Lobos los ha habido siempre en esta zona. Pero ahora hay más. Ataques también. Son cosas normales. Lo malo es que los lobos se enseñen y que sean más frecuentes los ataques. El problema es que se extiendan y que salgan los lobos por medio de Benavente”. Quien habla es Héctor de la Fuente Verdes, un joven ganadero con una explotación de 100 reses de vacuno de carne en extensivo en San Pedro de Ceque, en la comarca de Benavente y los Valles.

El miércoles por la mañana fue a ver cómo estaba su ganadería y se encontró con un ternero muerto de apenas unos días. Las águilas y los buitres que estaban merodeando por las alturas no hacían presagiar nada bueno. Cerca de allí, unos excrementos se lo confirmaron. El lobo había matado a la res.

El ganadero acaricia a una de sus reses Emilio Fraile

Su sindicato, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), denunció el caso y alertó de que “la fauna salvaje está acabando poco a poco con la actividad ganadera en esta provincia, tan valorada desde el punto de vista ambiental y gastronómico”. No sólo eso, vaticina que si las autoridades no reaccionan, este problema de la amenaza del lobo acabará incidiendo “en el despoblamiento que sufre el medio rural de nuestra provincia”.

Es irónico, pero hablando de despoblamiento, precisamente Héctor emprendió un negocio de ganadería en el medio rural. Su familia es de San Pedro de Ceque y tenía ovejas. Pero él decidió trabajar con excavadoras, en unos tiempos en los que “se ganaba dinero”. Iba a donde le tocara: País Vasco, Galicia... A veces sólo estaba en casa los fines de semana. Hasta que un día se cansó. No es que le faltara trabajo. Lo que quería era estar más cerca de su mujer y sus hijas, que seguían en el pueblo. Su lema, “si vives donde te gusta, haces las cosas mejor”.

Estrés en el ganado

Así que hace dos años y medio puso en marcha la explotación, una opción laboral que le permitía estar más cerca de la familia. Aunque su nueva ocupación sea probablemente más esclava, trabajando todos los días del año, sin descanso.

Uno de esos días, el miércoles, se encontró con el pequeño ternero muerto. En cierto modo parece no sorprenderle porque “he notado a los lobos rondando. Se acercan más que antes”. Y precisamente eso es lo que teme: que los lobos sigan aumentando más todavía, que cojan más confianza para acercarse al ganado y que los ataques sean cada vez más frecuentes.

De hecho, comenta que en su entorno cercano sí se han registrado ataques de lobo recientemente, en rebaños de cabras y ovejas. Y aunque el ganado no resulte afectado, el simple acoso del lobo puede producirle estrés o abortos.

Este joven ganadero ya no cree en las autoridades. Sobre todo, después de anunciarse la ley que dará especial protección a este carnívoro y prohibirá su caza. “Cada vez vamos a peor. La solución aunque parezca fácil, no lo es”, opina. En este sentido, no cree que se arregle con mastines para vigilar el ganado, ya que “si ven que vienen muchos lobos, no van a defender, porque saben que les espera una muerte segura”.

Héctor de la Fuente, con sus perros Emilio Fraile

Como otros muchos ganaderos, Héctor está cansado. “Hartos”, dicen en UPA, tanto que ya ni denuncian porque es “perder el tiempo”. Y recuerda que el peligro aumentará cuantos más ejemplares haya “más confianza va a coger”. “Ahora estamos en su tiempo de cría. Si hay tres hembras y cada una cría a cinco cachorros, el año que viene habrá 15”, calcula. Los lobos aumentarán. Los problemas de los ganaderos parece que también.