La identidad del cadáver hallado ayer por la mañana en las compuertas del canal de la fábrica de Harinas la Ventosa se corresponde con la de L. L. M., de unos 62 años de edad, de origen portugués, residente en Benavente y desaparecida hace año y medio. Así lo adelantó ayer este periódico.
Documentación hallada en el cuerpo ha confirmado las sospechas iniciales de la Guardia Civil, que la buscaba hace 18 meses y la había incluido en la lista nacional de desaparecidos.
No obstante, tendrán que ser las pruebas de ADN las que confirmen oficialmente la identidad tras el cotejo de las muestras del cuerpo con las tomadas a un hermano que reside en Portugal y denunció la desaparición.
El cuerpo se encontraba en un avanzado estado de descomposición. Los bomberos de Benavente tuvieron que emplearse a fondo para acercarlo a las compuertas y mantenerlo bajo una lona de plástico extendida en el agua para poder sacarlo a la superficie.
La autopsia, que se practicará hoy por la mañana en el Instituto Anatómico Forense de Zamora, determinará, si el estado de los restos lo permiten, la posible causa de la muerte en que se produjo. Las pruebas de ADN tardarán algunos meses.
El hallazgo del cuerpo se produjo alrededor de las once menos veinte de la mañana de ayer, cuando el personal de la fábrica de harinas limpiaba de vegetación las compuertas del canal.
Al principio pensaron que se trataba de una especie de espantapájaros. Tras apreciar que parecía un cadáver, telefonearon a la Guardia Civil. El primero en ver los restos, uno de los copropietarios de la fábrica, apreció que el calzado era femenino: “los zapatos tenían tacones”.
Apenas cuarenta minutos antes, una retroexcavadora había accedido al canal por la margen derecha en sentido del curso de agua para sacar del canal un árbol caído sobre el cauce. La harinera estaba despejando la ría de vegetación.
Parece que el cadáver había quedado retenido hacía tiempo por este obstáculo. Al sacar el tronco y las ramas del canal el cadáver quedó liberado y la corriente lo arrastró unos 300 metros hasta las compuertas de la harinera, donde quedo retenido hasta que fue descubierto. El cuerpo estaba muy deteriorado debido al tiempo que llevaba en el agua.
Seguimiento bancario
Los restos fueron sacados del canal y trasladados en un vehículo funerario al Instituto Anatómico Forense de Zamora pasada la una del mediodía. La forense había examinado los restos y los ropajes junto a miembros de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil tras ser sacados del agua por los bomberos.
El hallazgo no fue ni muchos menos inesperado para los investigadores. Desde hace año y medio la buscaban tras su súbita desaparición. Llevaba años afincada en Benavente, donde había regentado un bar en Las Eras junto a su marido, ya fallecido.
Durante este tiempo, la Guardia Civil había obtenido autorización judicial para mantener bajo vigilancia las cuentas bancarias de L. L. M., cuya vivienda en la calle Alonso Briceño había sido ocupada “ilegalmente”, según llegó a denunciar su hermano, lo que había generado alarma social en la urbanización Las Catalanas. La vivienda sigue ocupada.
Una comisión judicial llegó a acceder a la vivienda buscando indicios que explicaran la desaparición, cuyas circunstancias podrían esclarecerse ahora. Todo parecía estar en orden. La inspección no arrojó indicios que señalaran la causa de la desaparición.
En todo este tiempo no se ha producido ningún movimiento en su cuenta del banco más allá de las derivadas de las domiciliaciones de recibos por servicios como luz y agua, que se seguían cobrando regularmente.
La Guardia Civil llegó a poner en marcha varios operativos de búsqueda en el término municipal de Benavente, incluyendo los cursos de agua. La zona en la que han aparecido los restos fue peinada hace tiempo varias veces, pero no se halló rastro alguno.