Uno de los grandes retos ambientales que se persigue desde hace años es acabar con lo que se conoce como “basuraleza”, la presencia de residuos en cualquier espacio natural, y concienciados con ello están los integrantes de la Sociedad de Cazadores San Pelayo de Morales del Rey. Es desolador comprobar en un paseo por distintas zonas del monte de esta localidad la falta de conciencia de la gente que disfruta de la naturaleza pero no la cuida. La basura acumulada en distintos puntos de este monte, cada vez más visible, ha hecho a los cazadores poner en marcha una iniciativa para limpiar los residuos y para ello han pedido la colaboración de los vecinos y los amantes de la naturaleza sin que hayan conseguido una gran respuesta. Aquilino, Pablo, Santiago, Héctor, Jorge y David Casado y Bécares sí se embarcaron en esta iniciativa que les ha llevado a recoger más de 8.000 kilos de basura de distintas zonas del monte.

Residuos recogidos por la pala para llevarlos a punto de gestión. | E. P.

Durante las jornadas el tiempo no acompañó a la actividad y se presentaron siete personas. “Esperábamos algo más de participación porque la gente por las redes sociales sí se mostró indignada por la cantidad de basura acumulada en el monte”, explicó uno de los directivos de la sociedad de caza, David Casado. “Sabíamos ya de lugares concretos donde hay mucha basura como si se tratara de un vertedero. La gente aprovecha los caminos cerrados o de poca visibilidad para tirar allí la basura de todo tipo y es lamentable porque no hay que olvidar que e en Morales tenemos punto limpio”, explicó.

Paneles de chapa sandwich, restos de una obra. | E. P.

La zona en la que realizaron la limpieza abarcó unas 300 hectáreas en zonas de Valleoscuro, El Montico, El Raso, la Monja, Las Suertes o la subida del cementerio. Alquilaron una máquina para facilitar la retirada de los montones de basura “aunque la tarea no fue fácil porque sabíamos donde estaba la basura pero no toda es accesible”, explican. La acumulación de residuos tiene como consecuencia unos innumerables perjuicios que van desde la flora de los ecosistemas afectada por esta basuraleza al interactuar con ella y absorber los elementos tóxicos que emanan de ella; posibles incendios forestales; la fauna acaba emigrando a otros espacios naturales...

Y es que se han encontrado desde decenas de ruedas con las llantas puestas, un piano, cientos de botellas de vidrio y de plástico, de algún fitosanitario abandonadas, hasta la chapa sandwich que se coloca encima de los tejados y otros escombros de obras. También cientos de latas de refrescos y cerveza, juguetes, “basura de muchos años en estos sitios, que se han ido acumulando sin vergüenza por parte de la gente que utiliza el monte”.

Asegura Casado que “los cazadores, que han costeado los gastos de la iniciativa, debemos erigirnos como guardianes custodios de la naturaleza. Y lo cierto es que el resto de personas que se dicen amantes de la naturaleza no lo hacen. Las motos no circulan por los caminos, sino que hacen sendas nuevas y alteran a la fauna; los ciclistas utilizan todo el año esas sendas hechas a base de pasar por ellas sin dejar tranquila la naturaleza; y los senderistas utilizan sendas pero no respetan el campo. Nos ponemos a recorrer esas rutas y nos encontramos desde la pieza de la moto que se le rompe y ahí queda, hasta las botellitas de plástico, envoltorios de bocadillos o el papel de Clinex. No solo somos los cazadores los que andamos por el campo, pero nosotros sí tenemos restringido su uso a 40 días al año”.