El benaventano Francisco Javier Carbayo Baz fue el encargado en la tarde de ayer de pregonar la Semana Santa de Benavente en la iglesia de San Juan del Mercado. Doctor en Arquitectura y Profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid pone en valor la calle como espacio para las relaciones personales. En su pregón ha hecho un recorrido por recuerdos de su infancia y juventud en Benavente. El acto concluyó con la música de cámara de Maestro Lupi.

–Aunque vive en Valladolid, sus raíces están en Benavente.

–Yo nací en Valladolid, pero porque por aquel entonces mi madre nos venía a dar a luz a Valladolid, pero para mí es como si hubiera nacido en Benavente, pasé mi infancia en Benavente. Estudié en el colegio Virgen de la Vega, en Benavente, y vine a Valladolid a hacer C.O.U. y desde pequeño quería ser arquitecto, como mi abuelo. Y terminé mis estudios y casi inmediatamente me puse a trabajar. No he perdido vinculación con Benavente donde tengo familia y amigos.

–Y con la Semana Santa de Benavente, ¿qué vinculación tiene?

–Tengo muchos recuerdos de cuando era niño y la viví allí. Pero todos los años, además, por Semana Santa hemos acudido a Benavente, aunque estuviéramos fuera.

–¿Fue cofrade de alguna hermandad de esta ciudad?

–No, nunca fui cofrade. Lo cierto es que en mi casa el representante de cofradías era mi padre que fue uno de los fundadores de la Cofradía del Silencio y siempre estábamos pendientes de lo que hacía. Pero no llegamos a integrarnos en la cofradía nosotros.

–Este año es usted el pregonero de la Semana Santa de Benavente. ¿Qué significado tiene para usted que le hayan llamado para pregonar la Pasión benaventana?

–Es algo muy especial que te llamen del pueblo en el que has nacido y tienes tantos recuerdos de tu infancia y juventud. Es bonito. Lo que, la verdad, es que una vez que has dicho que sí, no sabes dónde te has metido. Parece algo sencillo pero no sabes muy bien cómo empezar a prepararlo. Luego vas hilando ideas, recuerdos y al final parece que sí que salen las cosas.

–Este año es, sin duda, un tanto especial puesto que al igual que en otras facetas, la Semana Santa está inmersa en la pandemia y condicionada por ella. ¿Cómo afronta el pregón?

–Precisamente dada mi condición de arquitecto lo he enfocado por el tratamiento del espacio urbano, de la calle y de las procesiones en la calle. Lo he ligado un poco a mi profesión.

–Procesiones, no obstante, que este año no se van a poder celebrar como es habitual.

–No he querido hacer referencias a la pandemia, prácticamente no hago ninguna referencia a ella. Porque estoy cansado de hablar de ella o de oír hablar de ella en todas partes. A pesar de la incidencia que tiene en nuestra vida, lo he dejado casi del todo al margen.

–¿Su pregón está ligado de algún modo a sus recuerdos de la Semana Santa en esta ciudad?

–Sí, lo he ligado bastante con mis recuerdos, con lo que fue mi niñez y mi juventud en Benavente. Lo que más viví en aquella época eran esas procesiones, esas manifestaciones de la fe en la calle. También lo he ligado a mi vida allí, la gente que he conocido y con la que he convivido.

–Habla de reflexiones de vida en este pregón y ¿también alguna reivindicación?

–No, reivindicaciones no. Más que nada son reflexiones sobre nuestra vida, sobre la fe y nuestras ambiciones.

–¿Alguna de esas reflexiones?

–Lo que he querido es mostrar o hacer referencia a cómo vemos a los demás, a que no estamos aquí solos, las calles son los espacios donde vivimos y donde nos relacionamos con los demás. También a cómo entendemos esa relación con nosotros y hacia dónde deberíamos dirigirla.

–Respecto a la fe, es cierto que no hay procesiones este año pero siguen en pie los actos litúrgicos y ligados más íntimamente con la fe durante los días de Semana Santa.

–Sí, así es. Al final la fe es lo más importante de estas celebraciones. Sin ella no habría nada. Si no tenemos fe se queda en un simple teatro y sí que es verdad que muchas veces parece que es eso, los desfiles en la calle, pero los mueven la fe, saber qué es lo que estamos haciendo.

–¿Qué cree que sería necesario para poder mejorar esta Semana Santa a nivel civil?

–No es una pregunta que yo sepa responder. Yo ahora mismo no estoy metido en estos grupos procesionales, cofradías. Pero sí diría que haría falta una mayor presencia litúrgica.

–¿Quién le acompaña en esta visita a Benavente para pregonar la Semana Santa?

–Tengo muchos amigos en Benavente y también tengo familia. Lo que hay limitaciones de aforo en la iglesia por la pandemia por lo que los que puedan van a estar acompañándome y los que no lo seguirán gracias a internet. Hoy en día hay muchas relaciones de modo digital y es cansado hablar siempre a través de las pantallas.

–¿Qué cree que echará de menos esta Semana Santa marcada por estas restricciones?

–Siempre las celebraciones de Semana Santa si no estás acompañado de gente, ya no digo solo de cofrades o familia, sino gente que esté cerca de ti se vive de modo distinto. Es difícil llevarlo. Aunque la celebración es una cosa interior, cuando estás acompañado se vive de forma diferente y eso se va a echar de menos.

–Dadas las circunstancias, puesta la vista ya en que en 2022 sí que se pueda retomar la celebración de Semana Santa como se hacía habitualmente.

–Yo espero que sí. Ya es mucho tiempo el que llevamos peleándonos haber si podemos salir. Ya no solo esta celebración, sino cualquier otra. Estamos demandando la calle como un espacio para vivir y no unos tránsitos casi a modo de fuga.

–¿Qué mensaje le gustaría que calara del pregón de este año en la gente que tenga a bien escucharlo?

–Quizás lo que he dicho antes. Manifestar la calle como espacio de convivencia y de vivir nuestra fe con nosotros en la misma calle.