Carmen Alonso acaba de publicar su quinto libro “Amor al son del Lago”, el tercero de poesía y hace unos días lo presentaba en Benavente. Apasionada de la poesía y del libro de papel, cree que este género literario invita a la reflexión.

–Define su libro “Amor al son del lago” como un poemario existencial, místico y transcendental. ¿Qué es lo que quiere transmitir a los lectores que se acerquen a él?

–“Amor al son del Lago” es un libro que lo que quiere transmitir es que respetemos más la naturaleza y los valores. También es la unión entre el mundo natural y divino. Como decía San Agustín, “la ciudad de Dios, la ciudad de los hombres”. El Lago de Sanabria es la ciudad de Dios.

–Es zamorana pero ha pasado su vida en Trefacio. ¿Este libro está escrito en ese entorno?

–Yo soy asmática y cuando tengo crisis es cuando escribo y tengo más sensibilidad, conecto más con la abstracción de la poesía. Es una forma de que cuando estoy en mi casa recogida y no trabajo de cuidadora de mayores, tengo más tiempo para la poesía. Yo no he abandonado a mis mayores porque considero que hay que ayudarlos y cuidarlos siempre que podamos.

–Hay tres palabras que se repiten en sus libros. Libertad, amor y armonía.

–Sí. También en este libro. La armonía es una parte fundamental que todo ser humano desea y busca constantemente y que aquí en Sanabria, y en este libro así se refleja, he aprendido a vivir en armonía y a interiorizar. Es un lugar que te hace ser más reflexivo, más consciente y más consecuente de la realidad. Es un privilegio poder vivir aquí pero hay que cuidarlo y protegerlo. El futuro está en los pueblos.

–A pesar de las trabas de lo que se ha venido llamando la “España Vaciada”.

–Aquí como no te dediques a tener una granja, hostelería o turismo no puedes venir. Conozco mucha gente que se ha venido al pueblo, ha apostado por el cultivo ecológico y al menos lo están intentando. Es importante que los niños conecten con la naturaleza. Y aquí se puede impulsar todo eso.

–Ha habido una evolución en sus libros. En un principio se decantó más por la narrativa en prosa y los últimos libros son de poesía. ¿Se siente más cómoda escribiendo poesía?

–Mi género es la prosa poética. Es a lo que voy a volver. Comencé por la narrativa, pero ahora me voy a decantar por la prosa poética. “Viva Voz” es mi próximo libro y es de prosa poética. Es ya una crítica, más voz, ya no son versos. Así le llega más al pueblo. Mis poetas favoritos son Pedro Salinas, Rosalía de Castro, Miguel Hernández, los de la Generación del 27.

–¿Cree que es más difícil que la poesía llegue al público para el que escribe?

–Yo creo que ahora mismo la poesía no le gusta a todo el mundo y puede haber un renacimiento de la poesía. Hay que empezar poquito a poco por la poesía.

–¿Cuáles fueron sus inicios en la poesía?

–Yo empecé cuando era pequeña. Mi abuela ya decía poesías y le encantaba y lo he heredado de esta tierra y de mi abuela Rosalía que decía cantares, coplas populares, romances. Yo siempre lo he escuchado de pequeña y siempre me ha gustado.

–¿A la hora de escribir poesía ha sido difícil el cambio desde la narrativa?

–La poesía siempre me ha encantado. Trasciendes mucho y buscas el significado y te hace frenar. Te hace ir más despacio. En esta época es muy importante la poesía por eso, porque te hace frenar. Creíamos que con la pandemia íbamos a ir más despacio, pero en cuanto estamos un poco más seguros con la vacuna y demás, hemos ido a un ritmo incluso más acelerado que el de antes. Deberíamos de buscar la poesía, la armonía y la tranquilidad. En las ciudades es más difícil. Aquí, al son del Lago es más fácil.

–¿Qué pretende reflejar en sus versos?

–La tranquilidad y armonía pero intento reivindicar que haya más libertad, más respeto y más valores y que nos dejen de engañar con este teatro del miedo. Que el adoctrinamiento sea un poco menos

–Si pudiese cambiar algo a través de sus obras, ¿qué sería?

–Sobre todo intentaría quitar miedo. Proyectar un poco más de amor y de libertad. Quitar los tabúes que tenemos todo. El miedo nos impide avanzar y evolucionar como personas.