La Opinión de Zamora

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Antonio Feliz, Parsec¡ Muralista

“El muralismo tiene un valor comunal: lo que se pinta pertenece a los demás”

“Todo el mundo tiene algo que decir sobre el arte, aunque no lo entienda. A veces es un pálpito y te gusta o no”

Antonio Feliz, Parsec¡, posando con el boceto del mural que pintó durante cinco días en la calle Ledo del Pozo. J. A. G.

Antonio Feliz, Parsec¡, (Castrogonzalo, 1978), concluyó hace apenas dos semanas un mural de 50 metros de longitud en la calle Ledo del Pozo. Fue un encargo del Centro de Estudios Benaventanos y del Ayuntamiento.

El trabajo es una suerte de cronología histórica de la plaza del Grano y del entorno. Parsec¡ comenzó a pintar murales en 2000 y desde entonces acumula más de doscientos trabajos diseminados por toda la comarca, a los que se suman un número inconcreto en otras provincias de la región.

En esta entrevista, Parsec¡ habla de sus comienzos, de su evolución y del futuro del muralismo, un arte que Banksy ha internacionalizado y que se ha integrado en ciudades y pequeñas poblaciones de forma natural.

Antonio Feliz, Parsec¡ J. A. G.

—¿Cómo surgió el encargo del mural?

—La gente de Ledo del Pozo y también el Ayuntamiento de Benavente se pusieron en contacto conmigo y me sugirieron la idea de hacer un mural en la calle Ledo del Pozo, un poco con motivos de la plaza del Grano y de los Bueyes, e intercalándolo con motivos históricos, como los ellos que he puesto y este tipo de cosas. Entonces estuvimos hablándolo, presenté unos bocetos y la idea fue para adelante y ahí está.

—¿Cómo eligió los elementos de la composición para completar los 50 metros del mural?

Algunos de los elementos se basan en documentación de Ledo del Pozo. Rafa, que es miembro del Centro de Estudios y ha inaugurado recientemente una exposición en Casa Solita, ha recogido en unos paneles informativos la historia de ese primer sello de Fernando II hasta fotografías de iglesias, algunas ya desaparecidas. Me basé mucho en esta información y luego en otra que me envío José Mariño. También estuve buceando en el blog de Emiliano Pérez Mencía donde hay un montón de documentación y fotografías de Benavente. Tiré de todo este material y así configuré el mural.

"Algunos murales han sido destruidos, pero estas obras tienen un carácter efímero y es bonito también"

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—¿Cuál ha sido el veredicto para su mural? ¿Ha gustado?

—Sí, sí. La gente que pasaba por allí se sentía bastante identificada con el mural. Enseguida ya se sabe cómo es la memoria. Ah, esa plaza la conocí yo cuando era niño. Esa es la subida de las escaleras. Recuerdo cuando había un mercado de bueyes y caballos, y llevaban las burras allí. La gente mayor lo recordaba y desde que entras en la calle por la plaza del Grano y sales por la del Hospital es una especie de cronología, que va desde la foto más antigua y los sellos antiguos, hasta un poco el homenaje a Pacolo.

—¿Cómo surgió esa dedicatoria final?

—Pacolo y yo nos conocimos hace muchos años. Siempre supe de sus trabajos y de su arte, de sus murales en Benavente. Sus retratos y sus óleos y nos conocimos y tuvimos una buena amistad. Como pintor siempre le admiré y también como persona. Su pérdida el año pasado fue un palo. El recuerdo in memoriam fue como la rúbrica final. No lo sabía nadie y fue una sorpresa.

El boceto del mural de la calle Ledo del Pozo. L. O. Z.

—¿Cuántos años lleva dedicado como Parsec¡ a pintar murales individualmente, pero antes como grupo con el mismo nombre?

—Ya no existe como grupo. El grupo soy yo solo, un grupo de uno. Yo empecé a pintar regularme a comienzos de 2000 y murales también. Lo hice de forma personal, a veces ilegal, otras legal. Era emocionante lo ilegal, siempre estaba un poco unido al grafiti, aunque de otra forma, más con rodillo. De repente hacía dibujos en naves o en lugares un poco abandonados. Tampoco quería ser muy intrusivo y generalmente fuera de la ciudad.

