Patricia Peral, natural de Colinas de Transmonte, es una joven escritora que cuenta con varias obras publicadas y que se encuentra trabajando en una novela corta que trata sobre una desaparición en tiempos de pandemia. La escritora zamorana estudió en la ciudad de Benavente y es graduada en Filología Alemana por la Universidad de Salamanca.

–¿De dónde le viene la pasión por la escritura?

–En este caso, no puedo sino citar a Sylvia Plath: “Escribo porque hay una voz dentro de mí que no se quedará callada”.

–Alrededor de cinco años atrás, publicó su primer libro llamado “Y apretó el gatillo”, pero bajo la firma de Keiko McCartney y no la de Patricia Peral. ¿A qué se debió eso? ¿Fue por algo en especial?

–Keiko McCartney es una identidad que me sigue acompañando a día de hoy, pero ya únicamente en las redes sociales. Tengo especial cariño a esa etapa, dado que marca mi comienzo como escritora y fotógrafa en el mundo de Internet. Además, como me considero una persona a la que le cuesta deshacerse de las cosas, creo que nunca me acabaré de separar del pseudónimo que me dio a “conocer” online. Supongo que por eso creí que para la publicación de mi primer libro “Y apretó el gatillo” lo ideal era firmar como Keiko McCartney.

–¿Qué sintió cuando vio publicada por primera vez su obra?

–Fue una mezcla de emoción, nervios y también miedo.

–Hace unos meses, publicó un nuevo libro titulado “Los días mudos”, ya sí bajo la firma de Patricia Peral. ¿Qué nos puede contar acerca de esta obra?

–“Los días mudos” se trata de una novela breve de autoficción que ahonda en el proceso transitorio de joven a adulto en el extranjero, con todas sus consecuencias. La escribí durante el 2017 y parte del 2018 como un ejercicio introspectivo y de memoria, pero acabó hilvanando una historia sobre la realidad precaria de marcharse fuera.

–¿Cómo describiría su rutina de escritura?

–Pues es que actualmente no cuento con ningún tipo de rutina de escritura. Básicamente porque no tengo obligación alguna. Suelo escribir cuando la vida me lo permite, por eso aprovecho los ratitos de inspiración para teclear en el móvil o en el ordenador. Es cierto que hago ejercicios prácticos para no perder la soltura, pero no tengo obligación alguna de escribir. Claro que si tuviera más tiempo libre tendría mucha más dedicación, pero lamentablemente no es el caso.

–¿Y en esos días en los que las palabras no salen? ¿Qué suele hacer?

–En primer lugar, trato de no frustrarme. Y leer. Siempre leer. No hay nada como leer para esos días.

–¿Qué opinión le merece el libro digital?

–¿Qué no es digital en los tiempos que corren? Personalmente no le doy mucho uso porque soy de las que prefieren el libro en papel, pero tengo que reconocer que es práctico y más económico.

–¿Cómo cree que está el panorama editorial para tantos autores como hay o quieren publicar?

–Publicar en editoriales grandes es complicado y además considero que está sobrevalorado. Existen editoriales independientes, casas pequeñas que apuestan por una edición trabajada y mimada del texto, y que establecen un contacto cercano con el autor, como es el caso de “Las Índigos”, que son unas mujeres maravillosas y talentosas que ponen pasión y empeño en todo lo que hacen y me tienen en cuenta para todo. Simplemente hay que comprobar que el texto a publicar encaja con la editorial. Es muy importante apoyar estos proyectos ya que, en su mayoría, son los que verdaderamente se interesan y arriesgan por ti y tu obra.

–¿Tiene algún proyecto en mente de cara a un futuro?

–Ahora mismo estoy trabajando en una novela corta que trata sobre una desaparición en tiempos de la pandemia.