Llega septiembre y eso para muchos es una mala noticia. Vuelta a la escuela, al trabajo o a la universidad. Fin de las vacaciones. Sin embargo, para muchos pueblos del Valle del Tera esta es una noticia recibida “como agua de mayo” o, mejor dicho, “de septiembre”.

Vega y Junquera han sido dos de las localidades más afectadas por la sequía, el vaciado del embalse de Nuestra Señora del Agavanzal y el aumento exponencial de la población a medida que llegaban veraneantes día tras día durante los meses de junio, julio y agosto.

Tamara Isabel Fuentes, alcaldesa de Vega de Tera, celebra que “ya no hay ningún problema” gracias a que “ya se ha ido la gente y han dejado de regar”, por lo que ya no se producen cortes en el abastecimiento y el depósito municipal sirve para cubrir todas las necesidades de unos vecinos para los que el verano no ha sido nada fácil.

La otra cara de la moneda se encuentra a unos 5 kilómetros de distancia, en la otra orilla del río Tera. Calzadilla de Tera no ha podido superar completamente las deficiencias de abastecimiento que aquejaron a la localidad durante toda la temporada estival, generando un problema que se agravó con la ola de calor que arreció durante la primera quincena de agosto, cuando llega al pueblo el mayor número de veraneantes a pasar sus vacaciones.

Julia Fernández, alcaldesa de la localidad, lamenta que “se han superado los problemas, pero no tanto como yo quisiera”.

Afirma que se han detectado hasta cinco averías en la red de abastecimiento de la localidad. “Seguimos buscando nuevas averías porque, aparte de la cantidad de consumo que ha habido debido al incremento de la población, hay también problemas en la red porque cuando hay demasiada presión, a veces, se rompe”, lamenta Fernández.

A pesar de ser un problema más que recurrente cada temporada estival, desde el consistorio de Calzadilla esperan ponerle solución “de una vez por todas” de cara al próximo verano y dejar como algo del pasado los cortes de agua y que el hecho de que la población se multiplique por cinco durante unos meses deje de ser un problema.

Es por ello que esta localidad ya se encuentra a la espera de restaurar sus depósitos y forma parte del Plan de Mejora del Abastecimiento de Benavente y Valles, a fin de aumentar la capacidad de almacenamiento de agua para poder suministrarla a toda la población que se encuentre en la localidad aunque, según afirma Fernández, “nos va a costar mucho”.

Para Vega y Junquera de Tera, ya se vislumbra la luz al final del túnel tras la aprobación del proyecto de ampliación del abastecimiento a través de la construcción de un pozo de sondeo en La Milla de Tera, desde donde se suministrará al depósito de Junquera.

Asimismo, este depósito también va a ser restaurado en un futuro cercano. Según informa Tamara Isabel Fuentes, pronto se procederá a la impermeabilización del depósito, poniendo solución a las grietas existentes en la estructura, víctima del deterioro causado por el abandono y el paso del tiempo.

Además, el embalse de Nuestra Señora del Agavanzal se encuentra de nuevo por encima del 90 por ciento de su capacidad, habiendo dejado atrás la sequía que sufrió durante el verano y las consecuencias que ello generó.

Un verano negro en muchos aspectos para los pueblos del Tera está tocando a su fin. Estos tres meses han dejado tras de sí una estela de sequías e incendios que terminaron por generar un caldo de cultivo perfecto para sufrir una catástrofe tras otra. Si bien Calzadilla, Vega o Junquera no sufrieron daños por incendios forestales, sí que fueron de los principales damnificados por las sequías.