Benavente tributó anoche homenaje a Leovigildo Martín Villar. Durante 50 años ha sido el párroco de Santa María de Azogue, a cuya defensa y recuperación eficaz y efectiva ha dedicado buena parte de su vida.

En nombre de los benaventanos, el alcalde, Luciano Huerga, le expresó el reconocimiento de la ciudad por su dedicación a la conservación y mejora de la iglesia.

“El Ayuntamiento de Benavente agradece a Don Gildo Martín los 50 años de dedicación pastoral a la ciudad de Benavente y en especial al cuidado de la iglesia de Santa María del Azogue”, reza la placa.

El alcalde de Benavente, Luciano Huerga, entregándole la placa al sacerdote Gildo Martín. J. A. G.

Fue el último de varios reconocimientos. Los recibió en el Círculo de Benavente, tras participar en el primer día de Triduo de la Virgen de la Vega junto a más de una docena de párrocos de la provincia y del obispo de Zamora, Fernando Valera.

En Santa María habló de lo “material” y se despidió a su manera de la parroquia. ¡Viva Don Gildo!”, proclamaron algunos de los asistentes a la ceremonia.

En el Triduo a la Virgen de la Vega, junto al obispo de Zamora, Fernando Valera. J. A. G.

En el Círculo, el párroco, que acaba de cumplir 85 años, recibió también el homenaje y regalos recuerdo de la Diócesis, de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, y de la Junta Pro Semana Santa.

Leovigildo Martín dijo llevar la “emoción por dentro” y se mostró agradecido “por las muestras de generosidad”. “Soy un hombre serio”, dijo. Fue más feraz en palabras a la hora de hablar de la iglesia de Santa María, de la que ha sido durante años un celoso protector y guardián.

Recibiendo un regalo de la Diócesis por su labor pastoral durante 50 años, primero en San Esteban del Molar y luego en Benavente. J. A. G.

Recordó de manera sucinta los esfuerzos realizados por la parroquia con ayuda de la Junta de Castilla y León, de la Fundación de Patrimonio, de “mi amigo” José Ignacio Martín Benito, de los alcaldes Manuel García Guerra y Saturnino Mañanes, y del actual Luciano Huerga. “Hoy tu recoges esto y me das esta placa”, dijo.

Gildo Martín saludó a sus hermanas, presentes en el acto, y especialmente “a Nieves que ha compartido conmigo casi toda mi existencia sacerdotal".

Gildo Marín Villar, en la sacristía de Santa María, tras finalizar el Triduo a la Virgen de la Vega. J. A. G.

Dentro de lo que cabe yo tengo mi carácter. A veces ha podido parecer muy serio, y lo soy, ciertamente. Me presento ante vosotros, con mis alegrías y mis tristezas, a mis 85 años y os pido que me perdonéis todas las faltas que he cometido”, pidió.