Primer día sin mascarilla en el exterior y en Benavente apenas se ha notado. A muchos les ha costado desprenderse de la mascarilla en el primer día en el que ha entrado en vigor el fin de la obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores, con excepciones. Al menos de momento ha costado ver a la gente con la cara descubierta y en las zonas de más confluencia la mayoría de las personas han ido provistas de mascarilla.

Primer día sin mascarilla en el exterior, entre la prudencia y la “liberación”

“Cuesta quitársela de un día para otro. Ha sido uno de los elementos que mayor protección nos ha dado, antes de la vacuna”, explicaba Jorge, un vecino de Benavente quien aseguraba que “tardaré aún unos días en quitármela, no me da mucha seguridad”. Para la mayoría de los vecinos, al menos en esta primera jornada, resulta preocupante relajar el uso del tapabocas y hay quien considera que es una “imprudencia” haciendo referencia a la amenaza de la variante india para este verano. “Cuanto esté vacunada me sentiré más segura, de momento no me lo puedo permitir”, explicó una mujer mientras se aseguraba de llevar bien puesta la mascarilla al salir de una carnicería de la zona centro.

Primer día sin mascarilla en el exterior, entre la prudencia y la “liberación”

En las calles céntricas ha sido prácticamente un hecho puntual ver a gente sin mascarilla. Rosa, una joven que sí optó por no llevarla puesta en esta jornada explicaba que “si no me obligan a llevarla no lo voy a hacer, es que ya echaba de menos esta libertad”, pero reconocía que apenas se había cruzado esa mañana con alguna persona sin mascarilla. Tampoco Marta se la ha puesto a su hijo de seis años. “Con el calor que hace y viendo que la mayoría de la gente la lleva puesta, le he dejado que no se la ponga, llevan muchas horas durante el curso con la mascarilla puesta, ahora que se la puede quitar no se lo voy a impedir”, aseguraba. “Te da la sensación de libertad, anoche hasta lo celebramos”, aseguraba Carlos.

Un vecino de Benavenet inoculándose en el Centro de Negocios. / E. P.

Más relajada se observaba a la gente en los barrios de la ciudad y en zonas menos concurridas donde los caminantes aprovecharon para realizar su actividad diaria sin la mascarilla. “Ya era hora, es un agobio salir a pasear con la mascarilla, al menos ahora puedo respirar en condiciones”, explicó Martín.

En Benavente se sigue avanzando en la inmunidad de la población y ayer había un llamamiento para proceder a la inoculación de varias quintas, las de los nacidos en los años 1977 a 1981, ambos incluidos. El Centro de Negocios de Benavente volvió a convertirse ayer en vacunódromo de la provincia. Ha sido una jornada más en la que los zamoranos han respondido masivamente a la llamada para vacunarse aunque no ha supuesto en ningún momento largas colas de espera. En las últimas horas las esperas se produjeron con el fin de no tener que desechar vacunas y no preparar más de las necesarias para esta jornada.

La vacuna administrada en esta ocasión ha sido la Janssen. Los inoculados fueron guardando reposo en una de las sillas habilitadas en el Centro de Negocios para la espera. Una persona se encargaba de desinfectar las sillas cada vez que alguien las desocupaba.