El benaventano Diego Gutiérrez se enamoró de la lectura desde muy temprano, cuando su madre le leía para dormir. Desde entonces, un libro siempre le ha acompañado y ese camino le guio a graduarse en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca.

Después de ganar un premio literario de su instituto y otro de una revista, continuó escribiendo hasta autoeditar una recopilación de relatos cortos. Ahora, el joven ha publicado su primera obra titulada “El libro de Yoshua”.

Una novela, como el propio autor declara, que “tiene varios niveles de descubrimiento” y que habla sobre cómo la relación del protagonista con las personas que le rodean cambia debido a un destino del que se habla al comienzo del libro.

–Recientemente ha recibido un premio en el V Certamen Corcel Negro de la editorial EntreLíneas gracias a su obra “El libro de Yoshua”, lo que ha implicado la edición de la misma. ¿Cómo se siente tras recibir este galardón?

–Ha sido algo que no esperaba realmente. Deseaba conseguir el premio -que implicaba la edición del libro-, pero no me parecía realista ganarlo. Lo cierto es que me ha ayudado a terminar de creerme que sí, que he escrito una novela y que merece ser leída. Supongo que esta sensación es, básicamente, debida a que es mi primer libro publicado, y es el que más cuesta.

–“El libro de Yoshua” se trata de su primer libro publicado, pero cuenta con varias novelas y relatos escritos, ¿no es así?

–Sí. Así es. Desde muy joven comencé a escribir. Creo que mi primera novela la empezaría sobre los 12 años, y no fue hasta los 18 que conseguí terminar realmente otra. Cualquiera de las dos me parece ahora ilegible. En ese sentido estoy contento porque “El libro de Yoshua” es de mis libros favoritos escritos, al menos hasta ahora. Respecto a relatos, autopubliqué de forma gratuita un tomo recopilatorio digital titulado “Pequeños relatos y otros escritos”, pero al ser publicación propia no lo vi como algo a celebrar, y causó también menos opiniones que la presentación de esta nueva obra.

–¿Qué nos puede contar acerca de la obra que presenta, “El libro de Yoshua”?

–Es complicado porque creo que es una novela que tiene varios niveles de descubrimiento, y siempre me cuesta hablar del argumento en sí. Creo que el elemento que más me interesó, y el primero que pensé antes de escribir, fue la humanidad de Yoshua, el protagonista, y cómo su relación con las personas que le rodean cambia debido a un destino del que se habla al comienzo del libro. Este sino se va concretando y haciendo más real, y el cambio en las relaciones con los demás y cómo lo asume él como persona me parece la base de la novela. Al final es una historia sobre su vida, y cómo esta cambia, esencialmente, por el influjo de una deidad.

–Se considera un enamorado de la lectura. ¿De dónde cree que le viene esta gran pasión?

–De mi madre, sin duda alguna. Desde que tengo memoria ella me leía fábulas, cuentos, pequeñas historias… Recuerdo varios tomos de “365 fábulas” o “365 historias para irse a dormir”. Con el tiempo fui independizando esa lectura y llevándola a cabo yo mismo, pero el inicio es clarísimamente ese, y guardo muy buenos recuerdos todavía.

–¿Y la pasión por la escritura?

–Esta pregunta es más difícil de responder, aunque diría que va íntimamente ligada a la anterior. El hecho de leer historias me fue provocando, poco a poco, el deseo de escribirlas yo mismo. A veces me apetece leer algo muy, muy concreto, y tengo la sensación de que la única forma de hacerlo sería escribiéndolo yo mismo.

–¿Cómo cree que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?

–La verdad es que es complicado, pero por simples números. Hay muchos autores noveles que quieren publicar y no son conocidos. Algunos de ellos conseguirán posicionarse en las estanterías junto a otros grandes nombres y conseguir también uno propio, pero la simple estadística juega en contra de cualquiera que quiera escribir. Yo recomendaría a la gente que escribe a que se presentara a concursos, que intentara mover sus escritos. Creo que es la mejor forma de ir mejorando. Y, por supuesto, que no dejaran de escribir nunca, independientemente del resultado. Si disfrutan con ello que sigan haciéndolo.

–¿Qué opinión le merece el libro digital?

–Creo que es complicado no ver los beneficios que tiene. Tiende a ser más barato, es mucho más manejable, y su distribución es más eficiente y sencilla. Bien es cierto que hay una parte de la industria que se puede ver afectada (imprentas, transportistas, libreros…), pero así como veo que el libro digital es imparable, también estoy seguro de que seguirá existiendo el libro físico, y no tendrán más opción que convivir entre ambas modalidades.

–Por último, ¿tiene algún proyecto en mente de cara a un futuro?

–Siempre estoy escribiendo, porque lo disfruto. Poco después de “El libro de Yoshua” escribí otra novela, pero es impublicable ya que es un ejercicio de escritura que creo que interesaría a pocas editoriales y aún menos lectores, por lo que la guardo para mí. La verdad es que escribo porque disfruto mucho haciéndolo así que, siempre que puedo, continúo con esta bonita afición. Ahora mismo estoy tratando de encajar en mi ya apretado horario la configuración y escritura de una siguiente novela, pero soy consciente de que el tiempo lo hace difícil. Eso sí, eso solo implica que tardaré más en escribirla, pero lo acabaré haciendo. Estoy seguro.