Ricardo López, fotógrafo de Fuentes de Ropel, de Gran Angular, ha sido seleccionado para representar a España en la Copa del Mundo de Fotografía (WPC), junto con los fotógrafos más destacados de la geografía nacional. Ya en 2020 fue nombrado “mejor fotógrafo” de España en la categoría de naturaleza de la FEPFI (Federación Española de Profesionales de la Fotografía e Imágenes). El concurso se encuentra en fase de valoración y entre los días 17 y 19 se anunciará los diez finalistas por categoría y de la Mejor Fotografía de cada categoría. 

—¿Qué trabajo le ha permitido ser uno de los seleccionados a nivel nacional para la Copa del Mundo de Fotografía?

—La foto que presenté es una fotografía de tres ánades en vuelo rasante que hice en la Albufera de Valencia, hace ya unos años, en un viaje familiar y de ocio, con los niños. Estábamos dando un paseo en barca por la Albufera, ya llevábamos viendo un rato los ánades planear por el agua y tomé varias fotos y surgió la magia. En la imagen se ven las ánades equidistantes. En parte fue tomada adrede, pillar a los pájaros en vuelo, quedó súper bien enfocada, muy nítida y había muy buena luz. Además, tuve un problemas de que perdí todas las fotos de esa sesión y de ese viaje porque se me estropeó el disco duro y entre las fotos que recuperé estaba esa.

—¿Qué sensaciones tiene frente a este reconocimiento de su trabajo?

—Llevo ya 20 años dedicándome a la fotografía y la verdad es que se recibe con mucha emoción, ilusión y con mucha responsabilidad también.

—¿Qué cree que hace que una fotografía sea buena?

—A nivel artístico puede ser una fotografía muy bonita como la de los patos, puede ser fotos espectaculares, o para decorar, que estén súper bien iluminadas ... pero para mí el verdadero valor de la fotografía es el recuerdo, es la captación del momento, del instante. Que las fotos ganen valor con el paso del tiempo y emocionen al recordar el momento.

—¿Qué expectativas para esta Copa del Mundo?

—Tengo mucha fe en el equipo que tenemos. Con muy buenos profesionales, muy reconocidos en los diferentes ámbitos y fotografías. El equipo gana valorando todas las fotos de todo el equipo y me parece que hay posibilidades.

—Dice que lleva 20 años ya dedicándose a la fotografía, ¿cómo fueron los comienzos?

—Comencé trabajando con mi amigo Juanjo de Benavente, empecé de ayudante en las bodas y me fui aficionando un poco más a la fotografía social, que es la ahora mismo hacemos. Ahora es a lo que me dedico y me encanta y me apasiona.

—Aunque es de Fuentes de Ropel, hace tiempo que reside en la Granja de San Ildefonso donde tiene un negocio de fotografía familiar.

—Yo soy de Fuentes de Ropel de pura cepa pero es cierto que también me siento de la Granja donde estoy desde 2004 y donde con mi mujer montamos un estudio y también un poco de Asturias, que es de donde es mi mujer.

—¿En el último año cómo ha repercutido la pandemia en su trabajo?

—Ha habido momentos de bajón total y de casi tirar la toalla y momentos de venirte arriba y luchar, pelear, reinventarse, que es donde estamos ahora. Estamos peleando porque se nos han caído todos los eventos de bodas, comuniones y demás y eventos con el Parador. Pero ahora estoy haciendo fotos en obras de construcción, trabajando más fotografías del estudio, fotografía infantil. Estamos buscando nuestro camino dentro de lo que nos deje la pandemia.

—¿Es fotógrafo de profesión y también por vocación?

—Yo creo que sí porque lo descubrí tarde, con 17 o 18 años pero estaba destinada para mí.

—¿Cree que la cámara ha cambiado tu mirada?

—Sí, por supuesto. Me cambia día a día con fotos que voy viendo, con profesionales que vas descubriendo. Pero te cambia la forma de mirar porque aunque vaya sin cámara voy viendo fotos, es inevitable.