La devoción que los fieles benaventanos profesan a la Virgen del Carmen recuperó ayer el pulso tras dos años en blanco debido a la pandemia.
Las muestras de fe mariana volvieron a las calles del entorno de la parroquia de la Virgen del Carmen de Renueva pese al asfixiante calor que aún predominaba al atardecer.
Por la mañana, tras la novena, es costumbre que las mujeres procesionen una imagen de la Virgen (en realidad de la Virgen de la O, una de las advocaciones marianas) desde la iglesia hasta los paseos de La Mota donde se canta la Salve.
Ayer, sin embargo, el itinerario también se acotó al entorno de la parroquia: Calle Ancha, Agujero de San Andrés, y Portillo de San Andres.
La procesión de la Virgen del Carmen, seguida de numerosos fieles, de cofrades y de niños que han hecho este año la comunión y arrojaban pétalos al paso de la Virgen, y por las autoridades, comenzó pasadas las nueve de la noche.
La procesión pone fin al novenario que desde hace años se ha ido reduciendo, aunque mantiene los hitos principales de la devoción a la Virgen del Carmen, hitos de los que la procesión de anoche es su máxima expresión.