Ana María con el ramo de flores que le regalaron hoy por su cumpleaños.

“¿Que cuántos cumplo?” se encoge de hombros; “105”, le dice su nieta; “¿105? Me parecen muchos”. Así recibía ayer Ana María Bermejo un hermoso ramo de flores en su casa, en Bretocino, para celebrar su 105 cumpleaños.

El último año de pandemia para ella no ha sido muy diferente a la “normalidad”, aunque sí ha echado de menos el contacto con algunos vecinos y algunos familiares. y los paseos por el pueblo.

Visitas que sustituye con videollamadas en la “tele”, que es como llama al teléfono móvil. Y es que disfruta de las nuevas tecnologías, aunque no las entiende. Una de las llamadas de ayer fue de su nieta. Se pone los cascos, para escuchar bien, y coge el móvil y, como es persona conocida, no duda en entablar conversación. Además esta misma semana acaba de estrenar una cuenta en Instagram (fansclub_anama_bret), donde su nieta pequeña deja constancia de parte de sus vivencias y algunos vídeos como el que anima a la gente a vacunarse contra el COVID, tras recibir la vacuna.

VÍDEO | La zamorana Ana María, 105 años: "Tenéis que vacunaros"

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Los adornos y globos de colores que la recibieron ayer en el salón de su casa cuando se levantó le arrancaron una sonrisa aunque no dejaba de decir “qué lujo, todo para mí”. Y es que “no está acostumbrada a grandes lujos, es un persona muy sencilla”, reconocía su nieta pequeña, Anabel.

Ana María nació en Bretocino, en el pueblo que vive ahora con su única hija Cristina, y ha tenido siete hermanos. No siempre ha vivido en Bretocino, puesto que hace años Cristina trasladó su residencia a Barcelona donde creó su propia familia. De modo que hasta allí fueron tanto Ana María como su marido a pasar parte de su vida. Su hermano Ramiro, con quien comparte algunos momentos, celebró hace unos meses el 95 cumpleaños y también cumplió 102 otra de sus hermanas.

Trabajó duro en el campo, explica su nieta, desde pequeña y hoy en día le gusta pasar las horas al sol. No descarta tampoco algún paseo hasta el huerto.

Explica su nieta que comer, no come bien, pero no pasa lo mismo con los dulces. De modo que ayer no iba a ser menos, y no dejó de probar las dos tartas con las que celebró su cumpleaños, una casera y otra “de compra”. En el pueblo el único homenaje que ha recibido un año más ha sido la misa ofrecida por el cura en homenaje a ella y en la que hizo un recorrido por su historia personal. Ana María comienza un año más.