Una mujer obligó a intervenir a la Guardia Civil y a la Policía Local la madrugada del sábado al domingo porque la habían expulsado de un establecimiento hostelero por fumar.

La mujer, una vecina de la ciudad, había pedido el libro de reclamaciones y el propietario telefoneó a la Guardia Civil informado de la situación y siendo la hora de cierre.

Llegada la Guardia Civil y la Policía Local, la mujer explicó que estaba fumando y que la habían echado de malas maneras y no la habían dado la hoja de reclamaciones. Clienta y establecimiento podrían enfrentarse a denuncias, la primera por fumar, estando prohibido, y el establecimiento por incumplimiento del horario de cierre.