—¿Con el tiempo le asimiló el sistema y decidió crear sus murales de forma no clandestina o entró en sus cauces por convicción?

—Absorbí yo al sistema y fue de forma natural. Al principio el grupo Parsec¡ era un grupo de amigos que salíamos a pegar cuadros que yo hacía en casa con material reciclado sobre cartón pluma, y llenábamos un poco la ciudad, y luego viajábamos y los pegábamos fuera también. Pero el grupo Parsec¡ era yo solo en realidad. Era yo quien realizaba las obras, los murales, quien contactaba con la gente para que viniera a pintar a Castrogonzalo. Y luego la visibilidad estaba ahí. Una cosa positiva de Zamora es que no había nada de esto en ese momento. Era de los poquitos que andaba pintando cosas por ahí. Al final también, lo bueno o lo malo, es que nos conocemos todos y era muy fácil localizarme. Empecé a hacer encargos y algunos ayuntamientos se enteraron de quién era, consiguieron mi teléfono, mi correo electrónico, me escribieron y para allá que fue la cosa.

"Ahora hay un boom que no existió antes, pero la normalidad volverá como con las bitcoins"

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—¿De dónde viene Parsec¡? ¿Por qué este pseudónimo?

—Parsec es una medida astronómica, aunque el nombre lo tomé de una canción que me gustaba mucho del grupo británico Stereolab.

—¿Había un componente reivindicativo en los primeros trabajos? ¿Los sigue habiendo?

—Siempre hay alguna intención dentro de cada obra. Sí, sí. Pero no sé, quizá intentar cambiar el mundo con el arte nos viene un poco grande a todos. Pero sí, siempre hay una intención dentro, en trabajos oficiales y no oficiales. El primer mural que pinté en Benavente en el pasaje, en la Cañada de la Vizana, me gustó mucho porque tuve toda la libertad. Fue una idea mía sin documentación que me curré yo solo y lo llamé Zamoria, como la tierra de Conan el Bárbaro, y un poco también era una reflexión sobre mi tierra desde este punto de vista. Era una reflexión sobre la inmigración, sobre la historia… El mural sigue allí y se mantiene intacto.

Parsec¡ posando con el boceto el día que comenzó el mural. J. A. G.

—¿Cuál fue su primer mural?

—Pues seguramente a finales de los noventa en las paredes de mi casa, en Castrogonzalo. Al principio yo colgaba los cuadros que hacía. Pero el primer mural que hice a rodillo lo hice también en Castrogonzalo. Una chica con el pelo naranja, y esto fue en 2005.

—¿Cómo elegía los lugares en los que pintar, al principio, de esa forma, digamos clandestina, aunque no intrusiva?

Sobre todo en lugares que estuvieran un poco ocultos. Los sitios abandonados me interesaban muchísimo siempre. Naves industriales alejadas y en plena meseta pinté muchas casetas de cazadores, muchos sitios de riego, donde no molestaba a nadie y estaba bastante tranquilo. Y como no era habitual, la verdad es que la gente nunca dijo nada malo. A veces si veía a alguien pedía permiso.

Antonio Feliz, Parsec¡, pintando. J. A. G.

—¿Nunca tuvo ningún problema?

—No. Tuve encuentros con la policía, pero siempre fueron muy amables. No pasó nada nunca. En alguna ocasión alguna persona se cabreó y me amenazó, pero me fui amablemente y ya está.

—¿Cuántos murales ha pintado en la comarca y fuera de ella?

—En la comarca habrá del orden de doscientos murales, yo creo. Entre piezas pequeñas y grandes por ahí andará la cifra. Incluyendo algunas inconclusas. En un molino en Fuentes de Ropel. Un hombre se molestó bastante y yo estaba ya con el rodillo, y tuve que dejarlo. Nunca lo retomé. El año pasado fui a pintar a Fuentes y es una zona privada. Le pregunté al alcalde si podía retomarlo y parece ser que lo habían vendido. Pero algún día me gustaría terminarlo, por qué no.

