Alexandra Peláez Ouro es una joven de 21 años originaria de San Pedro de Ceque, y que desde hace varios meses trabaja para enterrar y hacer olvidar los tabús y los prejuicios que impiden a muchas personas vivir libremente su sexualidad. Futura maestra de Educación Primaria y musicoterapeuta, amante de los animales (y de sus dos gatos) y del rock, casi se la puede considerar una “artista multidisciplinar” por su talento para cantar, bailar o tocar el piano. Tiene claro que hay mucha gente que tiene que quitarse la venda de los ojos para poder empezar a vivir su vida libremente, apartando los prejuicios.

–La primera pregunta tiene carácter obligatorio. ¿Cómo surge la idea de crear, primero, La Maleta Juguetona de Álex y después Alsex?

–Buscando trabajo vi que había un anuncio de que necesitaban asesoras y vendedoras de La Maleta Juguetona que es una página como Avon. Y dije: “bueno, si me puedo sacar un dinerillo, aunque no sea a jornada completa, pues bien”. Y luego vi que me iba bien y decidí montar mi negocio propio.

–Dejando a un lado las ventas propiamente dichas, que eso es lógico, y yendo un poco más allá a algo más, digamos, profundo, ¿cuál es el objetivo principal de Alsex?

–Pues el objetivo principal es enterrar los tabús, que esta sociedad está llena. Y también resolver dudas y que la gente pueda hablar sin tapujos.

–Además de la tienda con todos los productos, las ofertas y demás, ¿qué podemos encontrar en su página?

–Tengo el “Aula Alsex” que es un blog con mucha información con dudas sobre sexualidad, productos…

–Entonces entendemos que Alsex tiene una finalidad didáctica, para ayudar a las personas con todas las dudas que puedan tener sobre sexualidad, ¿no es así?

–Sí, así es.

–Para que quede todo un poco más claro, ¿podría explicar cuál es el funcionamiento en general de Alsex?

–Pues tengo la página como tal, tengo el Instagram y el Facebook para promocionar los “ofertones” semanales, que es que cada semana hago una oferta de alguno de los productos más vendidos e intento sacar un poco de rendimiento con eso. Todas las semanas subo un artículo al blog y la oferta semanal. Todo es con un envío discreto, pagos por Bizum, por transferencia y demás y es muy sencillo todo.

–Internet permite abarcar un área de terreno muy grande. ¿Recibe pedidos de muchas partes de España?

–De momento tengo que ganar difusión. Estoy hablando con influencers, y me estoy encontrando con muchas trabas para promocionar la página porque la consideran de “contenido adulto”. Necesito todavía promocionarlo un poco. No me he movido más lejos de Valladolid enviando un pedido y en Asturias alguno también.

–Siendo de San Pedro de Ceque, ¿cree que es muy difícil emprender en el mundo rural?

–Como esto es en Internet, al fin y al cabo, el tema del mundo rural es diferente. Yo también hago reuniones de tuppersex y normalmente vivo en León y claro, ahí es mucho más fácil. Como todo lo demás va por Internet, no creo que el mundo rural sea una traba. El mayor obstáculo son los tabús que hay ahora mismo. Los bancos no me permiten el pago con tarjeta por contenido adulto y las redes sociales no me dejan promocionarlo por la misma razón. Esa es la mayor traba que tengo.

–La situación actual está afectando a todos los niveles de la sociedad. ¿Cómo ha vivido su negocio el confinamiento y todo lo que ha venido después?

–Pues he empezado justo durante la pandemia, entonces no sabría decirte muy bien.

–Según tengo entendido, además de tener Alsex, también está estudiando. ¿No es así?

–Sí. Estoy estudiando Magisterio y también en el conservatorio de León.

–Eso son muchos frentes abiertos. ¿Es complicado compaginar el negocio con los estudios?

–De momento no. Yo es que no llevo muy bien tener tiempo libre. Siempre tengo que invertirlo en algo. A lo mejor llego a casa y en vez de ponerme a leer me pongo a meter productos a la página o a trabajar en ella. El caso es ser constante y echar un rato todos los días.

–El futuro para negocios como este podríamos decir que es esperanzador, porque se basa en cosas que la gente va a seguir haciendo y cada vez la sociedad avanza y se van enterrando más tabúes, ¿no?

–Yo creo que sí. La gente, una vez que empieza a probar lo más pequeño como puede ser un lubricante, le va picando el gusanillo y, al avanzar la sociedad un poco más en estos temas, se van abriendo más. Me estoy encontrando con mucha gente que se cierra demasiado, pero luego yo le digo: “vale, no te voy a vender un vibrador, pero te voy a vender un lubricante efecto calor”. Entonces es a partir de ahí cuando va entrando la curiosidad y empiezan a querer más. Creo que, poco a poco, va a ir bastante mejor.

–¿Cree que la mentalidad en ciudades como León está más abierta que por los pueblos o, por el contrario, no hay diferencia?

–No te creas. Es más que nada el tema de los prejuicios, el comentarlo en la calle. Me da igual una persona de pueblo que una de ciudad. Por Internet sí te lo piden, pero cuando tienen que hacerlo a la cara o delante de gente sí que se cortan.

–Según tu criterio, ¿qué le diría a una persona que se guiara por esos prejuicios y mostrara cierta reticencia ante un negocio como este?

–Que el amor es libre, el sexo es libre y me da igual solo que acompañado. Siempre vas a encontrar cosas nuevas para hacer. Caer en la monotonía es lo peor que puedes hacer.

–Ahora desde un punto de vista más empresarial, ¿qué le diría a alguien que quisiera arrancar su propio negocio?

–Pues que pusiera toda la carne en el asador, la verdad. Sin miedo. Un proyecto que falla, pues mira, falló. Nunca sabes si va a fallar o va a seguir adelante. Si tú le pones ganas, a lo mejor no es el proyecto más grande del mundo o la mejor empresa del mundo, pero te aseguro que amortizarlo, lo amortizas.