Antes era el caminante quien al andar hacía el camino, como decía Machado. Sin embargo, actualmente, el Camino, y concretamente el Mozárabe Sanabrés, echa de menos a los caminantes que lo recorrían en busca de esa experiencia tan espiritual en dirección a Santiago de Compostela.

Monumento al peregrino en la Plaza de Santa Croya de Tera. | C. G. R.

Monumento al peregrino en la Plaza de Santa Croya de Tera. | C. G. R.

Esta temporada estival no está siendo fácil para los albergues. Los públicos se encuentran cerrados como parte del protocolo de seguridad sanitaria. Los privados, por su parte, notan la reducción máxima de los aforos y rara vez pasan de los tres visitantes.

Camino, no hay caminante

Camino, no hay caminante

Miguel Prieto, propietario del Albergue “La Alameda”, en Villanueva de las Peras, ha notado especialmente esta circunstancia. “Este año no hay ni una cuarta parte de lo que vino el año pasado”, lamenta, y añade que el porcentaje de visitantes extranjeros es muy escaso.

Camino, no hay caminante

Miguel denuncia la falta de infraestructuras que ayuden a los peregrinos a realizar las etapas correspondientes por la Vía de la Plata, especialmente en una temporada tan calurosa como la de este 2021. Es por ello que la mayor parte de los visitantes sean ciclistas, “porque les da igual hacer quince kilómetros más o diez kilómetros menos, no es como ir andando al sol”.

Comparte sus reivindicaciones Filiberto Hernández, presidente de la Asociación Caminos Vía de la Plata, al denunciar el ostracismo al que las administraciones condenan a la provincia de Zamora como parte de la Vía de la Plata. Ve la promoción de las rutas de la provincia como una oportunidad para el desarrollo turístico y económico de una de las zonas más despobladas de España.

Según Miguel Prieto, “no puedes poner a un alemán, que no está acostumbrado a tanto calor, a caminar durante más de 30 kilómetros sin un árbol, una sombra o una fuente para descansar y beber agua”. “No se trata de tener unos alojamientos mejores o peores, es que andar al sol durante 36 kilómetros sin un solo punto de agua es un riesgo grave para la salud de los viajeros”, denuncia Filiberto Hernández.

A este problema se suma, según Filiberto Hernández, deficiencias en la señalización y falta de organización a lo largo de toda la Vía de la Plata. “No puedes tener a una asociación hablando con todos los ayuntamientos de la Vía de la Plata, es completamente inabarcable”, denuncia.

Esta escasa afluencia de peregrinos por los pueblos de la zona es especialmente notoria en los negocios locales. Juan Carlos García y Mari Carmen Prieto, propietarios de la tienda de Santa Croya de Tera afirman haber notado un descenso muy pronunciado en el número de peregrinos que pasan por su negocio. “Como ahora están todos los albergues cerrados, pasan muy pocos por aquí”, lamentan.

A pesar de ello, Miguel es optimista de cara al final de la temporada estival. “Creo que se va a poder remontar en septiembre u octubre”, vaticina. Asimismo, se muestra esperanzado de cara a la próxima temporada estival cuando, en el mejor de los casos, la pandemia de Covid-19 sea cosa del pasado. “La gente tiene muchas ganas de retomarlo y cuando todo esto haya pasado va a venir muchísima gente”, augura.

Esa esperanza es albergada también por Filiberto Hernández, que celebra que la gente tenga muchas ganas de hacer el Camino y espera que “cuando en otoño ya haya más gente vacunada y todo se haya calmado un poco sea, si bien no como un año normal, por lo menos mejor de lo que nos está siendo”. “Los que vienen son gente muy cuidadosa, empatizan con todo el mundo y saben cumplir muy bien las reglas”, añade.

Por todo ello, a pesar de lo complicado de la situación, siempre hay lugar para albergar la esperanza de que, en un futuro próximo, puedan volver a ser los caminantes los que hagan camino al andar, aunque esta senda sí se pueda volver a pisar.