Pobladura del Valle ha querido sumarse a los pueblos de la comarca benaventana que poco a poco van recuperando la normalidad de sus programas culturales y lúdicos, sin dejar a un lado algunas medidas como el uso de mascarilla o mantener la distancia entre los no convivientes. Tal es así que el fin de semana ha preparado una serie de iniciativas en las que ha contado con la participación de los vecinos y en las que se ha ofrecido un especial homenaje a la gente mayor del pueblo.

Los vecinos de Pobladura celebraron al aire libre una paellada. | E. P.

“La gente ya tiene ganas de recuperar algunas de las cosas que con la pandemia quedaron suspendidas ya el pasado año. Aún seguimos en pandemia y manteniendo medidas necesarias, pero es cierto que hay ganas de recuperar algunas de las actividades que dejamos de hacer”, explica el alcalde de Pobladura, Ángel Santiago.

Dos de las vecinas mayores, con el alcalde (izquierda). | E. P.

La fiesta contó con la celebración de una misa en honor a la Señora, al que siguió el homenaje a los mayores del pueblo. En representación de este colectivo se hizo entrega de una placa de homenaje a Adela González Hortal, una vecina de 98 años que, explican en el pueblo, nació y se crió en este pueblo.

Casada con Eliseo Vara, ya fallecido, esta vecina de 98 años de edad sigue disfrutando de las tardes “al fresco”, según explica uno de sus hijos, Francisco Vara, con quien comparte el día a día. Tiene otras dos hijas que son Encarnación y Raquel.

La jornada de homenaje estuvo cargada de emociones al tratarse de un reconocimiento en el pueblo que la vio nacer y en la que aún tiene su vida. Durante años esta familia tuvo una panadería en el pueblo y hoy en día Raquel sigue con esta tradición familiar en la localidad gallega de Santiago.

Adela pasa los días en compañía de vecinos pero también, confiesa su hijo, pasa gran parte del tiempo viendo la televisión. La pandemia, en el pueblo, ha sido más llevadera, aseguran.

Pobladura celebró también un encuentro fraternal en la zona del Regato. En él se convidó a paella, y también a panceta y chorizo al vino a todos los presentes. En el encuentro, en la ribera del Regato, los vecinos no convivientes fueron escrupulosos con las medidas de seguridad. La actividad permitió a Pobladura dar un paso más hacia la normalidad, condicionada por la pandemia.