Parte del mural concluido. J. A. G.

—Podría ser que se lo pidieran. Que su obra alcanzara valor para ello, como una suerte de Banksy comarcal.

—No, no. No aspiro yo. Madre mía. Me gusta mucho el trabajo de Bansksy. No sé, la verdad es que me siento muy bien pintando en lo rural. En Zamora, en León, donde sea.

—¿En cuántas provincias hay murales o trabajos suyos?

—No sabría decir. En bastantes y casi todas en Castilla y León. Donde más he centralizado mis trabajos es en la comarca. No sabría decir cuántos hay fuera. Hay en Salamanca, en Soria.

—¿Qué valor le atribuye a su arte mural?

—Tiene un valor comunal diría yo. Lo que se pinta fuera no es tuyo. Pertenece a los demás. Y los demás tienen mucho que decir sobre eso. Y esto es lo bonito. Se crea comunidad.

—¿Alguna de sus obras ha sido vandalizada?

—Sí, sí. Ha habido destrucción de unos cuantos murales. Por las razones que sean. No sabría decir tampoco. Pero también tengo que decir que estas obras pueden tener un carácter efímero, y es lo bonito también. No es para siempre. Algún día desaparecerán, o no. En Zamora durarán un poco más. Pero es bonito como la gente responde. Todo el mundo tiene algo que decir sobre el arte, aunque no lo entienda. Cuando a veces alguien me dice que no entiende un trabajo, yo digo, pues tal vez no haya nada que entender. A veces es un pálpito y te gusta o no te gusta y ya está. Si te gusta te lo llevas dentro, y si no, pasas de largo.

Otra imagen del mural basada en una fotografía antigua. Una niña de espaldas en la plaza del Grano o de los Bueyes. J. A. G.

—Hay una cierta llamada, una inyección de alegría visual por los colores que se funden con el paisaje, viendo desde un vehículo un mural en una caseta o en una construcción abandonada.

—Sí, sí. Yo he pintado tantos murales en Castrogonzalo y tanta gente ha pintado allí, que siempre tuve el miedo de ser invasivo. Pero es como si se mimetizaran, que no molestan, que están ahí. No es que desentonen o que rellenes algo. De repente se queda ahí, se petrifica y forma parte de lo demás. Ha ido todo tipo de gente a pintar con todo tipo de estilos, pero cualquiera de las obras quedaba perfectamente integrada. Y la gente elegía las suyas e iban a visitar las que más les gustaban. Es bonito y no es tan intrusivo como lo que llamamos el efecto paracaidismo. Llegar, pintar e irte a otro sitio. Como a veces en los festivales. Al final quedan incrustados en el paisaje. No sé si es lo rural o el hecho de que no haya cosas destructivas y que este hecho, parece que pega.

—El muralismo es un arte que se extiende por las ciudades y tiene cada vez más valor. Ha sido muy celebrado un mural próximo a las murallas romanas de Lugo. ¿Qué opina?

"Yo he pintado tantos murales en Castrogonzalo y tanta gente ha pintado allí, que siempre tuve el miedo de ser invasivo. Pero es como si se mimetizaran, que no molestan, que están ahí. De repente se queda ahí, se petrifica y forma parte de lo demás"

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—Lo he visto en los medios como el mejor grafiti del mundo, o algo así. El muralismo se ha mediatizado bastante y digamos que hay un boom del muralismo que nunca existió antes. Seguramente se relaje y se suavice cuando el mercado se sature de tantos muralistas y vuelva un poco a la normalidad, como las bitcoins. El melón está abierto y ya queda abierto para siempre.

—¿Qué proyectos tiene en ciernes?

Tendré que volver por Santa María de la Vega. Tengo algún encargo personal, un festival en Madrid y un encargo en junio en el límite de León. Es un encargo de un Ayuntamiento grande de León cerca de aquí. Me encantaría poder hacer cosas personales, pero con niños y con trabajo resulta más complicado. El tiempo se reduce, pero hace poco pinté con un amigo y fue gratificante, la verdad.

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