El Valle del Tera es una de las zonas con mayor riqueza etnográfica, histórica y cultural de la provincia. En esta zona es también fundamental la riqueza natural que aporta un curso de agua como el río Tera.

Después de los valles del Órbigo y el Eria, y el valle de Vidriales, el fotógrafo segoviano Juan Enrique del Barrio ha culminado su trabajo sobre el Valle del Tera. “Entre la pandemia, la búsqueda de un periodista y demás complicaciones, ha tardado, pero por fin ha visto la luz”, afirma emocionado el autor.

Del Barrio cuenta que la idea surge de las temporadas que pasaba en Coomonte, pueblo de Margarita Vega, su esposa y parte fundamental del proyecto. “Es una manera de descubrir su comarca, porque desde muy pequeña se fue a Madrid a trabajar, y al tener mucho tiempo libre en el pueblo decidí dedicarlo a conocer la zona y difundirla”, explica.

A pesar de ser un proyecto con el fin de revitalizar y dar visibilidad a zonas que atraviesan una mala época, no recibe ningún apoyo por parte de las administraciones. “Algún ayuntamiento me ha comprado algún ejemplar, y yo he regalado libros a la diputación, pero comprar nada, no he recibido ningún apoyo público”, denuncia. “Eso te hace pensar que cuando empiezas proyectos así, el toro te va a dar un revolcón”, lamenta.

A pesar de todo, ha sacado adelante esta “trilogía zamorana” con la ilusión por bandera y la satisfacción de haber culminado un trabajo realizado desde el cariño y el mimo por el buen hacer. “Margarita me ha ayudado, con la distribución o yendo conmigo a hacer fotos”, afirma entusiasmado. Además, el libro cuenta con los textos de la periodista Eva Ponte, que ha contado con la colaboración de los vecinos de estos pueblos para la elaboración de los reportajes.

La comarca de Los Valles no ha dejado indiferente a Del Barrio, que afirma haber quedado cautivado con el Valle del Tera y la identidad propia que lo caracteriza. “Le he cogido mucho cariño a la comarca y me parece que es como si fuera una provincia dentro de Zamora”, destaca el autor. “Tú te vas a Sayago o a los Arribes y ya no tiene nada que ver, incluso hay una manera de hablar o un acento diferentes”, añade y cree que es necesario reivindicar este tipo de identidades regionales porque “son zonas que es interesante conocer porque tienen un gran patrimonio histórico y cultura como el Petavonium de Santibáñez o la villa romana de Camarzana”. “Solo con el Tera ya se genera un entorno y un verdor alucinantes”, comenta.

No deja pasar la oportunidad de dar su particular visión del problema de la galopante despoblación que estas zonas están sufriendo conforme pasan los años. Juan Enrique del Barrio cree que es necesario un cambio de mentalidad y ciertos cambios educacionales. “Nos hemos educado en la comodidad de las ciudades y para mucha gente es muy difícil cambiar eso”, lamenta. A pesar de ello, es relativamente optimista y afirma que “siempre va a haber un hilo de vida en las zonas, porque siempre hay gente que viene de veraneo”.

Toma en consideración la pandemia de Covid-19 como factor determinante en una pequeña repoblación en determinados pueblos. “Ha habido brotes verdes, pero es difícil que mejore mucho”, lamenta. El fotógrafo también confiesa haberse sentido muy bien acogido por la gente de todas las zonas en las que ha trabajado. “La hospitalidad de los pueblos se mantiene y eso es algo que no encuentras en una ciudad”, comenta. “Una buena charla contando historias de juventud es algo que no tiene precio”, concluye, nostálgico.

Su proyecto no termina aquí y ya trabaja en un cuarto volumen sobre el patrimonio del Valle de Valverde.