Antonio Colinas, hijo predilecto de la localidad de Fuente Encalada, dentro de la comarca de Benavente y Los Valles, es uno de los once finalistas del XIX Premio de la Crítica de Castilla y León, organizado por la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (ILCYL).

El pasado 11 de febrero tuvo lugar la presentación de estos once títulos finalistas a los conocidos galardones. Esta vez, la presentación se realizó en el Centro Cultural Gaya Nuño de Soria y contó con la colaboración del propio Ayuntamiento soriano.

El Premio de la Crítica de Castilla y León se trata de un galardón literario que tiene su origen en el 2003 y que, por parte del ILCYL, se reconoce a la mejor obra publicada en el año anterior, en este caso, se premiará a la mejor del 2020, que tiene que haber sido escrita por un autor de la comunidad. El galardón se dará a conocer el próximo 24 de febrero y en la decisión final participarán periodistas, críticos literarios y profesores de universidad de la región como miembros del jurado.

Entre estos once finalistas, se encuentra el escritor y poeta Antonio Colinas. Aunque nacido en La Bañeza (León), Antonio es hijo predilecto de Fuente Encalada y siempre ha estado muy vinculado con la provincia de Zamora, y más en concreto con la comarca benaventana. Entre los grandes galardones que ha conseguido Antonio, destaca el Premio Nacional de Literatura que el autor consiguió en 1982. Además, en 2019, consiguió el Premio Lerici Pea de poesía por su larga trayectoria literaria.

Con su obra titulada “En los prados sembrados de ojo”, el poeta buscará conseguir un nuevo premio que amplíe, aún más, su palmarés.

Como explican desde la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (ILCYL), “la obra es un intenso e iluminador poemario en el que se afirma el Colinas más hondo que, desde una serenidad asentada en la búsqueda de la belleza y en la celebración de la armonía, acoge y alienta una reflexión serena y delicada sobre la condición humana a través de su propia biografía y su relación con lo sagrado a partir del encuentro con el misterio que late en las cosas humildes, en la llama de los recuerdos y en esas palabras que aún nos salvan”.

El resto de los finalistas de esta edición son “Carrusel de sombras”, del escritor Moisés Pascual Pozas, “Días de Euforia”, de Pilar Fraile, “Hijos del Carbón”, de Noemí Sabugal, “Ictus”, del vallisoletano Rubén Abella, “Irene y el aire”, de Alberto Olmos, “La pobreza”, de Antonio Gamoneda, “Material de contrabando”, del escritor José Gutiérrez Román, “El Fondo del cubo”, del zamorano David Refoyo, “Ritual de náufragos”, de Luis Ángel Lobato y “Todos estábamos vivos”, del también zamorano Enrique Llamas.