Francisco Altier Fernández, conocido popularmente entre los vecinos de Benavente como Pacolo, es uno de los pintores más conocidos y más prolíficos de la localidad. Es un apasionado de su arte y la pandemia no ha hecho detenerse sus ganas de seguir dejando su impronta en todas las paredes de la ciudad (y más allá) donde se haya colgado parte de la extensa obra que tiene a sus espaldas.

–¿Cómo ha llevado el confinamiento?

–Yo creo que como todo el mundo. Estaba cabreado. En este siglo de avances, que han mandado un robot a Marte y nos esté enviando fotos y muestras del terreno de Marte, y que luego un virus nos tenga a todos encerrados. Además, esta enfermedad no se trata igual que otras. Con el sida, por ejemplo, no parecía importar tanto. En fin, muy cabreado con la raza humana y con los responsables, que están cobrando dinero para nada.

–Durante los meses que duró el confinamiento, ¿su producción se ha visto detenida?

–No. He seguido pintando, lo que pasa es que te cansabas de todo. Te cansabas de la tele, de leer y de todo. Yo estoy solo en mi casa, pero imagínate otros con cuatro o cinco personas en pisos de estos que son como una caja de zapatos, en viviendas oficiales. Yo me pongo en su lugar. Aun así, es muy duro. Personalmente, lo pasé mal.

–Si tuviera que representar en un cuadro la situación actual, ¿cómo lo haría? ¿Qué sería lo que más destacaría?

–Al rey emérito con una bolsa de basura, como hacían en Marbella, y corriendo. Y también Pujol y toda la gente así. Haría una tira cómica.

–¿Cree que la pandemia ha influido de alguna manera y ha motivado cambios en su forma de ver el mundo?

–Últimamente la gente está muy distraída. Ya no hay mucha ideología. El único sistema válido es el económico y que la gente desempeñe bien la labor por la que le pagan. Y el dinero tiene que dedicarse a lo que tiene que dedicarse, no a llenar las arcas de un grupo de amigos que hacen un partido político. Estamos en un monopolio capitalista.

–La pandemia ha hecho detenerse a todo, pero el arte no puede parar. ¿No es así?

–En el arte hay grandes creadores, pero a veces es un mercado. No todo el que vende arte o es artista es porque realmente lo es, sino porque lo compran. Es como un Monopoly. El que llega a la casilla final, a veces es por su trabajo y otras veces es porque tiene los dados trucados.

"Hay una monotonía, pero si te lo tomas como un aprendizaje se hace más llevadero"

Francisco Altier - Pintor

–De todas sus obras, ¿cuál es la que más orgullo le hace sentir?

–Yo todas mis obras las hago con cariño. También hago encargos, pero me da igual. Siempre lo hago con mucha pasión. A veces no me acuerdo de lo que he pintado ya. Hay gente que me dice “oye pues vi un cuadro tuyo por ahí”. Me lo tienen que recordar. Yo prefiero que quede ahí. No tengo ni fotos ni nada. El recuerdo está bien, pero no se puede vivir con esa mochila.

–¿Qué necesitaría una persona que quisiera iniciarse en el mundo de la pintura?

–Hay gente que tiene mucho ego a veces. La gente se lanza con lo que tiene. Está bien trabajar con buenos materiales y tener fuerza de voluntad.

–¿Qué le diría a esa persona que quiere introducirse en este mundo?

–Lo más importante es que te guste lo que hagas, aunque no le guste a los demás. No le puedes gustar a todo el mundo.

–Lo más importante es que te guste lo que hagas. A partir de ahí, todo es desarrollarse como pintor de una u otra manera, ¿verdad?

–Sí, desde luego. Eso es la máxima, con lo que hay que ir por delante. Tú pintas algo que a ti te gusta, aunque sea un encargo.

–Claro, aunque sea un encargo, luego cada uno le da su toque personal.

–Efectivamente. Son tres colores, es un modelo, el que tú quieras y luego lo deformas como tú quieres. Puedes hacerlo abstracto, o como quieras. Lo importante es tu forma de ser y de expresarte.

"Me da igual hacer encargos, siempre lo realizo con mucha pasión y mucho cariño"

Francisco Altier - Pintor

–Un artista en general o, como es este caso, un pintor, ¿puede tener una idea sobre qué va a ser lo próximo en lo que va a trabajar o cuál va a ser el siguiente paso?

–No. Eso es imposible. A lo mejor tienes algún contrato o cualquier cosa, pero el futuro no tiene que importarte porque no se sabe. A lo mejor mañana estamos todos muertos. Esto parece una película de zombis. Yo ya me he comprado la katana. El futuro se puede tener en cuenta, pero tampoco hay que obsesionarse porque no lo vas a saber. Lo puedes gestionar o averiguar, pero hay muchas condiciones. ¿Quién iba a imaginar que Donald Trump iba a acabar de presidente de Estados Unidos?

–Ha comentado que a veces el recuerdo puede suponer una carga y que el futuro no debe importar. ¿Hay que quedarse con el aquí y el ahora?

–Sí, pero bueno. El pasado siempre se incluye, aunque sea en el subconsciente. Por ejemplo, tú pintas un árbol, y al ver el siguiente tú sabes que ya has pintado uno. Sabes cómo lo has pintado, vas más rápido, no lo quieres igual... Todo eso queda en el subconsciente, como ya has pintado uno. Lo importante es avanzar un poco siempre, aunque a veces es complicado. Hay que aprender algo más todos los días. Por ejemplo, hay que aprender a no ser repetitivo. De todas formas, siempre dejas un estilo, una huella, y hay gente que te lo reconoce y eso está bien.

–¿Se puede llegar a terminar un cuadro, o un proyecto, que piense “no me está gustando”?

–Nunca lo acabas. El tiempo es el que marca el fin y el principio. Puede venir la casera, o el banco y claro, hay que acabarlo. Nunca sabes tampoco cómo vas a acabar. En el mundo de la pintura, empiezas y puedes tener una ligera idea, pero hace falta algo más. La pintura, además de ser una habilidad, la puedes ejercitar durante el tiempo. Aparte de eso, hace falta mucha cabeza, pensar realmente lo que vas a hacer. Lo malo de los pintores es que como pensamos, perdemos. El que piensa, pierde.

–Entonces, podemos decir que lo fundamental es aprender algo todos los días, ¿no?

–Siempre se aprende. En todos los oficios. Hay una monotonía, pero precisamente por eso, si te lo tomas todos los días como un aprendizaje, se hace mucho más llevadero. Si ya es mecánico, si eres un robot, lo haces todo por hacer. Habrá gente que le funcione para determinado trabajo, que lamentablemente en la actualidad hay muchos trabajos de este tipo. Fundamentalmente el trabajo te tiene que entusiasmar.