, explica Jesús de Gabriel, secretario técnico de AsZal. “Tenían un ámbito muy grande para moverse, y fueron ellos mismos los que encontraron una parcela alejada del riesgo”, apunta.

Vuelven las desbrozadoras naturales Carlos García Rodríguez

“Incluso había cuatro animales en las cuadras y que al abrirles la puerta, no se iban”, añade. “Ellos encuentran protección y se sienten más cómodos en lo conocido, por lo que al ir a una zona que no conocían, apenas se movieron”, comenta.

“No han sufrido ningún daño, pero han perdido toda su zona de pasto”, lamenta. “El monte ha quedado arrasado y hay una legislación que apunta que el terreno quemado no se puede pastar en cinco años, como medida de protección para evitar que la gente queme terrenos”, explica,

Jesús de Gabriel es consciente de la importancia que tiene esta clase de ganadería en zonas como la piscina de Santa Croya de Tera. “Es una especie de economía circular, porque es el burro el que limpia, el que come y el que después abona la tierra”, comenta.

También es conocedor de las polémicas de la ganadería extensiva como potencial agravante del cambio climático, a través de las emisiones de los propios animales.

“En general todos los herbívoros generan emisiones de metano, pero en el caso del animal que pasta en el suelo, es muy beneficioso para el medio ambiente”, apunta.

Concretamente, en el ámbito de Santa Croya de Tera, manifiesta Jesús de Gabriel que hay diferentes factores que otorgan mucho valor al hecho de tener ahí a los animales. “Los burros ahí están muy bien, están muy cerca del agua y es una hierba muy buena, además de que generan un paisaje precioso”.

La labor de los burros como desbrozadora es una cuestión genética, según explica Jesús de Gabriel. “Son animales que en cuanto a la alimentación son parecidos a las cabras, que necesitan la lignina, la fibra bruta del tronco y las ramas de los árboles, entonces son más agresivos que por ejemplo el ganado ovino”.

Comenta, no obstante, que “tiene que haber un manejo adecuado y todo depende de cómo manejes a los animales”. Esto, según cuenta, es que “si por ejemplo, tienes a los animales en un espacio pequeño, con poco ámbito de movimiento, pues arrasan con todo, ya sean burros, vacas u ovejas, pero si les das el espacio suficiente, pueden comer pasto arbóreo, arbustivo y herbáceo”.

La zona de pastoreo de los burros ha quedado arrasada y así seguirá durante una temporada larga”, lamenta Jesús de Gabriel y añade que “gracias a la colaboración que tenemos entre AsZal y el Ayuntamiento, se están utilizando unos pastos que sirven a los animales para recuperarse bien del susto”.

La era junto a la piscina natural de Santa Croya de Tera ya no solo es un idílico paraje natural, sino que ahora es, una vez más, un centro temporal de protección de uno de los patrimonios genéticos autóctonos más importantes de la provincia.

Muchos son los visitantes que contribuyen a hacer de esta una postal de lo más bucólica, beneficiosa para el pueblo, y para unos animales que encuentran en esta zona un gran sustento y de una calidad que repercute directamente en su nivel de vida.

AsZal, como toda la provincia, sufrió grandes pérdidas durante uno de los incendios más devastadores de la historia de este país, pero son cosas como esta las que hacen vislumbrar la esperanza y confiar en que poco a poco todo vuelva a ser, al menos, una parte de lo que fue.

Compartir el artículo

stats