El castillo de Benavente, el más majestuoso de Castilla según los viajeros ingleses, era magnífico, pero más pequeño de lo que se creía. Ocupaba en realidad media hectárea de terreno aproximadamente y allí donde siempre se creyó que se ubicaba la plaza de armas se alzaba en realidad un aljibe. La anterior miraba hacia al Oeste en una suerte de amplio mirador hacia la vega del Órbigo, cuyo cauce abastecía de agua a la fortaleza. Hacia el Este, el callejón de Santiago era realmente un estrecho espacio abierto de salida hacia la Puebla de Sanabria.

Todo esto y mucho más se desconocía hasta hace apenas tres meses cuando "un amigo desconocido", José González Grijalba, a la sazón miembro de la Asociación de Amigos del castillo de Miranda de Ebro, envió al Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo" una imagen de baja resolución de un plano de la fortaleza de Benavente.

El CEB estaba enfrascado en la publicación de un nuevo libro sobre el alcázar de los Pimentel, "Elogio de un fantasma. El castillo de Benavente", que recogía toda la iconografía recopilada hasta el momento. Había entrado en imprenta en septiembre y a finales de octubre estaba previsto que la edición viera la luz y comenzara a distribuirse cuando se produjo la comunicación.

"No podíamos sacar el libro sin ese plano, ni esquivar, defraudar o hurtar a nuestros socios y lectores una imagen tan fundamental", explica el autor del libro y presidente del CEB, Fernando Regueras.

Ledo del Pozo paró la impresión y envió un correo a sus socios explicando el importante hallazgo y anunciado la posposición de la edición del libro a la espera de incluir un plano inédito sobre el castillo benaventano. La comunicación de José González, que desinteresadamente y sin contactos previos había puesto sobre la pista del plano a Ledo del Pozo, resultó tan azarosa como providencial. El plano se encontraba en los Archivos Nacionales franceses y, como se supo enseguida, estaba acompañado de una memoria. Ledo del Pozo hizo las gestiones para obtener una copia inmediata y añadir ambos documentos como addenda a la publicación.

Napoleón llegó a Benavente el 30 de diciembre de 1808 y rápidamente encargó al coronel Blein que evaluará los costes de la reparación de la fortaleza para dejar una guarnición de 500 hombres. "El Emperador ordena que se haga del Castillo de Benavente un buen puesto donde 500 hombres puedan mantenerse durante tres meses y que se establezcan allí en consecuencia almacenes de víveres, de vino, de artillería, hornos y hospitales para dicha guarnición", dice la memoria redactada por Blein. El oficial elaboró el plano a escala 1:500 y la memoria en apenas unos días y cifró los trabajos en 24.000 francos. La reparación nunca se hizo.

"Era una gran suma para la época. Posiblemente por esto no se llevó a cabo la reforma. El 17 de enero el castillo ardió. Lo más lógico es pensar que, dado que no podían protegerlo, lo quemaran para que nadie pudiera utilizarlo. El castillo ardió durante quince días", explica Regueras.

El trabajo del coronel Blein se conservó y en el lugar en el que pasó unos días en enero de 1808 podrá conocerlo tres siglos después. Ledo del Pozo recibió el libro el pasado viernes. El parón de máquinas de octubre ha permitido incluir una addenda con el plano y la memoria traducida. Esta última se divide en tres partes: "Una breve descripción de la fortaleza, a lo que aluden las letras mayúsculas de la planimetría; los medios de defensa requeridos para adaptarla a su nuevo destino con la adición de nuevos bastiones, en minúscula en el plano; y una valoración aproximada de los trabajos y gastos", detalla en el texto el autor del "Elogio de un fantasma".

"Desde el siglo XV teníamos información del castillo y desde el XVIII dibujos, acuarelas y grabados. Pero no había un plano en planta como el que realizó el oficial de ingenieros francés".

El plano y los dibujos, aguatintas, acuarelas, grabados y fotografías, todo el material en conjunto, se han convertido en piezas de un puzle que ahora encajan. "La importancia de este plano es que permite saber dónde estaba cada parte y en la actualidad permite, en caso de cualquier intervención, saber en qué zona del castillo se está actuando. Del castillo ha desaparecido lo construido hacia arriba pero no lo que está debajo y es de suponer que allí se encuentran las galerías subterráneas que conducían hacia el Órbigo. Esto tiene un gran potencial turístico para Benavente", indica Fernando Regueras.

El CEB Ledo del Pozo celebró ayer su asamblea general y la publicación del libro con este hallazgo. Puede ser el principio de más hallazgos. "Tiene que haber más información en los Archivos Nacionales franceses. Hay que seguir explorando", apostilla el presidente del CEB.