"Para quienes vienen a visitarnos de otras partes de España, además de un buen susto, es como una especie de símbolo: Querido viajero, acabas de salir de una red de autovías modernas que te conectan directamente con Copenhague y has entrado en una zona subdesarrollada, así, de repente. ¡Qué pobre sigue siendo Zamora!, dicen familiares y amigos. Nosotros insistimos en que no, que no es pobreza, que es dejadez..."

Pascual Gallego Rodríguez escribió de esta guisa a la Diputación Provincial de Zamora en marzo de 2017. Para esas ya llevaba años porfiando por el mal estado de la salida 4 de la Autovía A-52 (Vigo-Benavente). Tal es así que ha escrito a todas las administraciones: Estado, Junta de Castilla y León y Ayuntamiento confiando en que el socavón (aunque no es uno solo) del acceso pudiera ser reparados.

A fuerza de relatar la situación en escritos y emails, Gallego ha pulido la descripción. "Situémonos en la A-52 (Vigo-Benavente). Tomamos la salida 4 (Manganeses de la Polvorosa-Villabrázaro). Una vez hemos abandonado la autovía torcemos a la izquierda para dirigirnos a Manganeses. Recorridos unos 300 metros, nos tropezamos con un socavón insalvable, que nos obliga a frenar en seco y a pasar con mucho cuidado".

En marzo de 2017, Pascual Gallego daba cuenta a esta y a otras administraciones que el acceso llevaba en muy mal estado desde hacía 15 años "que ya se dice bien". El pertinaz vecino reconoce en esa comunicación que es cierto que en una de las direcciones, la que va desde Manganeses hacia el acceso de la autovía, "alguien tuvo a bien colocar entonces, hace 15 años, una señal que indica lo penoso del firme". Sobre este hecho reflexiona en varios escritos. "Uno piensa que este tipo de señales son provisionales, que durarán en su lugar unos meses, mientras se remedia un problema serio del que ya se tiene noticia. Para nada. Ahí siguen la señal de peligro y la grieta de 9 metros de anchos y casi 2 de largo. Desde el Ayuntamiento informan de que no pueden hacer nada más que dar aviso y que ya lo han hecho hace años...".

Inasequible al desentendimiento constatado por las respuestas de todas las administraciones. Pascual Gallego ha vuelto ahora a la carga. Esta vez de forma pública, y consciente de que solo el conocimiento general (aunque el estado del acceso en general es conocido hace años) o una resolución de la investigación abierta por el Procurador del Común, podrá poner fin al mal estado del vial.

De todas sus cartas y correos electrónicos, Gallego ha llegado a determinar como "hechos probados" extraídos de las respuestas que "La carretera no es del Estado, ni de la Junta, ni de la provincia de Zamora. Ninguno de ellos se siente responsable y todos escurren el bulto". En segundo lugar, "el Procurador del Común tiene abierta una instrucción para aclarar la titularidad de la vía, pero desconozco en qué momento está". En tercer lugar afirma que "ya se sabe que se trata de un camino rural asfaltado del Ayuntamiento de Villabrázaro, cuyo alcalde, ala parecer, está al tanto desde ha tiempo y explica que no interviene por problemas formales en el diseño de los presupuestos municipales..."

No sin razón, y con independencia "de cómo se resuelva el asunto", el vecino considera "muy extraño que una autovía pueda conectar directamente con un camino rural". "Seguramente en el momento de construirla, esta debería haber incluido obras mucho más complejas, hasta conectar con la carretera más próxima, y haber cambiado la categoría y la titularidad del tramo de conexión". "A esta incómoda pregunta nunca me han dado respuesta", explica.

En abril 2019, después de que la Dirección General de Carreteras le diera esperanzas de solución, Pascual Gallego respondió con un nuevo escrito . "La ilusión que despertó en mí su rápida y diligencia respuesta se ha ido desvaneciendo en estos 18 meses. Mi hijo nació un año después de que el bache apareciera y el pasado mes cumplió 14. El agujero sigue ahí, ya sin brea, sobre la tierra, aún más pronunciado y peligroso que entonces, de lado a lado, mientras las ramificaciones de la Administración se tiran la pelota unas al tejado de las otras", lamenta temiendo que tenga que producirse un trágico accidente.