Un paso más hacia la normalidad. Apenas media docena de establecimientos hosteleros han optado por subir la persiana en la primera jornada de la fase 1 en Benavente. Incertidumbre, prudencia y expectación son algunas de las palabras más repetidas en la mañana de ayer en pleno centro, donde dos bares han optado por montar sus terrazas para atender al público. El Regional D.O. es uno de ellos, y el 5ª Avenida el otro. Ambos ubicados uno frente al otro aunque con suficiente espacio para desplegar las terrazas a su antojo. "Hay que empezar de alguna manera y vamos a ver cómo responde la gente", explicó Raquel Beitia, de la 5ª Avenida. "Hay algunas personas que les tenemos que recordar que no se puede entrar en el bar o que tienen que esperar a que limpiemos las mesas y sillas para desinfectar. Pero estamos funcionando bien para ser la primera jornada".

Desde las ocho de la mañana también el Regional se puso en marcha en una mañana en la que lo más demandado ha sido el café. "La gente está respondiendo bien, al menos en este día y estoy contenta. Hay que ver ahora cómo vamos trabajando otros días".

Otros bares de distintos puntos de la ciudad como el Bode o el de las Pavas también se animan a dar este paso, aunque la mayoría de los establecimientos hosteleros esperarán a la fase 2 para ponerse en marcha de nuevo.

El sector hostelero también se va moviendo por la comarca de Los Valles donde los bares y restaurantes van recuperando la actividad aunque son pocos los que dan ese paso. En Manganeses de la Polvorosa está en funcionamiento del bar de los jubilados y el ITA también tiene previsto abrir; el único bar de Villanueva de Azoague también levanta la persiana. En Fuentes de Ropel abre el bar restaurante La Alegría, que ya permite reservar mesas; el bar Pema con despacho de Loterías y también el bar Flamenco. Mientras que en Olmillos ha optado por abrir el bar In Alice.

Otro cambio que llega con la fase 1 es la apertura de la biblioteca pública en Benavente. "Hemos tenido mucha gente hoy", explicaba la directora de la biblioteca, Mari Jose Pérez. Las puertas de la Casa Solita abiertas de par en par para evitar tener que tocarla para entrar o salir de ella. Allí, a la derecha una caja alberga los libros que los usuarios van dejando para pasar a la cuarentena de catorce días. Las trabajadores reciben a la gente que previamente ha concertado su cita a través de una mampara y protegidas con mascarillas.

"Dos meses sin poder venir por la biblioteca", lamentaba un habitual lector que salía del centro con un libro recomendado por la directora. "Siempre leo lo que me dan. Tengo una biblioteca en casa, y he estado releyendo libros pero estaba deseando venir a por otras publicaciones para disfrutar de ellas", aseguraba.