La benaventana María González Esguevillas es una joven científica que trabaja actualmente en la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer. Doctora en Química, esta oportunidad laboral le llegó tras un tiempo en Princeton donde ha estado en un grupo de trabajo con David MacMillan quien este año ha recibido el Premio Nobel de Química. Vocación y trabajo le han llevado a donde ahora está, aunque ella cree que también ha habido algo de suerte.

–Hace unos años hablaba con entusiasmo por haber logrado un contrato de trabajo en Princeton, con MacMillan y ahora ya puede decir que ha trabajado para un premio Nobel.

–Yo creo que aún hoy sigo hablando con entusiasmo sobre el hecho de haber trabajado en la Universidad de Princeton y con un profesor como David MacMillan. En la mente de todos siempre ha estado que en algún momento de su vida recibiría el premio Nobel, porque sus contribuciones (en varias ocasiones) han hecho un antes y un después en la forma de ver y hacer química. Pero el poder estar cerca cuando sucede, y haber podido acercarme a celebrarlo con él, y con todos los estudiantes y postdocs que han o están trabajando para él es un lujo.

–Habla con admiración de MacMillan. ¿Cómo ha sido esa experiencia fuera de casa, de España. ¿Cree que ha sido un antes y un después en su carrera profesional?

–Vivir lejos de la familia y amigos nunca es fácil, y más si no puedes coger un avión y presentarte en casa en una o dos horas. Y vivir en un país con costumbres distintas tampoco es sencillo, aunque acabas acostumbrándote y adaptándote o adaptando tu alrededor a tus costumbres (ríe). Vas mezclando costumbres. En cuanto a mi carrera profesional sí ha marcado el hecho de estar en el grupo del profesor MacMillan, se trabaja mucho y es duro, pero si te gusta el tipo de química es un gran sitio para ir. Es un sitio donde las ideas pueden hacerse realidad porque los recursos son casi infinitos. Las instalaciones, las colaboraciones con empresas te dan otra perspectiva.

María González Esguevillas y David MacMillan, celebrando la entrega del Premio Nobel de Química. |

–¿En qué investigaciones ha trabajado con este Premio Nobel?

–He estado realizando diferentes proyectos relacionados con reacciones catalíticas utilizando luz blanca o azul como fuente de energía o activación. En particular, un proyecto se basó en síntesis de compuestos fluorados, los cuales son muy utilizados en compuestos farmacéuticos. También he colaborado con dos empresas, Eli Lilly y Pfizer, para elaborar métodos que permitan una síntesis efectiva a gran escala utilizando luz, o síntesis rápida de librerías de compuestos para estudios a nivel de microescala.

–No hace mucho comenzaba una nueva andadura en Pfizer que quizás la gran mayoría de la población conozca ahora la vacuna del coronavirus. Ya sé que no puede hablar del trabajo que realiza en el laboratorio, pero quizás sí de ¿cómo ha sido ese cambio de proyectos?

–Es muy distinto por dos cosas. La primera porque el mundo de la investigación en empresa y en universidad son muy distintas. En la universidad tienes una idea y por loca que sea puedes intentarlo, porque se trata de hacer mejor la investigación básica, nuevos avances. Puedes coger cualquier proceso que te parezca interesante e intentar mejorarlo, o puedes tener una idea brillante que abra una nueva área en la química o que una varias ramas de la ciencia. Las posibilidades son infinitas y es increíble. De hecho, así surgió este premio Nobel, de una simple idea.

–En la empresa tienes más limitada la libertad

–En la empresa tienes cierta libertad, pero no tanta, porque tienes un objetivo claramente marcado que es la síntesis de una molécula concreta que es candidato a ser un nuevo fármaco para una o varias enfermedades. Tienes cierta libertad en cuanto a cómo hacer esa molécula, pero tienes que pensar en que tiene que ser de una manera muy eficiente, que el proceso no contamine, sea totalmente seguro, y que sea lo más barato posible. Y si no se cumple ese objetivo en concreto o algo pasa por el camino que hace que no sea interesante se deja.

–¿Cuál es la segunda razón que hace distinto el trabajo?

