“La vida te cambia. No paulatinamente. La vida te pega un giro de 180 grados y pasas de ser una persona muy activa, exigente contigo misma en todos los aspectos, a no poder hacer nada. A tener dolores, a no poder”, asegura una mujer de 46 años de un pueblo de la comarca del Tera, que prefiere permanecer en el anonimato, para explicar qué supuso para ella en su vida diaria padecer fibromialgia y fatiga crónica. Ella ha logrado que un juez reconozca su incapacidad permanente absoluta, algo nada habitual, tras varios años de tramitaciones y cambios a peor en su estado físico y anímico.

De modo que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la sentencia del Juzgado Social número 1 de Zamora que condena al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) a conceder una incapacidad permanente en grado de absoluta para toda actividad, derivada de una enfermedad común, a esta vecina de la comarca benaventana diagnosticada de fibromialgia y fatiga crónica. También lo condena al pago del 100% de la base reguladora de 752,39 euros, más revaloraciones correspondientes, con efectos económicos retroactivos a partir del 14 de mayo de 2019.

Ella tiene un hijo de nueve años “y me cuesta mucho atenderle. Tengo una casa pequeña y últimamente no puedo hacer las cosas de casa. Tengo que dividir la casa para poder hacer las cosas, no puedo hacerlo”.

Reconoce la madurez de su hijo pequeño que ha vivido en primera persona la enfermedad de su madre desde que tenía tres años. “Es agotador. Él lo ha vivido desde los tres años y le hemos tenido que explicar con ayuda del servicio de Orientación del colegio, con tres años, lo que me pasaba. Él veía a su madre tirada en un sofá y no sabía lo que le pasaba”, relata. “Él ha visto la peor parte de mí, él ha visto situaciones extremas y eso le ha hecho madurar mucho. Se preocupa siempre por mí, porque se da cuenta de que estoy mal”, añade.

Esta vecina de los Valles trabajaba de teleoperadora y en julio de 2019, tras un año de baja y continuas angustias, decidió dejar el trabajo. La demanda formulada en el Juzgado de lo Social la presentó el 25 de julio de 2019, tras agotar la vía administrativa previa, y solicitando que se revocara la resolución de la Dirección Provincial del INSS que había negado su incapacidad, y declarara en su lugar a la demandante la incapacidad permanente absoluta o subsidiariamente la total para la profesión habitual.

Fue en mayo de 2019 cuando en base al juicio clínico establecido en el informe médico de valoración se propone no declarar la incapacidad permanente por parte de la Dirección Provincial. En ese dictamen se explica que “no alcanzan las lesiones que padece un grado suficiente de disminución de la capacidad laboral”.

No es la primera vez que esta mujer reclamaba a la administración la incapacidad permanente absoluta. Ya en 2016 lo intentó y el INSS se lo denegó. Desde entonces a su diagnóstico de Fibromialgia y Fatiga Crónica se fueron sumando otras dolencias como estrés, síndrome de la boca ardiente o gastritis antral crónica. “Psicológicamente también he estado muy mal. Pero no puede confundirse con un problema psicológico que es a lo que se agarran algunos médicos. Es algo distinto. Tengo un trastorno ansioso depresivo crónico a causa de la fibromialgia. En mi caso, probablemente tenga psiquiatra para toda la vida”.

El periplo con la enfermedad comenzó para ella en 2014. El primer diagnóstico de la Seguridad Social fue en el año 2016, anteriormente eran de carácter privado. “A raíz de ahí tengo diagnóstico de reumatólogo, psiquiatra y medicina interna”, explica. “

Explica la demandante que el diagnóstico de la fibromialgia y del síndrome de la fatiga crónica no es incapacitante de por sí, sino que lo es en función de las limitaciones que produzca o de las dolencias que la acompañen. En su caso las limitaciones funcionales le imposibilitan cualquier actividad laboral de forma eficiente y conforme a los requerimientos de rendimiento exigibles. Y así se recoge en la sentencia. La sentencia de enero de este año fue recurrida ante la sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia que ratificó lo dicho en el Juzgado de Zamora.

Hace hincapié en el importante papel de la Asociación de Fibromialgia “tanto cuanto comienzas, como durante el proceso. Es básico para poder luchar. La asociación es un punto importante de reivindicación y de estar presentes en las administraciones”, asegura. Lanza también un mensaje de esperanza a los enfermos y hace un llamamiento a los médicos de familia para que “no pongan palos en la rueda”.