Luis Pencho es cantante en el grupo Radar, además de tener su agenda en solitario. Conoce de primera mano todas las complicaciones por las que ha atravesado el sector del espectáculo desde que irrumpiera la pandemia en la vida de todos, hace ya más de un año y medio. Desde entonces, se ha mostrado reivindicativo como el que más con la existencia de la posibilidad de mantener una agenda de conciertos aceptable, dentro de una serie de medidas que, según cree, se tomaron tarde y se han aplicado aún más tarde. Lamenta que ello haya llevado al sector a una casi ruina en la que extraño es el proyecto que consigue salir adelante.

–¿Cómo te sentiste al volver a pisar un escenario después de tanto tiempo?

–Ilusión, pasión, dolor, pena, alegría. Todo a la vez. Fueron un montón de sentimientos todos encontrados. Los malos por ver que la cosa no termina de avanzar y los buenos por volver a mi trabajo, a mi oficio, a mi pasión, a hacer lo que me gusta.

–¿Había muchas ganas de volver?

–Muchísimas, aunque también ha habido una parte de decepción por ver al público sentado solo, con ganas de saltar, de bailar...

–¿Cómo ha sido el volumen de actuaciones esta temporada?

–Ofensivo. Prácticamente ridículo. Cuando tú tienes un volumen habitual de cien fechas una temporada y ahora tienes que dar las gracias por hacer tres es ridículo. Todo el mundo podía operar en mayor o menor medida y nosotros directamente no podíamos. Gracias a la pandemia la gente también se está aprovechando de firmar contratos y cancelarlos impunemente. Te dicen que concedas una fecha y luego deciden si siguen adelante o no. Ahora haya o no haya razones si quieren directamente te cancelan y punto. Te contrato, pero si quiero lo rompo y no pasa nada porque como es pandemia... Rompo el contrato de forma impune y se acabó. En cualquier situación normal si tú reservas, tienes que cumplir. Y ahora, si se sanciona, es a nivel ridículo.

–¿La vuelta a los escenarios podría haber sido antes?

–Sí, por supuesto. De hecho, la vuelta a los escenarios está viniendo ahora con las medidas de antes. Estas medidas tan extremas se podían haber tomado desde el principio. De hecho se controla bastante mejor que en otros sectores. Desde el principio se podían haber celebrado conciertos controlando el aforo y el público sentado, separado, sin comer y sin beber. Si hubiera salido algún contagio, enseguida se sabría quién había sido.

–¿Estas medidas tan restrictivas han provocado que sea difícil mantenerse en el barco?

–Difícil o imposible. La gente que se ha mantenido es porque no le queda más remedio que quedarse. Tú tienes una inversión, tienes un camión y tienes demasiadas deudas como para dejarlo aparcado, o verdaderamente porque es tu pasión y quieres defenderla y luchar por ello, cueste lo que cueste. Desde el primer minuto ha sido: “el barco se hunde y para vosotros no va a haber salvavidas, ni barco”. Esto es como el Titanic, mientras se hunde la gente se puede salvar. Nosotros somos así y ahí nos vamos a quedar tocando.

–¿Las Administraciones, entonces, no han prestado atención suficiente a este tipo de cultura?

–Ni suficiente ni ninguna. Ni grandes ni pequeños. Da igual el tipo de proyecto que se haya hecho y dan igual todas las diferentes ayudas que se hayan ofrecido. Aquí no ha llegado nada. Yo conozco algún caso de músicos que han recibido la ayuda. Los autónomos, a seguir pagando y a seguir pringando y creo que todo el sector aquí que yo sepa hemos estado completamente olvidados. Hay muchos Ayuntamientos que directamente se lavan las manos y pasan del tema. Aun así, todavía hay gente y Ayuntamientos que apuestan por ello y se lo trabajan.

–¿Confías en que más pronto que tarde se pueda volver a una relativa normalidad?

–El verano que viene, quizá. Pero ya sabes que cada poco sale una variante distinta. Entonces es complicado. Se supone que hasta el verano que viene no volverá a haber una relativa normalidad.