–La segunda razón de que el trabajo es muy distinto en Princeton y en Pfizer es porque en Pfizer yo estoy en el departamento de procesos. Esto significa que estoy en el medio de todo el proceso: al principio es Química Médica, que hacen muchos compuestos en pequeña cantidad, con pequeñas diferencias químicas entre las moléculas basándose en las características biológicas a las que se quieren asociar. Se estudia la actividad de esas moléculas y normalmente una o dos tienen buena actividad y se empiezan a sintetizar para hacer más pruebas. Cuando se tiene una primera certeza de que son buenos candidatos se necesitan kilos de estas moléculas, y ahí es donde entramos nosotros. Buscamos una manera eficiente de hacerlo. Y cuando todo está correcto y tenemos una buena ruta todo pasa a ser una ruta comercial, y esto es lo que se hace en las plantas químicas grandes donde se sintetizan los compuestos en toneladas. Y si esto lo comparas con lo que se hace en la universidad es muy distinto porque en la universidad sueles sintetizar miligramos, como mucho un par de gramos, pero nunca kilos de compuestos. Es todo muy diferente.

Hay que confiar en tu trabajo porque la mayoría de las veces no hay un buen resultado

–Además del trabajo, ¿cree que es necesaria la vocación científica?

–La vocación científica es algo complejo, absolutamente necesario si quieres sobrevivir en este mundo, pero complicado. Para realizar cualquier trabajo es recomendable, aunque no es imprescindible que te guste tu trabajo, porque lo hace más fácil o llevadero. En un trabajo de investigación es muy importante que te guste lo que haces y que creas en tu proyecto, porque el 70 u 80% de las veces o más, solo obtienes resultados negativos diciéndote que vas mal, que por ahí no llegas a donde quieres. Y tienes que tener la fortaleza de ver esos resultados negativos no como algo malo si no como una explicación de los caminos que no llevan a tu objetivo e intentar montar el puzzle para encontrar el camino que sí te lleva donde quieres.

–¿Y ese camino es frustrante?

–Sí porque cuando llevas un año sin tener un buen resultado quieres tirar la toalla, a veces es importante no hacerlo y otras hay que saber parar y cambiar la perspectiva o el tema. También es muy importante estar rodeado de gente que confía en ti y en el trabajo, que trabaja contigo remando hacia un mismo lado, y cuando alguien tiene un mal día (que hay muchos de esos) el resto te levanta y viceversa. Y eso de que dos mentes piensan mejor que una sola también es cierto porque cuando estás metido dentro de un problema a veces no ves la solución, pero desde fuera pueden ver las cosas desde otra perspectiva, o te hacen una pregunta que lo reactiva todo…

“La vacuna del COVID ha sido posible tan pronto porque era una emergencia mundial”

–Quizás pueda explicar cómo ha sido posible en un tiempo récord lograr una vacuna cuando los procesos de investigación hasta ver un nuevo fármaco en la calle se alargan hasta 15 años.

–Sí generalmente para que un nuevo fármaco salga al mercado requiere entre 10 y 15 años de investigación porque son muchos pasos y legislaciones que seguir y cumplir, muchos estudios que demostrar y se espera un estudio para continuar al siguiente paso y así sucesivamente. El que la vacuna haya salido tan rápido es un cúmulo de varias cosas. En este caso lo llaman “Light Speed Project”, queriendo mimetizar conceptos y haciendo ver que es un proyecto que ha ido igual o más rápido que la velocidad de la luz y haciendo ver que no es lo normal. Ha sido posible porque era una situación de emergencia, el mundo se había parado, y había que encontrar una solución para volver a la normalidad cuanto antes. Casi todos mis compañeros aquí pasaron a trabajar en el proyecto del COVID, los laboratorios de escalado se enfocaron únicamente en una síntesis y en Reino Unido e Irlanda en otra, y todos los pasos del proceso se iban haciendo a la vez, las síntesis, las pruebas de eficacia, toxicidad. Se iba optimizando la química a la vez que se probaba, cada día podían cambiar las cosas drásticamente. Si iba bien genial, pero si algo daba un mal resultado todos volvían al inicio.

–Es un gran riesgo de inversión.

–Sí, pero era necesario. Solo se ponía en riesgo el dinero, nunca el proceso, se siguieron todos los pasos y estudios a pesar de la prisa, porque es importante que sea efectivo y seguro. Aquí trabajaron a un ritmo frenético, de sol a sol. Ha sido un trabajo en equipo enorme dada la situación extraordinaria que el mundo estaba pasando. Y no solo ha sucedido aquí, ha pasado en distintas partes del mundo y empresas farmacéuticas lo que pone en gran valor y trabajo de los increíbles investigadores a lo largo y ancho del mundo.

–Hoy en día parece que se pone en cuestión la eficacia de las vacunas. ¿Qué diría a la gente que aún sigue negando esa eficacia?

