No cabe duda de que la Feria del Pimiento y Productos de la Tierra es un clásico en la ciudad. Como comentaba ayer Olga, una vendedora, “ésta no es como otras ferias en que la gente va a mirar. Aquí viene a comprar”. Quizá por eso, porque está con ganas de salir a la calle tras las restricciones de la pandemia, porque había otros atractivos como las degustaciones y los talleres para niños y porque, además, se ha unido a la Feria de la Cerámica y la Alfarería, la Plaza Mayor de Benavente estaba ayer llena de compradores. No sólo de Benavente y la comarca, sino también de Madrid, Valladolid, País Vasco o Zamora. Entre todos ‘vaciaron’ los puestos de mercancía, sobre todo, de pimientos. 

Gregorio y sus acompañantes hicieron parada este fin de semana de regreso del Camino de Santiago hacia Madrid, donde vive. Hizo noche en el Parador de Benavente y se enteró de que el fin de semana había una feria del pimiento en la ciudad. La noche del viernes, en un establecimiento hostelero, probó una ensalada de pimientos. “Me pareció exquisita”, asegura, acompañando con un gesto de satisfacción sus palabras. Así que ayer no se lo pensó dos veces y visitó la feria. “Es la primera vez que estoy y me parece muy interesante estos eventos en los que el agricultor puede comercializar directamente sus productos”, explicaba.

Varios niños participan en el taller de Fondant. | M. F.

De hecho, para muchos productores es una cita muy importante ya que dan salida a una buena parte de la producción. Es el caso de Sandra Rivera, de Micereces de Tera, que calcula que cada año en esta feria, que ya alcanza su vigésimo séptima edición, vende entre el 30 y el 40% de su producción. “Está yendo bien, muy bien, mejor que otros años. Yo habrá vendido 3.000 kilos. Es una de las primeras ferias que ha habido tras la pandemia y se nota”, valora. En el puesto de enfrente, Trini López, que ayuda a su marido José Carlos Furones, asegura que “hay alegría. La gente tiene ganas. Pero como siempre ha pasado”.

Uno de los cuatro puestos participantes en la Feria de Cerámica. | M. F.

Muchos benaventanos y visitantes no perdonan esta feria. Van a comprar los pimientos casi con el horno encendido para pasar la tarde o el día siguiente asándolos. “Se está dando bien. La gente tenía ganas de comprar. Yo estoy contento y he preguntado a los productores y también lo están. El viernes es el día más flojo de la feria, pero no ha estado nada mal. Y otros años el sábado normalmente la venta empezaba a las 12.30 o 13.00. Pero éste año ha empezado a venir a las diez de la mañana. La gente tiene miedo a quedarse sin pimientos”, aseguraba Luis Fernando Lena, presidente de la Asociación de la Huerta de los Valles de Benavente, que organiza la feria.

Al mediodía hubo una degustación en colaboración con el Parador. | M. F.

De hecho, a última hora de la mañana, algunos puestos acabaron vacíos y los productores tuvieron que ir a la tierra a por más producto. Es el caso de Marina Domínguez, de Aguilar de Tera. Su hijo, David Díez, tuvo que ir al pueblo a buscar pimientos para vender por la tarde. Ella no daba abasto. Parece mentira que este puesto que el viernes estaba a rebosar de fruto rojo y hermoso se hubiera quedado vacío. Por eso precisamente se redujo la feria a dos jornadas: para concentrar las ventas y evitar quedarse sin mercancía que ofrecer. La pena fue que, ayer por la tarde, un aguacero retrajo a los compradores. Aunque la feria siguió adelante.

Como le ocurrió a algunos productores, uno de los alfareros no paraba ayer por la mañana de despachar piezas. En su caso, de cerámica de Jiménez de Jamuz (León). Para Santos Fernández García ha sido un acierto celebrar las dos ferias, la del Pimiento y Productos de la Tierra y la de Cerámica y Alfarería, juntas. “Estoy contento. Me ha ido muy bien”, asegura. Bernardita Nieto, de Pereruela, considera que es bueno celebrar las dos citas a la vez.

Victoriano Bermejo, del puesto de Salvatierra de los Barros (Badajoz), opina que “como ambiente, hay más” que cuando se celebra la Feria de Cerámica de manera independiente, pero que al ser menos puestos de alfarería, solo 4 frente a 16, parece más un “complemento de la Feria del Pimiento. La gente viene al Pimiento a comprar”.

El presidente de Ahurvabe comentaba que ambos eventos son un “buen complemento”. Porque también se encontró con una mujer que venía a la cerámica y acabó comprando miel en su puesto. Igual que ella, con la bolsa cargada vuelve Maite a Donosti. O Paz, que vive en Valladolid, pero es originaria de Benavente. Tres años y una pandemia después, ha vuelto a esta cita de la que es fiel seguidora. Las dos con ganas de probar los pimientos después de asarlos. Y si es en bandeja de barro, mejor.

Degustaciones y talleres, otro atractivo más para acudir a las ferias

Aunque la degustación de pinchos que sirvió ayer al mediodía el Parador de Benavente con productos cedidos por los productores lleva varios años celebrándose, este año se han sumado otras catas: un arroz con verduras el viernes al mediodía y bocadillos de pimientos ayer por la tarde, en este caso ofrecidos por el Ayuntamiento. Son dos de las novedades, junto con los talleres infantiles de Hama Beads y Fondant de ayer, con los que productores y consistorio quieren dar mayor impulso a las Ferias del Pimiento y la Cerámica.