La Opinión de Zamora

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Benavente: Miguel Carbajo, medalla nacional de Harinero de Honor por su trayectoria

Tercera generación de una familia marcada por la tradición harinera, impulsor de Harinas Carbajo, destaca por su “compañerismo”

Miguel Carbajo de Santiago, con su familia, tras recibir el galardón. | Cedida

Miguel Carbajo de Santiago, de Harinas Carbajo, ha recibido de la mano de la Asociación de Fabricantes de Harinas y Sémolas de España (AFHSE) la Medalla de Molinero de Honor.

Es la tercera generación de una familia marcada por la tradición harinera. Su abuelo Miguel fundó la primera fábrica de harinas en San Miguel del Valle en 1920 y llegaron a tener siete fábricas de harina en funcionamiento del grupo familiar Carbajo. Actualmente llevan la fábrica de Benavente sus primos Luis y Nazaret, junto a su hijo Pablo.

Han sido más de 60 años de Miguel Carbajo vinculado al sector harinero con muchas experiencias vividas y, aseguran sus hijos, grandes amigos. Recibir la Medalla de la Molinería Española ha sido algo emotivo para él, puesto que este galardón premia la trayectoria de los profesionales del sector y reconoce el trabajo desarrollado a lo largo de toda su vida profesional en pro del interés general del sector harinero donde Miguel cuenta con numerosas muestras de amistad. También pone en valor “sus permanentes muestras de compañerismo y amistad hacia todos aquellos con quienes comparte el día a día del sector”

Destacan de él que se trata de “un hombre de una actividad desbordante en el desarrollo industrial y económico de Zamora y Castilla-León, de gran iniciativa y audacia empresarial y de fina sensibilidad social”. Haciendo un recorrido por su trayectoria profesional en el sector harinero hay que remontarse a cuando Miguel Carbajo tenía 14 años, donde comenzó ayudando en la fábrica de Valderas que regentaba su padre Antidio. Aunque estudió perito mercantil en Valladolid, donde conoció a su mujer “apoyo incondicional en su vida”, fue en 1966 cuando se embarcó en el proyecto empresarial de su vida.

De modo que con 22 años compró la sociedad Harinas La Sorribas ( actualmente Harinas Carbajo, S. A.) junto a su padre y su tío, a Felipe González, persona de gran renombre en Benavente y la comarca. “Era una empresa en funcionamiento pero totalmente enquistada, con baja productividad y profesionalidad de los empleados, con maquinaria obsoleta, etc”, explica.

Por ese motivo en 1970, recién casado, decidió irse durante un año a la Escuela Suiza de Molinería en St. Gallen donde adquirió conocimientos que han sido fundamentales para hacer crecer la empresa. En Suiza, además, comenzó con otra gran pasión en su vida que hoy en día sigue practicando, asegura, y es el esquí.

En los años 80 hicieron la primera reforma de maquinaria y a principios de los 90 aumentaron la capacidad productiva de la harinera de Benavente puesto que tuvo que cerrar la fábrica de San Miguel del Valle, debido a la construcción de otra harinera, la de Villafranquina en Arévalo.

En aquella década de los noventa había en Castilla y León unas 140 fábricas de harina, explican, y en la actualidad quedan 17 en funcionamiento. En el conjunto nacional también por 1990 se cifraban las fábricas harineras en 1.500, mientras que actualmente hay en funcionamiento unas 82.

Aunque Miguel Carbajo se jubiló oficialmente en el año 2009, ha seguido colaborando activamente en la empresa hasta el año 2019 y “todavía sigue interesándose por el negocio benaventano aunque de una manera menos visible al tener su residencia actual en Valladolid”.

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