Eutimio Fernández, conocido por sus vecinos de Cunquilla de Vidriales y de toda la comarca de Los Valles como ‘Timi’, se encarga de la guitarra, el bajo y las voces en el grupo de rock y metal Zumo de Cebada, fundado en 1992. Hoy en día, casi 30 años después, sigue compaginando las labores de producción de un quinto álbum para el grupo con su otro trabajo, los viñedos y la agricultura. Conocedor de la situación de ambos sectores, tiene claro, como agricultor, que la vinicultura está sufriendo las consecuencias del cierre de la hostelería. Por otro lado, como músico, también sabe que la música ha cambiado mucho de un tiempo a esta parte y, aun así, la esencia de Zumo de Cebada se mantiene intacta, por mucho tiempo y músicos diferentes que hayan pasado por la formación.

—El sector del espectáculo es uno de los más perjudicados por las medidas contra la pandemia. ¿Cómo ha afectado esto a la situación del grupo?

—Ya teníamos un par de festivales cerrados que se nos han ido. Un grupo como el nuestro no hace un número exagerado de conciertos, entonces algo así nos afecta mucho. Los que peor están son los músicos que se contratan por uno o dos días, es decir, por conciertos, que a lo mejor cobran 50 euros por actuación. Esos son los músicos que más perjudicados van a quedar. Igual pasa con los que viven del teatro. Hacen sus actuaciones cuando pueden, pero nadie se acuerda de ellos.

—¿Hay nuevos proyectos a la vista?

—Siendo un grupo como el nuestro, que llevamos tantos años, pues no queremos estar parados. Siempre hay nuevos proyectos. Estamos preparando nuevos temas para sacar otro disco. Ahora eso sí, una banda que está trabajando en un nuevo disco, o preparando nuevos temas tiene que tocar en directo para poder subsistir y que todo tenga algo de sentido. Si no, lo tendríamos muy mal.

—¿La actividad diaria del grupo, por ejemplo, los ensayos, se ha visto detenida durante la pandemia?

—Nosotros no vivimos únicamente de la música, entonces como grupo te frena bastante. Ahora mismo no estamos pudiendo ir a ensayar. Individualmente vamos trabajando, pero se nos alargará poder grabar un disco. Además, no hemos recibido ningún apoyo de las administraciones.

—Aun así, siempre hay gente que valora su trabajo y les apoya.

—Sí que es verdad que hay algunos pueblos y festivales que se portan bien. La mayoría de Ayuntamientos siempre nos han ignorado bastante. Después llevan a tocar siempre los mismos grupos. En ciudades como Zamora o Benavente tienen su círculo montado y son ellos los que año tras año están ahí. Nosotros nos hemos ido manteniendo a base de estar ahí. ¿Reconocimiento? La verdad es que muy poco.

—El rock y el metal casi siempre han estado un poco, digamos, ‘marginados’.

—Antes había más grupos de estos que editaban sus propias maquetas en cinta, como se podía. Ahora siempre que cogen a un “grupo de rock”, cogen a uno de estos que hacen versiones de otros grupos, les pagan 6.000 euros y a ti no te quieren pagar una miseria, ni lo que te va a costar todo el material que desplazas. Da igual que a lo mejor tenemos mucho mejor material que ellos, sobre todo de interiores. De exteriores ellos tienen más porque lo que quieren es ruido. No estamos desencantados, porque en nosotros siempre ha confiado un montón de gente. Los discos nos los compran, camisetas tenemos que hacer cada poco porque nos las compran y gustar, gustamos, pero oportunidades no te dan ninguna. Llevamos desde el 92 aguantando y viendo cómo cambia todo en la música. Ahora salen chavales que ya tienen sus estudios de conservatorio, pero si no tienen ese ‘feeling’, de poco sirve. Nosotros tenemos formación de “perros viejos” y tiramos para adelante con lo que haga falta.

—¿Con qué otras actividades compagina cada uno el trabajo con el grupo?

—Cada miembro del grupo tenemos nuestras cosas. Yo, por ejemplo me dedico a la agricultura.

—¿Es fácil compatibilizar las actividades del grupo con las labores del campo?

—Unas veces ensayábamos todos los días, otras dos veces a la semana… Siempre buscas tu tiempo para poder ensayar. Incluso los fines de semana, depende de cómo vaya coincidiendo. Nosotros probablemente seamos uno de los grupos de la provincia que más tiempo nos lleva el ensayo y el trabajo.

—¿Las medidas impuestas contra la Covid se han notado también en las labores del campo?

—Yo creo que se han adoptado pocas. Lo que pasa es que los agricultores hemos tenido que seguir igual. El viñedo está un poco más perjudicado en lo económico. Al no abrir los restaurantes y no hay movimiento comercial, el vino no se mueve y eso sí que nos afecta.

—El futuro, entonces, no es demasiado esperanzador para este tipo de actividades.

—Como esto no cambie, a saber dónde vamos a parar. Imagínate los viñedos, si la gente no bebe vino, qué vamos a hacer. Si las bodegas no venden, todo ese vino se quedará ahí. Cuando se necesite mano de obra en el campo y la gente no pueda venir, pues todos esos productos quedarán ahí.

—¿Cuál es la mayor motivación para seguir adelante con Zumo de Cebada, incluso dado lo complicado de la situación?

—Nuestra motivación es personal. Nos gusta la música y vamos a seguir. No sabemos hasta cuándo, pero llevamos desde el 92 y, aunque han ido cambiando algunos músicos, con los que seguimos manteniendo un gran relación, nunca hemos perdido las ganas. El apoyo que te dan ayuntamientos y demás es de cero, eso está más que claro. Nosotros funcionamos con salas, y sí que es verdad que algunos, solo algunos, ayuntamientos sí que te llaman.

—¿Cree que la respuesta del público seguirá siendo buena, a pesar de todo?

—Todo dependerá de las tendencias que lleve la gente, porque ahora casi todo el mundo prefiere una discoteca móvil antes que música en directo. Recuerdo que hace años no parábamos, que en verano tocábamos a diario. Después entró el ‘bacalao’ y eso tiró un montón de grupos. Como no tocaban en directo, lo dejaron. Ahora ya llevamos un tiempo que parece que ya no nos engañan y ha vuelto la música en directo. A los grupos que nos lo hemos trabajado nos ha tocado sufrir mucho para poder estar ahí y seguir, pero como nosotros no hemos vivido de ello, en ese sentido no nos ha afectado tanto.