Una cubierta verde. | E. P.

Dos científicos de Benavente y Villabrázaro participan en el proyecto europeo Life-My building is Green, con el que se pretende dar soluciones naturales para adaptar los edificios al cambio climático y cuentan ya con una herramienta tecnológica que va a permitir la aplicación de estas soluciones naturales en distintos espacios urbanos, partiendo siempre de un conocimiento previo. El ingeniero Salustiano Torre Casado, natural de Villabrázaro, es el coordinador general del proyecto en el que participa el CSIC a través de dos centros de investigación, uno de ellos, el Real Jardín Botánico, donde trabaja. Además el proyecto cuenta con cuatro socios beneficiarios y uno de ellos es el centro tecnológico Cartif, situado en Valladolid, que participa en el diseño y monitorización de los prototipos y que cuenta con el benaventano José Fermoso. Los otros centros colaboradores están relacionados con los tres edificios pilotos donde se está desarrollando el proyecto, en colegios de Badajoz, Évora y Portugal.

La creación de una herramienta tecnológica de simulación energética es un paso importante puesto que permite seleccionar las soluciones basadas en la naturaleza adecuadas para cada edificio antes de una intervención. Se analiza el efecto sobre la reducción de la demanda de refrigeración y la temperatura interior en condiciones de verano.

“Los tejados, municipales o no, tienen un tipo de pendiente, y tienen varios tipos de aleros y cubiertas. La herramienta tecnológica permite al técnico incluir características del edificio. El programa da información catastral y energética y clasifica los edificios según la calificación energética. Además puedo seleccionar diferentes soluciones naturales que van a mejorar esa calificación energética. De modo que facilita la selección e implementación de estas soluciones naturales en términos municipales”, explica el ingeniero De la Torre.

Entre las actuaciones se incluyen cubiertas verdes y el sombreado de las fachadas utilizando los prototipos verdes desarrollados en el proyecto LIFE mBiG.

Con las cubiertas verdes se consigue, entre otros aspectos, fijar todo el carbono que pueda emitir cualquier bloque de edificios. “Un bloque de edificios que utilice una caldera central, todas las toneladas de CO2 que están emitiendo a la atmósfera pueden estar fijadas en una cubierta verde”. También disminuye la cantidad de temperatura en el interior del edificio, entre cuatro y cinco grados en máximas temperaturas en estación de verano, se incide también en que el bloque de viviendas no disipa la caída de lluvia. Es activo en recogida de agua de lluvia, que no va a ningún alcantarillado. “Podría suponer una reducción de incentivos fiscales por la recogida de aguas pluviales”, explicó De la Torre. A ello hay que añadir la impermeabilización “con una mejora de cubierta”.

Con la herramienta tecnológica ya desarrollada, la aplicación en los edificios es el siguiente paso. “Lo cierto es que en España no hay mucha concienciación sobre la necesidad de buscar soluciones naturales al cambio climático”, añadió Torre.

Iniciativas que compiten con materiales de construcción habituales

El tejado verde es una infraestructura basada en soluciones basadas en la naturaleza que más allá del embellecimiento estético del edificio “estamos trabajando no en eso si no la parte de cómo esas cubiertas permiten realizar la función para la que se ejecutan y competir con otros materiales de construcción o estar con otro sistema, como podría ser por ejemplo las placas solares”, explicó Salustiano Torre. La cubierta verte tiene varias capas. Una de impermeabilización, drenaje, una geotextil o malla antiraíces para que no se sature la capa drenante, un tipo de sustrato en función del tipo de planta que se pueda incorporar, más orgánico o de mayor concentración de minerales. “Se pueden reutilizar sustratos. Nosotros vamos a realizar economía circular basado en sustrato porcelánico. De modo que todos los residuos de azulejos porcelánico se hacen polvo y lo podemos utilizar como sustituto de arena para el sustrato. Hay que evaluar que ese sustituto eleve la concentración de minerales para asimilación de plantas e incorpore una recepción de agua”.

Adaptación de los edificios al clima “para prevenir un negativo rendimiento escolar”

El cambio climático se reconoce actualmente como uno de los retos medioambientales, sociales y económicos más graves a los que se enfrenta el mundo. Muchos de los riesgos globales del cambio climático se concentran en las zonas urbanas.

“Los impactos del cambio climático, como las olas de calor y los cambios en los patrones de lluvia anuales y estacionales, están afectando especialmente al bienestar y la salud de los miembros más vulnerables de la población, como los niños, que pasan un tercio de su vida dentro de sus escuelas. Es necesario centrarse en la adaptación de estos edificios para prevenir los impactos negativos del cambio climático en el rendimiento escolar”, recogen los investigadores en el proyecto.

El proyecto en el que están trabajando, el Life-My building is Green, pretende aplicar medidas pasivas para mejorar la resiliencia de estos edificios y acelerar su adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Se propone conseguirlo mediante la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza (NBS) como prototipos, inspirados y apoyados por la naturaleza.

Esta investigación compara el impacto de la implementación de las NBS, en términos de confort y ahorro energético, en tres edificios educativos situados en diferentes climas.

Te puede interesar:

Los resultados se presentan utilizando una herramienta de simulación energética que permite seleccionar las soluciones basadas en la naturaleza adecuadas para cada edificio antes de una intervención. Se analiza el efecto sobre la reducción de la demanda de refrigeración y la temperatura interior en condiciones de verano.

“Se está empezando a incorporar estos sistemas pero muy lentamente. Uno de los problemas que existen es que la vegetación no está considerada como material de construcción entonces el arquitecto no puede no puede comparar qué le da la vegetación frente a un material de madera. No está incorporada en los sistemas de calificación. Estamos trabajando para que esto se incorpore”.