Las zonas rurales de la provincia de Zamora aún albergan una pequeña esperanza de que sus pueblos se mantengan y no caigan en el olvido.

Vecinos de Burganes de Valverde. | C. G. R.

La situación actual, marcada por la pandemia de COVID-19, sumada a una más que calurosa temporada estival, ha impulsado a muchos habitantes de las grandes ciudades a dar el paso y volver a veranear en su pueblo después de varios años e, incluso, a adquirir allí una segunda vivienda.

Área recreativa de Camarzana de Tera. | C. G. R.

Ello ha provocado, como ha podido apreciar Atilana Martínez, alcaldesa de Burganes de Valverde, que “este año todas las casas que normalmente están cerradas ahora estén abiertas”. “Ha habido gente que a lo mejor en dos o tres años no se les había visto por el pueblo y este año han decidido volver, por ejemplo, gente mayor de Madrid o Barcelona, donde hace más calor, se han buscado una persona para que les atienda y se quedarán aquí en verano”, añade. José Rodríguez, gerente del área recreativa de La Barca, en Camarzana de Tera, ha podido observar que “este año y el pasado ha habido más gente que a lo mejor en los últimos diez años”. “Hay mucha gente de Salamanca o de León que viene a pasar el día y sobre todo los fines de semana hay mucha gente, pero este año sobre todo mucha más”, sentencia. Jose Rodríguez teoriza que quizá las personas de las ciudades se ven “impulsadas” a irse de la ciudad ante la situación de pandemia y buscar una vía de escape en sus pueblos.

Algo parecido ocurre en Santa Croya de Tera, donde son varias las casas que han sido compradas en los últimos meses por personas con ascendencia en el pueblo, que han decidido hacerse con una segunda residencia como una inversión de futuro.

Es el caso, por ejemplo de Pedro Vega, residente en Madrid pero natural de Santa Croya y que recientemente ha efectuado la compra de una segunda residencia porque “como en tu casa no se está en ningún sitio”. Afirma que, a pesar de tener a sus padres y a su hermana en el pueblo, prefiere tener su propia vivienda “para poder ir de veraneo, en Semana Santa, algún fin de semana o cuando toque jubilarse y poder pasar temporadas en el pueblo”. La pandemia es otro de los factores determinantes en esta decisión, puesto que volver a casa de sus padres podría suponer un riesgo para su salud. “Esta situación nos ha abierto los ojos a mucha gente, que hay que vivir un poco más, que no todo va a ser ahorrar”, afirma. “Todos los que somos del pueblo siempre hemos querido tener algo allí”, concluye.

Es el caso también de Elena Vicente residente en Palencia, pero cuya familia materna procede de Santa Croya. “Todo empezó con la idea de mi padre de comprar una casa en el pueblo, y al final decidimos que dónde mejor que allí donde tienes unas raíces, unos recuerdos y unos amigos”, explica. No obstante, matiza que hoy por hoy no se trata de una residencia definitiva, sino aquella donde pasar más tiempo que no solo el verano “y poder seguir haciéndolo más años, cuando nuestros padres se jubilen y de la misma manera que nosotros disfrutamos del pueblo, puedan hacerlo nuestros hijos”.

Juan José Arenas, alcalde de la localidad también ha notado este repunte de población, propio de la temporada veraniega, pero mayor que los últimos años. Cree que la pandemia de Covid-19 ha tenido que ver en ello. “Creo que ahora la gente se ha interesado por los pueblos más que nunca”.

Todos coinciden en que a largo plazo, es una cierta garantía de que en este tipo de zonas va a seguir habiendo gente y ese valor va a transmitirse a futuras generaciones, que disfrutarán del pueblo igual que sus padres y abuelos.