En unos tiempos nada fáciles para los pueblos, que poco a poco pierden habitantes, tradiciones y, a fin de cuentas, pierden su vida y la luz con la que antaño brillaban, siempre hay un hueco para que un halo de esperanza los ilumine de nuevo.

Un jugador se prepara para su lanzamiento. | C. G. R.

Es por ello que Santa Croya de Tera ha querido abrir su “baúl de los recuerdos” y recuperar del olvido una de las actividades lúdico deportivas estrellas de la comarca. Cuando los mayores del pueblo no lo eran y los jóvenes aún no estaban, la calva era uno de los deportes más practicados por los vecinos del pueblo.

Un joven lanza el morrillo en Santa Croya de Tera. | C. G. R.

Así pues, en la tarde del domingo se disputó un partido de calva en el que jóvenes y mayores pusieron a prueba su puntería y su empeño en el objetivo final de golpear la calva.

Uno de los jugadores más laureados de la localidad, Celedonio Villarejo, observaba expectante cada lanzamiento, aunque sin poder participar por un problema físico que se lo impedía. “A ver si con esto conseguimos que se retome y no se pierda del todo”, comentaba esperanzado.

Y es que uno de los principales valores de los juegos y deportes como la calva es esa capacidad de sobreponerse al paso del tiempo y, aunque pueda permanecer en un segundo plano durante años, siempre habrá quien ponga de su parte y siga practicándolo e impulsando iniciativas como estas para que sigan viajando de generación en generación. Y no es una cuestión solo de practicarlo, pues tampoco fueron pocos los jóvenes que desde sus sillas observaban curiosos y aplaudían con cada lanzamiento que daba en la calva, como antes, como si no hubiera pasado el tiempo y todo siguiera igual.