El colegio Virgen de la Vega de Benavente ha puesto en marcha el proyecto Aulas Saludables, con el que se evalúa la autonomía, innovación, capacidad de respuesta y adaptación del centro a las demandas sociales en situaciones complejas. El proyecto, de carácter multidisciplinar, persigue la creación e instalación en las aulas de monitores-detectores de CO2, “una iniciativa que garantiza que la ventilación se realice con criterios objetivos de seguridad y confort, racionalizando los consumos en calefacción, con los consiguientes beneficios económicos y ambientales”.

El inconveniente es la inversión económica necesaria para dotar a los centros de estos equipos. Es por ello que el proyecto se realiza en varias fases para llevar a un dispositivo compacto con una inversión económica “asumible”.

Uno de los grupos se dedica al diseño y fabricación de la estructura. | E. P.

Uno de los grupos se dedica al diseño y fabricación de la estructura. | E. P.

La iniciativa está coordinada por el departamento de Robótica y Tecnología en el que participan de forma activa los alumnos, que en el marco del aprendizaje-servicio, desarrollan las competencias propias de las áreas de Biología, Cultura Científica, Matemáticas, Física y Química. En la primera fase se analiza y evalúan las tasas de renovación del aire por hora, en función de las dimensiones de la estancia, actividad y edad de los alumnos. “Estos parámetros sirven para fijar el objetivo de concentración máxima de CO2 de cada aula. Con esta información el departamento de Robótica inicia el desarrollo de un monitor de CO2, utilizando los recursos y materiales del aula”.

Los alumnos coordinan su trabajo por equipos. De modo que un grupo de alumnos se dedican al diseño y fabricación de la estructura utilizando las impresoras 3D y, simultáneamente, otro equipo trabaja en la parte de la electrónica y programación.

“El resultado es un dispositivo compacto con una inversión económica asumible, capaz de monitorizar la concentración de CO2 en las aulas, e indicar los niveles de seguridad o peligro, de forma intuitiva y sencilla mediante iconos y código luminoso”, explica el centro escolar.

Dos alumnos trabajando en el proyecto Aulas Saludables. | E. P.

Dos alumnos trabajando en el proyecto Aulas Saludables. | E. P.

Este dispositivo es “versátil” en cuanto a sus capacidades de comunicación. Se desarrolla una aplicación para dispositivos móviles que permite enviar la concentración de CO2 vía Bluetooth y visualizarla en tiempo real. Además, un módulo Wifi integrado en el sistema, permite la interconexión aula-nube, en el ámbito de Internet de las cosas o IoT, “la capacidad de subir la información a la nube y centralizarla en una web, facilita la gestión y control ambiental de las aulas dotadas con este monitor”.

Desde el departamento de Ciencias del centro explican que “si la concentración de CO2 es un indicador de seguridad en relación a la COVID-19, niveles altos de este gas condicionan la capacidad de atención y rendimiento de los alumnos. Otros parámetros como la temperatura, humedad, concentración de compuestos orgánicos volátiles, o la presencia de partículas PM10-PM2.5, relacionados con la calidad del aire en las aulas son monitorizados por nuestro sistema”.