Como muchas cosas en la vida, empezaron por casualidad, por probar, y han acabado alegrando dos jardines de Arcos de la Polvorosa de simpáticas tallas de osos, oseznos, un conejo, una cabeza de caballo, una ardilla, un delfín, un búho, un águila o una seta. Así hasta más de una decena de figuras que, aunque sus autores ni el alcalde son conscientes, harán la delicia de los niños y muchos adultos.

Una de las cuatro figuras que representan osos. | M. F.

Y además tienen un componente de aprovechamiento de los recursos y conservación de la naturaleza. No en vano, las tallas están hechas en troncos de árboles que o bien estaban enfermos, o corrían el riesgo de caer y provocar daños o cuyas raíces estaban levantando el terreno. “Cortamos los troncos a una altura de un metro o metro y pico y sobre ellos trabajamos”, explica Pedro López, el aguacil municipal, que es junto a José Ángel Paula, que trabajó durante un tiempo como operario en el Ayuntamiento, los artistas de estas creaciones, situadas en dos jardines de la localidad: el Jardín del Frontón o también llamado del Barrero y el Jardín de las Regueras, situado en el entorno del campo de fútbol.

Una ardilla, junto al frontón. | M. F.

Hace unos años, un artista de la talla hizo una exhibición de motosierra dentro del programa de fiestas de la localidad. Les dejó unas figuras de un búho y un águila que, como comenta Pedro, encontró hace no mucho guardadas. Como se estaban estropeando, las atornillaron a sendos troncos de árboles que habían tenido que talar. Por otro lado, en una excursión a Santander vieron que, en los jardines de La Magdalena, había algunas tallas de setas y animales.

Unas cosas y otras les sirvieron de inspiración y, el año pasado, cogieron la motosierra y probaron en un árbol del jardín del Frontón. Les salió “una especie de delfín. Fue lo primero que hicimos”. Este año han seguido esculpiendo nuevas tallas y depurando la técnica. “Nos gustó como quedó”, explica Pedro, que, sin darse ninguna importancia al igual que su compañero, está seguro de que seguirán llenando el pueblo de estas curiosas obras de arte en madera. Mejor darle vida al tronco, que talarlo. Además, dejar un tocón bajo, como explica José, es un estorbo a la hora de segar el césped. El alcalde, Roberto Rodríguez, les ha dado libertad a los trabajadores municipales para que den nueva vida a estos troncos. Y quizá, sin saberlo, al pueblo.