El Ayuntamiento de Benavente ha habilitado un servicio de apoyo psicológico dirigido a las víctimas de violencia de género, pero también a la población en general. La psicóloga María del Carmen Rodríguez explica en esta entrevista cómo está funcionando el servicio y que pautas son recomendables seguir estas semanas de confinamiento.

-El Ayuntamiento ha establecido este servicio en un momento especialmente difícil. ¿Cuál es su función y como está desarrollándose el servicio?

-Mi función, en estos momentos se enmarca en la atención psicológica vía online, telefónica o Whatsapp a mujeres que llaman pidiendo ayuda porque se sienten agredidas física o psicológicamente por su pareja. Se les da acogida psicológica y apoyo emocional inmediato, se les ayuda a posicionarse y se les motiva a tomar una decisión y pasar a la acción acompañándolas en esa toma de decisiones. Cada caso es singular y único.

--¿Cree que la COVID-19 está sacando a la luz más que nunca la necesidad de la psicología?

-Indudablemente. Solo tenemos que fijarnos en los mensajes que nos lanzan los spots publicitarios televisivos que hacen mención al coronavirus, y al estado de alarma y confinamiento. Todos están basados en protocolos que, desde el minuto cero de este confinamiento, se han elaborado y publicado en las páginas web de los Colegios de Psicología de cada Comunidad Autónoma de España. Existen consejos psicológicos y recomendaciones elaborados con todo rigor para abordar y dar soluciones válidas, eficaces a cada una de las situaciones emocionales posibles que podamos vivir a nivel individual, familiar y social en esta cuarentena.

--¿A qué problemas nos enfrentamos en estos días de confinamiento con carácter general?

-La perdida. La pérdida de nuestra rutina, de nuestro trabajo como lo hacíamos ayer, de nuestras relaciones, de nuestra vida cotidiana... El hombre es un ser de hábitos, de costumbres y las hemos perdido casi todas. Nos levantamos y no sabemos qué hacer. Tenemos que improvisar nuevas rutinas y otras se nos imponen, como el trabajar y estudiar desde casa. Muchas restricciones que atentan a nuestro arraigado derecho de libertad y, sobre todo, constantemente sentimos un halo de miedo circundando nuestras cabezas. Los valores han cambiado drásticamente. O quizá no es que hayan cambiado, pero si hemos tenido que replantearnos cuáles eran en nuestra cotidianeidad, los valores que estábamos practicando.

--¿Convivir en espacios reducidos, con niños y sin poder salir? ¿Qué hay que hacer para sobrellevarlo?

-Me gusta tomar como idea que estamos en guerra y como tal hay que hacer un poco vida de campaña, con horarios rigurosos y actividades muy variadas. No quiero parecer espartana, pero tenemos un enemigo común, el Covid-19 y un objetivo claro, destruirlo. Los niños responden muy bien a este concepto, claro y conciso. Por otro lado, además les conviene seguir las rutinas aprendidas: hora de levantarse, hora de desayunar, hora de deberes, hora de... Se les maneja mucho mejor porque, por su naturaleza, los niños necesitan límites y hábitos. Cuanto antes los adquieran mejor para todos. Y, dentro de esos hábitos dar una pincelada de creatividad y mucho humor. Resumiendo: buen descanso, adquisición de hábitos, alimentación saludable, tiempo para la creatividad (dibujo, música, juego: en todas sus vertientes) y ejercicio físico.

--Hay muchas personas residiendo solas y no todas tienen el mismo estado de ánimo. ¿Qué les recomienda?

-Creo que todos tenemos que sentirnos parte de un todo comunitario. Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad y, como dije antes, un fin común: vencer al Covid-19. Ese sentido comunitario nos baja la ansiedad y nos da algo por qué luchar. Y, por otra parte, debemos vivir en el presente. Si nos vamos al pasado nos deprimimos, si nos imaginamos el futuro nos angustiamos. El presente es lo que vivimos. Vivámoslo. Hasta ahora lo hemos hecho bien. Y seguiremos haciendo lo correcto, no solo por miedo a contagiarnos sino porque así protegemos a los demás, a las personas más frágiles.

-Para estas personas, sobre todo mayores, que viven solas ¿es conveniente tener un conocimiento desmesurado de información, que mayormente está siendo negativa? ¿Qué alternativa propone?

-Nuestros mayores han superado muchas dificultades; quizá tengan su fuerza física diezmada por los años, pero su entereza y fuerza moral es envidiable. Mi abuela, ante esta situación, creo fehacientemente que no se amedrentaría. Vivió en la posguerra y, todas las vicisitudes que atravesó para sacar su familia adelante la curaron de espantos. Tengo a mi alrededor personas mayores que si penan es por sus seres queridos, no por ellos mismos. Con respecto a la avalancha de información que recibimos, creo que ellos, nuestros mayores, nos pueden enseñar a filtrar lo que es importante de lo que es superfluo. Cuando algo no les interesa o les cansa, cambian de canal tranquilamente. La sobreinformación, evidentemente, nos genera mucha ansiedad y es primordial tener la mente ocupada en actividades que no nos dejen pensar y dar vueltas constantemente sobre el tema. Es muy aconsejable elegir un informativo fiable y a una hora determinada, preferiblemente durante la primera mitad del día. Por la noche se quedará pululando en nuestro cerebro y nos dificultará el sueño.

--Con poco o más espacio en las casas, una convivencia en confinamiento puede generar conflictos ¿Cómo se pueden evitar y resolver?

-La situación de confinamiento en casa durante varios días puede generar mucho malestar psicológico, es cierto, pero los conflictos no se generan por el confinamiento. Si hay problemas de relación en el seno de la familia, el confinamiento puede resolver algunos y agravar otros, depende de la naturaleza del conflicto. El confinamiento favorece en ocasiones la comunicación y ésta a su vez concede oportunidades a la resolución de conflictos. Esto lo estoy constatando en el seguimiento de mis pacientes estos días. Un truco: ayuda mucho hacer un "acuerdo de paz", en el que cada miembro de la familia se compromete a colaborar. Todos se apoyarán y se esforzarán en hacer la convivencia más llevadera durante este confinamiento. También la situación de maltrato y violencia existen previamente. Pero el confinamiento ha encerrado a las víctimas con sus maltratadores y se agrava la situación porque hay más horas de convivencia. Se unen dos "pandemias": la COVID-19 y la violencia machista.

-¿Qué puede hacer una víctima que convive estos días con su pareja para evitar el conflicto?

-Pues llamar a los teléfonos de Apoyo Psicológico Inmediato 682 916 136 y 682 508 507. Al otro lado estará una voz profesional amiga que le escuchará y validará sus emociones. Pero, si una mujer se siente en peligro, desde el Ministerio de Igualdad se recomienda a la víctima que abandone su domicilio y que busque ayuda a las fuerzas y cuerpos de seguridad. No contará con una sanción por salir a la calle, pues es una emergencia.