El pintor y escritor benaventano, José Carlos Guerra, ha publicado su última novela, “A la izquierda de mi pentagrama”, en la que se adentra en la explicación y comprensión del amor a través de dos personajes principales.

Editada por Círculo Rojo, este es el último trabajo de Guerra, que fue finalista en el Premio Emilio Alarcos (Oviedo, 2007) con la novela “Cuando los perros ladran a la luna”, una narración en la que Guerra recrea un Benavente de posguerra unida a una fabulación de hechos que, si bien no son ciertos, bien pudieran darse en aquel clima de depuraciones y de vendettas.

“La mayoría delas veces perseguimos el amor, buscamos o creemos seguir un camino que a él nos conduzca sin darnos cuenta de que nos equivocamos y de que lo que creemos que es amor no es más que ese espejismo que nos produce la ansiedad, pero también la soledad o la nostalgia. ¿Quién nos marca ese camino o a dónde nos conduce”, plantea Guerra, antes de afirmar que siempre ha creído en la casualidad, “dejando a un lado lo que supone la casualidad”.

Dos personajes le dan pie para sumergirse a lo largo de casi 400 páginas a realizar una disección del amor que une, separa y maneja a sus dos personajes, mientras estos “están ausentes a los acontecimientos”. “Armonía es puro amor, porque el amor es concierto...”, concluye.

José Carlos Guerra, de cuya obra pictórica Antonio Gamoneda escribió que es “gratamente interesante porque, respetando la voluntad de ser testigo y crítico de una realidad recusable no se puede olvidar que esa testificación ha de cumplirse necesariamente conectada a la realidad plástica de este pintor benaventano”, inició su andadura literaria con “Ulises sembró un campo de fresas y fue en octubre”.

Además del ya citado “Cuando los perros ladran a la luna”, es autor de “La reja dorada” y de títulos de próxima publicación como: “Yo, Leonor” y “Un largo y silencioso invierno”, entre otros.