Roberto Nistal y Cristina Govantes lo dejaron todo para venirse al pueblo a poner en marcha su proyecto de vida. Así lo explican los dos jóvenes madrileños que poco antes de que se decretara el estado de alarma por el coronavirus habían optado ya por apostar por la vida rural y buscar alternativas de emprendimiento que les permitieran quedarse en la zona.

Los jóvenes en la Mota de Benavente, localidad donde tienen su residencia, junto a uno de sus hijos. | E. P.

Concretamente en Olleros de Tera, donde han puesto en marcha, con mucho trabajo, una casa rural a la orilla del río Tera, en la antigua estancia de los molineros de este pueblo que poco a poco es un reclamo para los turistas y permite dar algo más de actividad a la zona. Una casa que, además, cuenta con certificado Starlight, mediante el cual se acreditan aquellos espacios que poseen una excelente calidad de cielo y que representan un ejemplo de protección y conservación. Son escenarios que incorporan la observación del firmamento como parte de su patrimonio natural, paisajístico, cultural o científico y fomentan a su vez el “Turismo de Estrellas”.

Aunque los dos son de Madrid y allí han crecido y se han formado como arquitectos técnicos, Roberto tiene raíces familiares en la localidad de Olleros donde sus abuelos, Moisés y Ermelinda, fueron durante décadas los molineros de este pueblo de los Valles de Benavente. Este molino, del que hay datos de su existencia en el siglo XVIII, fue también en otros tiempos la oportunidad que encontró un emigrante cubano para emprender su negocio en esta zona rural. Pronto le tomaron el relevo los abuelos de Roberto y el molino ha estado funcionando hasta los años 90, según recuerda este emprendedor.

Explican que en Madrid estaban haciendo “cosas” relacionadas con su formación académica como tasaciones y otros trabajos, en precario. “Dejamos clientela que ya teníamos en Madrid pero pensamos que trasladarnos al pueblo era un modo también de apostar por esto que nos gusta, y rehabilitar la casa de los molineros como casa rural, también ha sido un aliciente muy importante para aprender y practicar”, asegura Cristina. “Aquí hay menos trabajo, pero también menos competencia laboral”, puntualizó Roberto.

Acceso a la rehabilitada casa de los molineros, en Olleros de Tera, hoy casa rural. | E. P.

Lo cierto es que enamorados del entorno de la casa, de la tranquilidad que se respira en Olleros y teniendo la oportunidad de explotar los inmuebles vinculados al molino a través de un proyecto de emprendimiento decidieron trasladarse a Olleros, donde han vivido un año con los abuelos de Roberto. “Hasta entonces ni siquiera vivíamos juntos”, señaló la joven.

Optaron después por casarse y trasladarse a Benavente a vivir y es donde hoy en día tienen su residencia ellos y sus dos hijos. La pandemia paralizó la puesta en marcha de la actividad turística en la casa rural pero con la evolución de los contagios y la eliminación de las restricciones de movilidad entre los territorios han podido retomar su proyecto. “Hay oportunidades pero no hay gente que se decida a iniciar proyectos en esta zona, pero oportunidades las hay”, asegura Roberto. Explican refiriéndose a Benavente que a pesar de las dificultades surgidas por la pandemia “estamos más a gusto, la tranquilidad que hay aquí no la hay en Madrid, no necesitamos movernos con coche, es más calidad de vida”.

Lo cierto es que la zona del Tera cuenta con interesantes lugares que visitar tanto a nivel arquitectónico como natural. En Olleros, concretamente, son varias las vías que cruzan su territorio como la Ruta de la Plata, o Vía Augusta XVII.

Ahora esta nueva casa rural, en las afueras del pueblo, cuenta con proveedores de la zona para ofrecer sus servicios a los posibles visitantes. “Lo importante es sumar”, explica Cristina. El entorno de la casa es un lugar espléndido para la observación y escucha de aves, y también lo es para la observación del cielo nocturno. “También hemos planteado poder habilitar el molino para que se pueda visitar para que sirva de atractivo para la zona”, añadió Roberto, aunque esto último tardará aún un poco.