La Opinión de Zamora

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Veguilla 2022

La comunión de Siguiñuelo en Benavente

Más de 3.000 benaventanos vibran en la plaza Mayor benaventana al grito de ¡Toro, Toro Toro! en su reencuentro con la petición del Enmaromado tras dos años de pandemia

Luciano Huerga, alcalde de Benavente, arengando a más de 3.000 personas en la plaza Mayor durante el acto de petición del Toro Enmaromado.

¡Toro, Toro, Toro! Fueron tres las veces que el alcalde de Benavente, Luciano Huerga, reclamó a más de 3.000 benaventanos que sacarán por la garganta todo el fervor contenido tras la pandemia. Primero la parte izquierda de la plaza. Luego el centro. Después la derecha. Al unísono al final toda la plaza. Y vuelta a empezar.

Tres veces tres, para que a nadie de los presentes le quedara grito que lanzar dentro de las cuerdas vocales, ni grupo coral alguno por satisfacer, estuviera en la izquierda, el centro o la derecha. Toda la plaza por partes, toda en conjunto al final de cada ronda.

“El Ayuntamiento de Benavente está orgullloso de todos y cada uno de vosotros”, enfatizó Huerga al pedir el último esfuerzo coral.

Así ha sido el momento culminante de la petición del Toro Enmaromado de Benavente

Así ha sido el momento culminante de la petición del Toro Enmaromado de Benavente J. A. G.

Tras dos años de sequía festiva por la covid, tenían los benaventanos asistentes tantas ganas de pedir el Toro como el alcalde de concederlo. Benavente siempre, o casi siempre, se ha entregado a fondo en este acto que, pese a la apariencia de atavismo, renueva votos cada primavera. Ayer pareció que hubiera ganas acumuladas, sin gastar.

Benavente siempre ha vibrado pidiendo el toro con carácter general. Ha sido esta la respuesta habitual, fueran los “discursos” tímidos, tibios, encendidos, torpes o desacertados; con alcaldes de derechas, de centro o de izquierdas.

Ayer sin embargo hubo una comunión especial de ganas entre el pueblo que pide y la autoridad que concede, una suerte esta de extraño oxímoron -como el agua seca o la luz oscura- que viene de la Edad Media.

Pero pocas veces se ha llegado al resultado final con tanta naturalidad y tantas vibraciones positivas. De ahí esta comunión tras la covid: podría decirse que la enfermedad ha unido más ahora (que ya es después), que antes o durante de la pandemia. "Las fiestas que nos unen", había dicho la concejala de área, Patricia Martín, días antes, en el discurso de coronación de la reina de la Juventud.

La plaza Mayor tras la aparición de Siguiñuelo en el cartel. / E. P.

Huerga recordó a los niños, a los mayores, a los sanitarios, a los transportistas, incluso a los empleados de la banca. Entre bloque institucional y bloque recordatorio (clásicos en los discursos de todos los alcaldes locales que toros han dado), pidió a los benaventanos que se entregaran a fondo.

Él también se aplicó. Pasó lista por fracciones de plaza, arengando, poniéndole todos los decibelios al verbo petitorio, y ninguna parte de la plaza le falló. Jóvenes, boomers y mayores respondieron coralmente. Sin divisiones. A lo que se ve, la fiesta no es como la política.

Imagen de la plaza Mayor antes de comenzar el acto de petición del Toro Enmaromado. J. A. G.

En cada ala de la plaza, también en el centro, hubo una respuesta gutural colectiva. A la tercera tanda de “¡Toro, Toro, Toro! no había cundido el desánimo pese a los riesgos de afonía y entonces apareció Siguiñuelo, el Enmaromado de 2022, tras dos años en blanco, sin fiestas ni toros.

Parece otra metáfora que después de un bienio sin enmaromado que correr, el morlaco del reencuentro sea de un encaste, Jijona, prácticamente desaparecido en la península ibérica. Por la sangre de Siguiñuelo dicen los taurinos que corren los últimos vestigios de esta casta fundacional del toro de lidia.

Cartel del Toro Enmaromado de 2022 Siguiñuelo. J. A. G.

Siguiñuelo es cinqueño (cumplió el lustro en marzo), negro peceño, bragado, meano, corrido y salpicado, y procede de la ganadería de Peñajara de Casta Jijona, de Peraleda de la Mata (Cáceres).

La Concejalía de Fiestas buscaba desde hace años un astado negro y ha podido conseguirlo ahora. El morlaco ha costado 11.500 euros y pesa 580 kilos.

La concejala de Fiestas, Patricia Martín, abrazándose emocionada con el alcalde, Luciano Huerga. J. A. G.

Viene (vendrá) de Peñajara de Casta Jijona, que tiene sus fincas en ‘Quejigoso’ de Calera y Chozas (Castilla -La Mancha) y “Torvicioso”, de Peraleda de la Mata (Cáceres). Está integrada en la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Su divisa es azul y oro, y la procedencia, de Baltasar Ibán Valdés, referencia de la casta Jijona.

Dicen de los toros de casta Jijona que son bastos de hechura, grandes de alzada, con un peso destacable, ligeros de patas y resistentes, y con las encornaduras bastante desarrolladas y hacia arriba. Las señas parecen coincidir, su juego se verá el 15 de junio.

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