–Yo creo que es algo que siempre ha pasado. Siempre se cuestiona todo, las vacunas, los medicamentos, los alimentos…todo. Las vacunas son eficaces en un alto porcentaje y eso está probado. Tampoco hay que olvidar que es una vacuna, que es una preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad mediante la producción de anticuerpos. Esto quiere decir que las vacunas preparan tu cuerpo para que si el virus te ataca tu organismo tenga herramientas con las que responder. Pero no es la panacea, no evita que te contagies. Yo creo que por eso la gente dice que no sirven para nada porque piensan que la vacuna les va a proteger como si fuese una coraza y que el virus no les puede tocar, y cuando ven que puedes dar positivo es una decepción y piensan que no funcionan. Pero igual si no estuviesen vacunados, en lugar de dar positivo y tener que reposar en casa para no exponer a más gente o tener síntomas leves estarían graves en un hospital…

Se está avanzando mucho con el uso de distintos antivirales, lograremos el modo de combatir las variantes

–La pandemia del coronavirus sigue avanzando en el mundo y también lo hacen los estudios y la evidencia científica sobre el virus y la enfermedad (COVID-19). ¿Cree que sería necesaria una estrategia a escala mundial para ver el final de esta pandemia?

–No lo sé, no sé como podría ser esta estrategia. La pandemia sigue avanzando y las variantes del virus mutan, lo cual es bastante normal también, y habrá que luchar contra ellas como se viene haciendo. Se está avanzando mucho con el uso de distintos antivirales con alta eficacia contra el virus. Esperemos que combatan las nuevas variantes también y si no, estoy convencida de que encontraremos la manera de hacerlo.

–Hablando de la labor científica, vemos como normal que jóvenes científicos de España desarrollen proyectos en el extranjero. ¿Cree que para el desarrollo la carrera de química es imprescindible trabajar fuera de España?

–Aquí todo está relacionado con la financiación. La educación en España es increíblemente buena y es algo de lo que hay que estar orgulloso. Y tenemos programas de doctorado con becas de las comunidades o del gobierno. El problema viene después. Si quieres dedicarte a la investigación hay dos opciones: ir a una empresa que tenga I+D, o en una universidad. En una empresa es difícil entrar porque no hay mucha oferta y hay una gran competencia y obviamente tienen en cuenta la experiencia y si has estado fuera generalmente son puntos extra, pero no te asegura nada. En una universidad no tienes cómo hacerlo por tu cuenta si eres un joven investigador que acabas de terminar, porque no hay becas ni plazas. Te dicen que para conseguir una plaza tienes que irte fuera a hacer uno o varios postdocs, necesitas tener muchas publicaciones y de gran nivel, lo cual no es fácil, pero si aún así lo consigues volver es muy complicado porque prácticamente no hay financiación, por lo que generalmente vuelves a un grupo ya formado con un investigador principal de renombre ya que son los únicos que consiguen financiación…

–Es la pescadilla que se muerde la cola.

–El sistema lo pone complicado porque aunque hay jóvenes muy prometedores, no tienen como desarrollar su potencial por falta de financiación o por cansancio, ya que el conseguirlo pasa a requerir años y años, y la mayoría de la gente se acaba cansando y opta por cambiar sus prioridades y dejar de intentar formar su propio grupo, y es una pena.

Es absolutamente necesario un cambio en el sistema científico español

–La financiación está por delante de cualquier investigación. ¿Cree que es necesario un cambio en el sistema científico español?

–Yo diría que es absolutamente necesario. Está muy bien invertir en lo que ya existe pero que eso no haga que los que vienen detrás no tengan esa oportunidad por el simple hecho de ser jóvenes o llevar menos tiempo en el área. Si el proyecto merece la pena se debería invertir en él independientemente de quien es el investigador principal y su background. Es cierto que cuando tienes un grupo grande, o años de experiencia con buenas publicaciones a tus espaldas, buenas instalaciones vas más rápido en la investigación y haces ver que tus ideas están bien fundadas: tienes un buen respaldo. Pero eso no quiere decir que gente joven que sale de estos mismos grupos no sean capaces de generar nuevas ideas que merecen igualmente ser exploradas y financiadas. Y quien sabe, una de esas ideas puede cambiar la manera de hacer las cosas y llegar a ser un premio Nobel como le ha pasado a David MacMillan.

–Ha estado trabajando con un Nobel y ahora trabaja con el laboratorio que sacó al mercado la primera vacuna contra el COVID.

–Si, parece increíble que haya tenido estas oportunidades en mi vida.

–Usted habla de que ha tenido mucha suerte, pero supongo que hay mucho de trabajo y persistencia en lo que hace

–Sí, sin duda. Es verdad que he tenido mucha suerte a lo largo de mi carrera de conseguir trabajo en lugares y grupos tan espectaculares como estos, pero lógicamente el trabajo no es fácil y sin las horas de dedicación y esfuerzo tampoco lo hubiese conseguido.