Filiberto Hernández es un vecino de la localidad zamorana de Cubo de Tierra del Vino, donde regenta un albergue de peregrinos, a los que hospeda y trata de impregnar con las riquezas de la Vía de la Plata. También es presidente de la Asociación Caminos Vía de la Plata, desde la que mantiene una lucha constante para poner fin a la difícil situación que vive esta parte tan grande del Camino de Santiago y por la que discurre tanta gente en su viaje hacia la capital gallega.

Filiberto se ha erigido como adalid del peregrinaje por la Vía de la Plata y manifiesta sus intenciones de no cejar en su empeño hasta que la situación cambie y esta parte del Camino de Santiago reciba el reconocimiento que merece.

–¿Cómo nace la Asociación Caminos Vía de la Plata?

–Nuestra asociación nació en 2014 para potenciar la Plata y para que el peregrino que quiera venir no se sienta solo y abandonado, porque eso es lo que percibo cuando hablo con la gente que llega aquí después de haber andado veinte o treinta días. En este contexto, nosotros damos el listado en el que los establecimientos nos comprometemos a que, con cualquier incidencia o problema, nos llama y nosotros intentamos solucionarlo. Eso lo agradecen mucho.

–¿Cuál cree que es actualmente el principal problema de la Vía de la Plata?

–El principal problema de la Vía de la Plata en Zamora es que no acabamos de creernos que es una forma de vida y que puede ser muy útil para lucha contra la despoblación. Por aquí están pasando actualmente 6.500 o 7.000 personas de diferentes partes del mundo, y son gente que no tienes que ir a buscarla a ninguna feria internacional y no hay que gastar dinero para promocionarlo. Vienen ellos. O no nos lo creemos o no nos lo queremos creer, sobre todo las instituciones. Y eso lo tenemos que cuidar nosotros, o nosotros ayudar a que se cuide la Plata en su conjunto.

–¿Cómo podría afectar esto en la lucha contra la despoblación?

–Lo que tenemos es un arma extraordinaria contra la despoblación. Prácticamente todo esto pasa por poblaciones pequeñas, con el efecto que ello tiene en los pequeños negocios locales. El potencial que tenemos es muy grande, pero no sé si es que no lo vemos o no lo queremos ver. Es algo que está hecho, no es que haya que ir a buscarlo a otro sitio. Simplemente es echarle ganas, cooperar con la gente que estamos aquí y ayudarnos. Ahora mismo el noventa por ciento de la gente que está pasando va gracias al listado de nuestros establecimientos.

–Se trata, entonces, de un reclamo para los peregrinos que pasan por estas localidades porque, si ven algo que les gusta, seguramente vuelvan.

–Efectivamente. También es verdad que nosotros tenemos que ser conscientes de lo que tenemos entre manos. Deberíamos ser artífices de nuestra propia promoción. Esto es una forma muy buena de dar a conocer lo que tenemos aquí, en todos los ámbitos, tanto a nivel artístico, como a nivel de riqueza gastronómica. Hay muchos casos de gente que después de hacer el camino, vuelve en coche y visita los sitios que más le gustaron. El potencial que tenemos en la Plata lo podemos ampliar a nuestra gran riqueza gastronómica. Estamos en una de las zonas más ricas gastronómicamente de toda España.

–¿Qué consecuencias ha generado o puede generar este problema?

–Como esto no cambie y no pongamos nosotros todos nuestros esfuerzos en que lo haga, se agravará lo que ya está pasando. La Plata está prácticamente desparecida del cómputo general de peregrinos, cuando en 2012 éramos los segundos. Tengo conocimiento de que han cerrado ya tres albergues, y eso al final genera más pobreza.

–¿Cree que la propia gente de Zamora no se da cuenta realmente del valor que tiene la Vía de la Plata?

–Pues no sé si es que no se dan cuenta o no quieren darse cuenta. Hace poco tuvimos una reunión con Duero-Douro y a mí me parece fantástico que se quieran abrir nuevas rutas de turismo, pero es que a la Vía de la Plata la tenemos abandonada. ¿Por qué no consolidamos lo que tenemos y ayudamos a que esto funcione, que puede funcionar muy bien? Vienen alrededor de 400.000 peregrinos de todo el mundo a España y el noventa por ciento van por el Camino Francés. Con una parte ínfima que vinieran del Francés para aquí con una buena organización de las cuatro comunidades para potenciarlo ya haríamos mucho. Tampoco pedimos una barbaridad.

–¿Cuál cree que podría ser la base para solucionar todos los problemas de la Vía de la Plata?

–Es esencial que la mesa que hicieron en su momento de las cuatro comunidades, exista. Porque no existe o, al menos, yo no la conozco. Y he hablado con varios presidentes de asociaciones de Amigos del Camino y nadie conoce la mesa. Si en cualquier punto de la Plata hay un problema, los de las asociaciones nos volvemos locos para intentar solucionarlo porque no sabemos a quién dirigirnos. Necesitamos una mesa, o como quieran llamarlo, que sea responsable y lo sea con toda la Vía de la Plata.

–¿Se ha tomado alguna medida desde las administraciones para cambiar la situación?

–Se hizo una página web para promocionar la Vía de la Plata. Por supuesto quiero dejar claro mi agradecimiento total por el trabajo que están realizando, pero es insuficiente.

–¿Qué cree que falta?

–Pues lo primordial es que por ejemplo yo, como presidente de la Asociación Nacional de Caminos de la Vía de la Plata, tenga a alguien a quien dirigirme. Yo no puedo dirigirme al diputado provincial de Zamora porque somos una asociación nacional y yo no puedo ir a Zamora con un problema que hay en Extremadura. También necesitamos urgentemente puntos de agua y luz en algunas zonas del camino. Las asociaciones hacen el trabajo que pueden, pero son asociaciones sin ánimo de lucro. Luego también está el problema de la señalización. Es primordial. No hay que poner cosas raras, vale con llevar una brocha y hacer una flecha amarilla bien hecha y controlarla para que esté bien. Es una publicidad y una atención al peregrino que es fundamental que demos.

–¿Cree que sería necesario un cambio de mentalidad entre la población de la provincia para que la gente se mueva más por reivindicar el valor de la Vía de la Plata?

–Es una pregunta muy importante. Desde que nosotros empezamos a hablar sobre la Asociación nos hemos ido dando cuenta del cambio que ha dado la mentalidad de la gente. En aquel momento había gente que veía al peregrino como una cosa que pasa sin más, sin darle el valor que requiere la titulación de peregrino. Ha habido un cambio bastante fuerte, pero nos falta todavía mucho más. Yo creo que todavía tenemos que cambiar y creérnoslo de verdad.

–¿Es optimista respecto al futuro de la Vía de la Plata?

–Sí, sí. Por supuesto. A corto o medio plazo, esto tiene que tirar para arriba, si todos ponemos un poco de nuestra parte, independientemente de que ahora estemos desaparecidos. Nosotros daremos toda la guerra que podamos. La Asociación de Caminos de la Vía de la Plata somos gente que vivimos en el camino, por el camino y para el camino, pero las administraciones no cuentan con nosotros, que somos los que de verdad estamos aquí. Por eso creo que es muy importante que tengamos al menos voz, no sé si voto, pero que por favor se nos haga caso y se nos tenga en cuenta desde las administraciones.