Jose, Jorge, Frae y Rubén forman “The cucarachas enojadas”, un grupo de surf rock instrumental con claras influencias cinematográficas. La banda, que se formó en 2013 con la idea de hacer música, que esta fluyese y con una clara vocación al directo y el contacto con el público, ha publicado ya dos álbumes de estudio y su música ha logrado llegar a lugares como México, Chile o Argentina gracias a las redes sociales. Hablamos con Jose y Jorge, guitarristas de la banda.

–¿Cómo nace este proyecto?

–Empezamos con el proyecto Jose y yo. Luego ya fuimos introduciendo la batería y el bajo. Al principio fue un poco juntarnos un poco para tocar. El sentido el estilo y todo fue surgiendo: queríamos tocar algo instrumental y un estilo de rock instrumental por excelencia es el surf, así que nos centramos un poquillo ahí.

–Su música fue fluyendo, pero ¿Qué influencias han tenido?

–La música salía de manera tan natural, surgía de manera innata. Como no se buscaba nada, en concreto, al final te venía. En el fondo, puede reconocerse todo el cine que has visto, todas las referencias al western, a Morricone, a Tarantino. Somos dos personas bastante aficionadas al cine.

—Desde el año 2013 hasta ahora se aprecia un cambio en The cucarachas enojadas ¿Cómo valoran esta evolución dentro de la industria musical?

–El gran salto del ocio ha llegado con las redes sociales. Era complicado, pero no inalcanzable. A cambio, al principio sí resultaba muy desconocido. Que cualquier persona puede publicar desde el salón de su casa es algo positivo y aumenta la variedad. Aunque añade saturación al mercado, consideramos que se trata de algo muy positivo, la democratización de la música. La pandemia no ha hecho más que acelerar el proceso dentro de la industria musical. Esta parada para nosotros, personalmente, ha sido muy positiva y nos ha venido bien para ver dónde estamos y seguir con más fuerza, analizar hacia dónde vamos.

–¿Durante este tiempo la banda ha podido seguir ensayando?

–Ensayamos cuando nos dejan. Con las puertas y ventanas abiertas, mascarillas, apartados unos de otros... Es bastante complicado. No es lo mismo que el directo, se nota el frío de no poder moverte a tus anchas en el local de ensayo. Hemos estado atando temas y cerrando asuntos que teníamos pendientes como poner al día redes sociales, hacer nuevos contactos con productoras y distribuidoras... Ahora mismo hemos estado reconstruyendo un poco el trabajo que teníamos atrasado.

–Los dos discos del grupo son autoproducidos. ¿El proceso es más sencillo como fórmula para dar a conocer los temas?

– La autoproducción no es tan sencilla como la venden, lo tenemos que hacer todo nostros. Hoy en día tan solo el 15 o el 20 por ciento del trabajo es el musical. Hay que hacer una imagen, una campaña de marketing y que la gente sepa lo que tú haces. Tú lo sabes, pero el resto no, es una pena que la música represente tan poco en el proceso, pero es el único camino para que llegue a la gente.

–¿El futuro de la música está, por tanto, en las redes sociales?

–Nosotros sí que hemos visto un aumento de consumo de nuestra música a través de plataformas de streaming. Hemos tenido todo un boom de escuchas en Spotify. Algunos de nuestros temas superan las 20.000 escuchas diarias. Spotify te da una serie de estadísticas y de guías para saber dónde está tu público. Y lo tenemos muy fuerte en otros países como México, Argentina y Chile porque en esos lugares se escucha mucho surf. Esto nos indica dónde tenemos también futuro. Allí, además, se valora mucho el directo y a nosotros nos encanta. Nos flipa el directo. Es algo que tiene que volver, que va a volver . Al final, el streaming será un parche o un complemento al directo.

–¿Qué experiencia supone el directo?

–El “feedback” hace mucho, se va alimentando. Es una relación entre público y banda. Si el público no se anima o no le haces animarse… es un intercambio entre las dos partes que acaba. Nosotros hacemos una música que es muy versátil, podemos estar en un vermú un domingo a las 12 de la mañana y estar disfrutando a tope y tocar en una sala un sábado o un viernes por la noche, subir un poquito más la distorsión y disfrutarlo igual, pero ambientes diferentes te dan un “feedback” diferente. Si no está el público, para nosotros es complejo. A la hora de hacer los temas, siempre los hemos llevado al directo. Una vez vivido el directo ya es cuando lo grabamos.

–¿Qué nuevos proyectos les aguardan?

–Se hizo un cambio de banda antes de la pandemia: el batería y bajo dejaron el grupo para dedicarse a otros proyectos y han entrado otros dos “musicazos”. Fae, viene del Jazz y de mil estilos, es un músico de diez y Rubén, lo mismo, lleva toda la vida viviendo de la música y dedicándose a ello. Es una suerte tenerlos con nosotros porque han llevado a la banda a otro nivel de calidad, de sonido, de directo, de ponernos las pilas a nosotros. Nos presentamos a unas becas formativas de la fundación Paideia de Galicia que eligió al proyecto de Cucarachas junto con otras bandas para realizar una formación musical con gente de Sony Music, con Manuel Colmenero, productor de Vetusta Morla... Nos están ayudando muchísimo sobre aspectos de la banda que pueden mejorarse. Cucarachas les parece un proyecto buenísimo para cine y Bandas Sonoras y ahí estamos.

–¿Trabajar para el cine es otro sueño por cumplir?

–Lo ideal sería hacer lo que hacemos ahora con la música y que aparezca en el cine. Que se cerrase el círculo, este proyecto comenzó por influencias del cine y que vuelva otra vez al él con nosotros formando parte de eso poniéndolo en forma de banda sonora sería perfecto. No sé si tarde o temprano, pero la meta está ahí.

–Si miran atrás, ¿están satisfechos del camino recorrido hasta ahora?

–Sí, hemos puesto mucho de nuestra parte para que esto funcione. Si no nos hubiéramos planteado nunca nada, no hubiera habido un trabajo. Conocemos otras bandas que a nivel musical son la leche, pero no tiene esa estructura de pensar en positivo. Nuestra visión no es vivir de la música, pero sí disfrutar con ello el mayor tiempo posible y para ello hay que creer en el proyecto porque no es un “hobbie”. Lo pasamos muy bien, pero se le echa tiempo.